Hoy estrenamos equipación.
La verdad es que han quedado muy chulas y no porque las anteriores no lo fuesen sino porque realmente creo que lo son y, porqué no… tal vez al ser nuevas siempre se vean las cosas con otros ojos.
En el parque estábamos puntuales: Guillermo, Chelu, Diego, Cesar, Bauti, Patxi, Jarauta, Carlos, Samuel, Roberto y yo, Iñaki.
Da gusto vernos a todos uniformados con nuestras nuevas y flamantes equipaciones.
Salimos hacia la estación de tren de Murchante (tarazonica) para internarnos en el Saso.
Cruzamos la carretera de Ablitas-Tudela y pedaleamos junto al recinto de las vacas de Arriazu, con el torreón de las Bodegas de Pago de Cirsus a nuestra izquierda vigilándonos de sde lo alto. Impertérrito ante nuestro paso (solo faltaría…).
Cruzamos la carretera Ablitas-Ribaforada por la puerta de las bodegas para enlazar con la pista que parte frente a ésta.
Alguna subida y tobogán después, estamos bajo El Buste.
De unas pistas pasamos a otras, y vamos rodeando la meseta por la izquierda (vista desde Murchante), para pasar por la estanca de Borja, una serie de granjas de cerdos, siempre por buena pista. Ha pasado una hora y media desde que salimos del parque y estamos en Borja, quitándonos ropa (menuda mañana para andar en bici).
Minutos después estamos abandonando Borja en dirección a Moncayo, ya en el track de la ruta de la Garnacha.
El terreno es un falso llano que no pica y el grupo va compacto, pero esto durará poco.
Varios kilómetros más adelante, giramos a la derecha y empieza el ascenso.
Al principio suave, la ascensión de varios kilómetros no se atraganta, pero llegados a la cantera, la cosa cambia. Las rampas se hacen verdaderamente duras y toca apretar dientes.
Arriba esperamos para agruparnos.
Continuamos por pista un kilómetro para dejarla y entrar en un estrecho sendero que desemboca en una nueva pista.
Tras unos cuantos toboganes llegamos al santuario del Buste (ecce homo´s home). El lugar es perfecto para recargar agua y proseguir.
El ascenso continúa por una pista entre pinos, suave y tendida que corona en el punto más alto de la zona (alguno está hasta las castañuelas de subir).
Nos detenemos un instante para tomar un par de fotos y continuamos hacia una zona de disfrute total (bajada).
Pasan tres kilómetros hasta empezar a descender por una pista de grandes piedras que sirven a modo de trampolines de salto hasta llegar a la altura de la carretera. Atravesamos la carretera y continuamos bajando por senderos disfruones, hasta alcanzar pista en la parte más baja de la meseta (no sin algunas dificultadas añadidas a la ruta original que no es cuestión de contar aquí…:-) ).
Avanzamos por suaves toboganes hasta que toca volver a subir una pendiente corta (no llega a un kilómetro) pero técnica y con pendiente.
Arriba reunimos al grupo y proseguimos.
Esta parte es digna de disfrute y a los que nos gusta bajar nos aparece una amplia sonrisa en la cara.
La bajada tiene algunos escalones hermosos, grietas, piedras y buena inclinación, lo que permite dejar la bici «caér» de salto en salto y fluir…
Se nos echa la mañana encima y vemos que no será posible completar la Garnacha, por lo que de nuevo en la pista que circunda el Buste, decidimos poner rumbo a Murchante.
Volvemos a pasar granjas, estanca y poco rato después, hemos dejado atrás El Buste.
Alguno tiene las piernas cargadas y vamos regulando el ritmo, pero el grupo permanece compacto.
Ya pasado el cerco de la ganadería Ablitense, la sección Tudelana, se separa, dejñandonos por una pista que conduce al canal y la finca de «Las coronas», mientras los Murchantinos tenemos la mirada puesta en el Saso.
Los últimos kilómetros merman las piernas de algunos integrantes del grupo, que van algo justos, pero como dijo una vez Saumel:
-«¡¡Un Karrikiri no se rinde nunca, si hace falta pedalea con las manos!!«
En Murchante, el cuenta kilómetros marca 88 kmts. Una distancia menor a la inicialmente planeada pero que por unas cosas u otras no ha podido ser mayor.
Una ruta para repetir que tiene de todo y al gusto de todos, por lo que no será la última vez que visitemos la tierra de Borja en pos de divertimento.