Crónica: Garnacha al modo Karrikiri

Hoy estrenamos equipación.

La verdad es que han quedado muy chulas y no porque las anteriores no lo fuesen sino porque realmente creo que lo son y, porqué no… tal vez al ser nuevas siempre se vean las cosas con otros ojos.

En el parque estábamos puntuales: Guillermo, Chelu, Diego, Cesar, Bauti, Patxi, Jarauta, Carlos, Samuel, Roberto y yo, Iñaki.

Da gusto vernos a todos uniformados con nuestras nuevas y flamantes equipaciones.

Salimos hacia la estación de tren de Murchante (tarazonica) para internarnos en el Saso.

Cruzamos la carretera de Ablitas-Tudela y pedaleamos junto al recinto de las vacas de Arriazu, con el torreón de las Bodegas de Pago de Cirsus a nuestra izquierda vigilándonos de sde lo alto. Impertérrito ante nuestro paso (solo faltaría…).

Cruzamos la carretera Ablitas-Ribaforada por la puerta de las bodegas para enlazar con la pista que parte frente a ésta.

Alguna subida y tobogán después, estamos bajo El Buste.

De unas pistas pasamos a otras, y vamos rodeando la meseta por la izquierda (vista desde Murchante), para pasar por la estanca de Borja, una serie de granjas de cerdos, siempre por buena pista. Ha pasado una hora y media desde que salimos del parque y estamos en Borja, quitándonos ropa (menuda mañana para andar en bici).

Minutos después estamos abandonando Borja en dirección a Moncayo, ya en el track de la ruta de la Garnacha.

El terreno es un falso llano que no pica y el grupo va compacto, pero esto durará poco.

Varios kilómetros más adelante, giramos a la derecha y empieza el ascenso.

Al principio suave, la ascensión de varios kilómetros no se atraganta, pero llegados a la cantera, la cosa cambia. Las rampas se hacen verdaderamente duras y toca apretar dientes.

Arriba esperamos para agruparnos.

Continuamos por pista un kilómetro para dejarla y entrar en un estrecho sendero que desemboca en una nueva pista.

Tras unos cuantos toboganes llegamos al santuario del Buste (ecce homo´s home). El lugar es perfecto para recargar agua y proseguir.

El ascenso continúa por una pista entre pinos, suave y tendida que corona en el punto más alto de la zona (alguno está hasta las castañuelas de subir).

Nos detenemos un instante para tomar un par de fotos y continuamos hacia una zona de disfrute total (bajada).

Pasan tres kilómetros hasta empezar a descender por una pista de grandes piedras que sirven a modo de trampolines de salto hasta llegar a la altura de la carretera. Atravesamos la carretera y continuamos bajando por senderos disfruones, hasta alcanzar  pista en la parte más baja de la meseta (no sin algunas dificultadas añadidas a la ruta original que no es cuestión de contar aquí…:-) ).

Avanzamos por suaves toboganes hasta que toca volver a subir una pendiente corta (no llega a un kilómetro) pero técnica y con pendiente.

Arriba reunimos al grupo y proseguimos.

Esta parte es digna de disfrute y a los que nos gusta bajar nos aparece una amplia sonrisa en la cara.

La bajada tiene algunos escalones hermosos, grietas, piedras y buena inclinación, lo que permite dejar la bici «caér» de salto en salto y fluir…

Se nos echa la mañana encima y vemos que no será posible completar la Garnacha, por lo que de nuevo en la pista que circunda el Buste, decidimos poner rumbo a Murchante.

Volvemos a pasar granjas, estanca y poco rato después, hemos dejado atrás El Buste.

Alguno tiene las piernas cargadas y vamos regulando el ritmo, pero el grupo permanece compacto.

Ya pasado el cerco de la ganadería Ablitense, la sección Tudelana, se separa, dejñandonos por una pista que conduce al canal y la finca de «Las coronas», mientras los Murchantinos tenemos la mirada puesta en el Saso.

Los últimos kilómetros merman las piernas de algunos integrantes del grupo, que van algo justos, pero como dijo una vez Saumel:

¡¡Un Karrikiri no se rinde nunca, si hace falta pedalea con las manos!!«

En Murchante, el cuenta kilómetros marca 88 kmts. Una distancia menor a la inicialmente planeada pero que por unas cosas u otras no ha podido ser mayor.

Una ruta para repetir que tiene de todo y al gusto de todos, por lo que no será la última vez que visitemos la tierra de Borja en pos de divertimento.

Crónica 30 Diciembre: de nuevo la Garnacha

Aunque no hace mucho que algunos Karrikiris, habían realizado esta ruta, fuimos otros tantos aquellos que no tuvimos oportunidad de hacerla.

Como este domingo no estaba incluido en el calendario oficial del club, pensamos que pod´ria ser una ruta bonita para despedir el año.

El día amanecía frío y yo con lo bajo de forma que me encontraba tenía un pensamiento recurrente en la mollera:

-«Vuelve a la cama, hombre!!!»

Desoyendo esa vocecilla, y recordando la percepción de los que ya habían realizado la ruta («Es muy bonita pero…dura y muy completa»), me preparo.

Son las 7:50 a.m. y Guillermo y Marta pasan a por mi (Iñaki).

Montamos mi bici en el carro y vamos al parque donde esperan Feliciano, Cesar Aguado, Samuel, Juan Carlos, Diego y Javier Larrad.

Se echaba de menos a alguno que había dicho que vendría… pero no pudo…

Disponemos las monturas sobre el «Karro Karrikiri» y ponemos rumbo a la capital de la garnacha: Borja.

Aun no han dado las 9 de la mañana y empezamos a rodar con un frío de tres pares de narices.

Hubo momentos en que tenía que repasar mentalmente, la geografía de la península ibérica para rechazar la idea, que la temperatura instalaba en mi cerebro: Borja está en Teruel??? (madre que frío!!).

Rápidamente varios del grupo se ponen a tirar (no dejan ni despertarse a uno…), y como la ruta va picando hacia arriba, nos olvidamos del frío y del sueño, para centrarnos en la ruta.

Tras varios kilómetros de pendiente contínua pero suave, giramos en un cruce para empezar con la primer ascenso «serio» del día y que nos eleva hasta la meseta del Buste, pasando por la gravera.

Como siempre se hacen grupos y cada cual tira a su ritmo hasta coronar el ascenso hasta que  finalmente todos llegamos arriba.

Pocos metros de camino después, entramos en un sendero, en sentido descendente, que nos deja en otro camino en dirección al santuario de Borja («Ecce Homo´s place»).

En vez de parar a ver la chapu… pintura, continuamos, ascendiendo por un pinar que nos vuelve a dejar en el punto más alto del cabezo en el que nos encontrábamos.

Es momento de parar, disfrutar del paisaje y comer algo.

Repuestas las fuerzas, continuamos por un camino y posterior sendero descendente donde empiezo a animarme.

La bajada está algo rota y tras algún momento de emoción, llegamos a la carretera que conduce desde el santuario al Buste.

La cruzamos y seguimos descendiendo por un sendero con bastante frondosidad, divertido y rápido, si bien tenemos que ir tranquilos, ya que al ir bastante gente, el paso es complicado.

Llegamos a una solana y terminan los senderos para comenzar una parte de caminos, donde rodamos tranquilos.

A estas Samuel indica que hay que girar 90 grados en el próximo cruce y hay que subir piñones porque viene repecho serio.

Tomamos el cruce y conforme hago fuerza en los pedales para dar la primera pedalada escucho: Clich, clonch, Crack!!!

Miro tras de mi y veo a Diego con la cadena partida.

Cual equipo de fórmula uno, varias manos se disponen en rededor de la avería por lo que pocos instantes después y varias manos más negras… tenemos la cadena como nueva.

Dado el estado de las manos de alguno, aparecen nuevas formas de limpieza… como la patentada por Juan Carlos, consistente en destrozar una mata de tomillo entre las manos y que permite quitar el color negro de la grasa para instaurar un precioso color verdoso en las palmas de las manos acompañado de una fragancia campestre, que ríete de la casa de la pradera.

Llegados arriba del repecho, la ruta baja de nuevo para situarnos cerca de la cara  más oriental de la meseta.

Rodando tranquilos, vamos Samuel y yo en paralelo. Con el rabillo del ojo, veo una silueta que se va a colocar entre nosotros cuando escucho:

-«raaaaaaaaaaaassssssss»

Caída de un karrikiri sin consecuencias aparentes.

Poco después y tras varios amagos  más de caída por parte de otros, nos situamos en el camino principal.

Frente a nosotros, la subida del día: El avión.

Es una subida que bastantes de nosotros conocemos bien. Rodeada de pinos, no es extrema pero si contínua y larga, por lo que agachamos la cabeza y vamos ganando metros a la pendiente.

Ya arriba rodamos en busca de la bajada sita en la otra cara de la elevación.

Cubierta de hierva y hielo, la bajada consiste en un sendero que nos deja en el pueblo del Buste. Bajada emocionante y muy bonita.

Continuamos por una camino de toboganes que lleva a la que llamamos cuesta de los pinos, pero justo cuando vamos a descender por ella, la ruta se desvía a la derecha para bajar por una zona más abrupta.

La bajada es peligrosilla pero muy bonita.

Ya abajo, rodamos por pista en llano cuando de repente y sin saber la razón… «un caballo» se desboca al grito de su jinete («JIAAAAA!!!!!!!») saliendo a mil por hora camino adelante…

…Unos doscientos metros después el jamelgo, sufre de calambres en el «muslamen» y hay que detener la caravana para que se recupere (no sin mirar a los lados no sea que los indios fueran la causa de semejante espantada…y nos pillen aquí desprevenidos…).

Continuamos por caminos estrechos en dirección a Borja, disfrutando de la última parte de la ruta y por fín entramos en el pueblo, cuando… falta uno de nosotros!!!

Nos detenemos y al poco vemos al fondo que se aproxima.

La falta de avituallamiento le ha jugado una mala pasada, pero por suerte estamos en el final de la etapa.

Una ruta preciosa, muy completa. Para Repetir!!!

P.D: Feliz año 2013 y esperamos compartir ruta el nuevo año que entra.

CRONICA RUTA DE LA CICLOTURISTA LA GARNACHA (BORJA)

8 AM nos juntamos en Murchante para salir a realizar la misma ruta que la cicloturista que organizan en Borja llamada La Garnacha.

Este fin de semana los Karrikiris hemos salido repartidos entre el sábado y el domingo, puesto que algunas obligaciones no permitieron salir a algunos el domingo y aprovecharon el sábado para salir juntándose con los amigos del club TudelaBTT.

Para el domingo nos juntamos Guillermo, Roberto, Lete, Javier (un Tudelano que vino a probar un día con nosotros) y yo, Bauti.

Cargamos el carro del club con las bicis y rumbo a Borja.

A eso de las 9 y ya preparados para empezar, nos caen unas gotas, no eran muy fuertes pero nos hicieron dudar y decidimos salir con los chubasqueros puestos por si acaso.

Empezamos a rodar tranquilos disfrutando de la mañana pues el agua había cesado y la temperatura era idónea para el BTT.

Guiados por el gps pasamos cruces y desvíos.

Por fin nos acercamos a la primera subida del día con el pulso algo alto pues casi sin darnos cuenta el camino pica constantemente hacia arriba.

Empezamos a subir dirección el Santuario del Buste, en la subida buenas sensaciones en general yuna vez arriba nos desviamos por un sembrado.

Comienza la primera bajada por sendero, aquí alguno que esta en proceso de adaptación, a las ruedas grandes, sale disparado en el ultimo tramo y en vez de coger el camino a seguir pega un salto de puro DH, con lo que acto seguido, se pasa a la finca de enfrente esquiva varios almendros y consigue volver a la ruta, increíble!!!.

Continuamos entre risas y comentarios de la jugada y seguimos descendiendo entre pinos a buena velocidad hasta el Santuario.

Aquí hago parar al grupo pues oigo ruidos raros en mi bici. Le echamos un vistazo y localizamos el foco del ruido “no llevo pastillas de freno traseras”, decisión, cambiamos las delanteras atrás y aprovechamos a recibir un curso de mecánica por parte de Roberto y Javier.

Conclusión, atrás vuelvo a frenar y delante voy sin frenos, en fin.

Seguimos rodando entre pinos por una zona muy chula, para ya dirigirnos a la subida del día, dirección molinos eólicos = buena subida, jejeje.

Antes de encarar esta subida paramos a comer algo y Javier nos comenta que empieza a estar algo tocado de piernas así que descansamos un poco y manos a la obra.

Llegamos a pie de la subida y empezamos a rodar cada uno a nuestra marcha, Lete y yo cogemos un buen ritmo y disfrutamos una subida entretenida, una vez arriba el resto no tarda en llegar excepto Javier que ya encaró con las piernas justas y una subida de estas te las hace pasar muy mal.

Al final y tirando de coraje llega arriba.

Nos tomamos un pequeño rato para tomar aliento y rodamos a buen ritmo entre los molinos.

Antes de llegar a la carretera que baja al Santuario el GPS nos desvía por un sendero a la derecha. En este punto Javier decide volver al coche y esperarnos pues va muy cargado de piernas. La verdad que con lo poco que lleva andando en bici (Unos dos meses) se portó como un jabato pues estábamos en el KM 40 y ya habíamos subido todas las subidas duras del día.

Nos adentramos ya en el sendero y comenzamos a bajar, tengo malas sensaciones con los frenos cada vez voy a menos y casi no me frena así que me tiro en las bajadas controlando todo lo que puedo.

En una bajada rápida, delante de mí, Lete clava la rueda delantera en una trialera y como cual cohete de la nasa, se empezó a elevar su rueda trasera hasta pasar por encima de su cabeza y despega saliendo disparado.

Yo iba detrás de él y sin frenos con lo que solo podía gritar como un descosido:

-«Voy sin frenooooooooos, no puedo frenaaaaaaar»

Intentando que me oyera para que se retirara, lo antes posible, por que si no lo iba a pasar por encima…

Menos mal que con un alarde de movimientos se retiró, enganchó la bici y antes de que yo pudiera frenar ya estaba nuevamente montado.

Paramos a ver si le había pasado algo y nada, estaba intacto. Este chico es mas duro que el Alcoyano.

Aproveché la parada para revisar mis frenos, pues así no podía ir y vimos que estaba suelta toda la pinza, uff que día llevo, reapretamos tornillos y menos mal; otra vez frena.

Seguimos camino y nos adentramos en un sendero muy chulo, con algún escalón de estos de sillín casi al pecho, que nos llevo a una bajada por una pradera, que, al estar húmeda resbalaba pero que disfrutamos mucho.

Ya, por fin, cogimos la pista que nos lleva a Borja.

Este punto parece que ya es el final pero engaña, son 10 Km. de puro rompe piernas, con un constante sube baja, que unido a que se va a buen ritmo te funde sin darte cuenta.

Ya divisamos el coche, fin de una ruta muy chula y entretenida que ya es un fijo en nuestro calendario.

Totales: 60 KM, Veloc. media 17 Km/h, ascenso acumulado 954 mt. Tiempo en movimiento 3h y 30 min.

 

 

Domingo 30 – Carretera al Buste

8:00 AM suena el despertador, miro por la ventana nublado algo de chirimiri muy suave, viento y frío. Abro el cajón de la ropa kit de invierno a tutiplén sin ninguna duda.

A las 8:45 he quedado en el Elola con Cesar Aguado y juntos bajamos al parque de Murchante lugar de encuentro de los Karrikiris en cada salida.

Allí solo esperando estaba Diego de Tudela. Esperamos un poco y al ver que no aparecía nadie nos dispusimos rumbo a nuestra ruta improvisada. En principio la ruta era la de las tres cimas pero dado el frío que hacia y las ultimas lluvias decidimos cambiar y optamos por subir por carretera hasta el Buste, bajar a Borja y volver por Mallen.

Así que los tres mosqueteros, Bauti, Cesar y Diego nos pusimos manos a la obra.

Accediendo por la vía verde, nos salimos en Malon y ya por carretera Cunchillos y camino al Buste. El ritmo que llevamos es bastante alto y al poco empezamos a avistar nuestra subida del día El Buste.

La verdad es que mas que cuesta casi parecía un llano y ayudados por un viento a favor subimos como centellas manteniendo en todo la subida unos mas que aceptables 18 km/h mas menos.

Una vez arriba en los molinos eólicos nos para la guardia civil y nos comenta que esta cortada la carretera que hay un rally en Borja.

Decidimos seguir por el camino de los molinos y bajamos por la cuesta del peludo, una conocida nuestra, pero en formato subida.

Ya en Borja paramos a tomar un café y decidir estrategia, dado que nos tocaba cambio de dirección y el viento iba a ser en contra.

Al final salimos carretera rumbo a Mallen. Ya en marcha el viento empezó a azotarnos y tuvimos que rodar en fila dándonos relevos para mitigar en la medida de lo posible el impacto del viento que  nos daba fronto-lateral.

Por fin llegamos a Mallen realizando un esfuerzo importante pues el viento en vez de cesar cada vez era mas fuerte.

Ya en Mallen decidimos volver por el canal imperial, en este punto llevábamos unos 60 km y nos quedaban otros 30 mas menos para llegar a Tudela.

Una vez en el canal el rodar se hizo casi penitente pues ahora el viento nos tocaba justo de frente y corría con mucha fuerza, nos armamos de valor y avanzamos canal arriba. A mitad de camino comentábamos que llevábamos la misma velocidad y relación de engranajes que utilizamos para subir al Buste, el viento nos estaba simulando en una zona cómoda y llana, una subida considerable.

Llegando a la altura de Ribaforada las fuerzas empiezan a fallar y decidimos parar a comer algo para poder enfrentarnos a la parte final. Nos comimos unas barritas y a darle.

Por fin Tudela, 4 horas y media y 90 km que con el viento que tuvimos durante 40 km se hicieron más duros de lo normal.

Crónica: Ruta de la Garnacha

Ayer, algunos del club, salieron de ruta.

Dado que el cronista habitual no figuraba entre éstos, pedí que me mandasen una crónica para publicarla, a lo que Bautista se brindó.

Disfrutad de la aventura:

Hora de salida 7:45 en la plaza de Murchante, aparece un servidor (Bauti) un poco antes y hago tiempo junto con Juan Carlos en una cafetería cercana. A la hora señalada hacemos acto de presencia en la plaza y acuden Feli, Samuel, Enrique, Cope y Marta.

Cargamos las bicis en portabicis de Samu, Furgo de Feli y coche de Cope y así probamos diferentes formas de transporte de bicis.

Una vez listos partimos rumbo a Borja donde vamos a realizar la misma ruta que utilizan en la ciclo turista Ruta de la Garnacha.

Con algo de frio empezamos a rodar siguiendo las indicaciones de nuestros exploradores portadores de GPS.

La ruta se hace suave y amena y rodamos con buen ritmo, con alguna duda en algún cruce de caminos llegamos a la primera subida del día, la cual la sorteamos sin más problema ni dilación, parece que el grupo va fuerte.

Nos hemos adentrado ya en vegetación y comienza una divertidísima bajada por un sendero estrecho en que la velocidad y la tensión se palpa.

Una vez abajo, entramos dentro creo que era el Santuario del Buste pero no lo tengo claro, pasamos junto al ecocamping y de repente a nuestra izda. Y sin darnos cuenta la ruta gira 90 grados y con pendiente de no sé el 20%?, cargados de piñones subimos como podemos y cae la primera foto del día (Juan Carlos ya la pasaras).

Ya nos adentramos en zona de pinos con el camino muy sucio pues los están cortando y el camino está lleno de ramas.

Seguimos por diferentes caminos y en un cruce nos confundimos y tenemos que girar por otra pendiente en la que se oyen las palabras ¡CABALLITO! Y cuando todos nos giramos a ver tal proeza en semejante pendiente llega el primer aterrizaje del día, después de comprobar que no había daños en el biker proseguimos sin antes echarnos unas carcajadas.

Rueda que te rueda y después de una carga de chuches varios, comenzamos la segunda subida del día, larga, tendida entre pinares y muy chula, empezamos en la delantera Enrique y yo y subimos con paso firme pero sin desmelenarnos oyendo los diferentes sonidos que es capaz de hacer la cadena de Enrique, para que quieres MP3 con semejante cadena de la filarmónica de Murchante.

Una vez arriba esperamos para reagruparnos y poco a poco va apareciendo el resto del grupo.

Rodamos entre los Molinos con algo de viento y al llegar a la bajada que coincide con otra ruta que hicimos por el Buste un coche aparcado echa para atrás y menos mal por los reflejos del experimentado Enrique que si no se deja la cara de calcomanía en la ventanilla del coche.

Comienza otra entretenida bajada y volvemos a quedarnos en un cruce de caminos bloqueados, dos exploradores, dos GPS y dos rutas? Al final consiguen encontrar el camino y disfrutamos de una larga y rápida bajada por mitad del monte rodeados de pinos.

Una vez abajo rodamos unos 7 kilómetros por algún llano con toboganes a muy buen ritmo y llegamos a los coches.

Al final 60 KM, casi 1.100 mt. de desnivel acumulado y alguna bajadita de las de sillín al pecho, ruta preciosa y súper completa.

Crónica: El Buste en plena Siberia (por el peludo)

Como anunciaba el calendario, hoy tocaba ascender el Buste por una cuesta mítica: «el peludo».

A las ocho  de la mañana salgo a mi jardín para ver que día nos esperaba. Duro poco menos de 3 segundos fuera. MADRE QUE FRÍO!!!

Saco el arsenal pesado contra el frío, mientras pienso en la poca concurrencia que tendrá la ruta de hoy, sobre todo, entre «los promesas» (hombre de poca fe, dirá algun@…y con razón).

Nada más salir de casa, el frío me golpea como si dos bofetadas me dieran en la cara… menos mal que no hace viento.

Llego al parque y no hay nadie.

Miro la temperatura que marca el cuenta kilómetros y me ofrece un -3º (…a ver si voy a salir solo…).

Ya dicen que Diós los cría y ellos se juntan… y está claro que hay mucho «taladrao», porque pese a la mañanita ha empezado a acudir gente como si repartiesen churros con chocolate.

Una vez llegados tod@s, y si no se me olvida nadie salíamos:

Guillermo, Marta Bonilla, Feliciano,Juan Carlos, Chelu, Samuel (con un pedazo bollo de desayuno que parecía una rueda de carro…), Enrique, Toñín, Isabel, Marta Gárriz, Arancha, Cope, Bautista,  Cesar, Eduardo y yo (Iñaki).

No habíamos avanzado más de 20 metros cuando veo un biker, de frente que viene en sentido contrario, mientras entre nosotros empezamos a decir ¿Quien es ese? Pues no se… ¿Ni idea? a lo que digo: Irreconocible!!!!

Sería la niebla, la falta de costumbre o el frío que no reconocía a mi padre tapado hasta las cejas (y no es una forma de hablar), que por fín y tras un año resistiéndose, volvía a probar una ruta con el grupo (en su favor diremos que la del año pasado…fue de órdago…).

Ahora sí que estábamos todos, así que reemprendemos la salida.

Dos cientos  metros más adelante, oigo a Chelu, desde atrás, llamarme a voces. Doy la vuelta y le veo junto a Marta Gárriz.

-«¿Tienes bomba de inflar de válvula gorda?»

-«Aquí hay de todo…»

Un minuto después y con la rueda de Marta más presentable, volvíamos a montar sobre la bici.

La niebla cerrada, no permitía grandes alardes visuales y al llegar a la salida del pueblo, no veíamos si el resto del grupo había ido por la carretera o por el camino de la estación hasta llegar al Saso.

Pienso: «Si han ido por carretera irán lentos, a ritmo del más lento, mientras que si van por camino, el trayecto es un poco más largo».

-«Vamos por carretera hasta el cruce y si metemos un poco de ritmo, les alcanzamos seguro».

En pocos minutos estábamos en el camino del Saso, y al no ver a nadie paramos para llamar por teléfono. Casualidad, antes de marcar, vemos detrás nuestra un montón de gente aproximándose. Son ellos!!.

Ya reunidos, rodamos a ritmo muy suave, a fin de que todo el mundo se sienta cómodo (y que no nos diera mucho el frío aire que se gastaba el día).

Así, relajados y charlando, pasamos ante las vacas de Arriazu, la puerta del Pago de Cirsus y nos encaramos hacia el Buste.

Llegados a la primera subidica, el grupo se estira, aunque culminando en el punto más alto, esperamos para reunirnos todos.

Caras de frío, que si a un@ le duelen los dedos de los pies, a otro los dedos y el resto de las extremidades…

Que si tu llevas las cejas blancas de hielo, pues tu las pestañas con una bolica de hielo en cada punta; ¿te has dado cuenta que la chaqueta está llena de escarcha?…

Pensando en esas cosas y entre chácharas y comentarios, pasaban los kilómetros, hasta que alguien pregunta

-«¿Eduardo?»

A lo que respondo:

-«¿Y Chelu? y…»

De repente suena un móvil:

-«donde estáis?»

Han parado a no se que y se han perdido.

-«¿y por donde?, Nooo todo recto, no lo dejéis…»

Cuelga el teléfono.

-«¿Donde están?»

Han dicho que…:

-«Aquí»

UhHHHHHHHHHHHHHHH??????

La cosa es que los astros nos favorecían y antes de terminar la conversación y aun con las caras de asombro por la respuesta telefónica, los perdidos estaban de nuevo con nosotros.

Llegados al cruce, seguimos recto al camino que empieza en los almendros.

Allí, dado que queda poco para que los promesas se separen de nosotros, les doy unas indicaciones de por donde tiene que subir.

Como Marcial ya había subido por la cuesta de pinos y Cope también ha rodado por la zona, todo es más fácil y en el siguiente cruce

el grupo promesas: Marta Garriz, Isabel, Cope, Arancha y Marcial se van a subir por la cuesta de los pinos.

Quedamos en que nos llamarán cuando lleguen arriba, ya que nosotros tenemos bastante más camino por delante y seguramente llegarán antes.

El resto del grupo, a partir de ese punto, encendemos el reactor y aumentamos considerablemente el ritmo, para entrar un poco en calor, mientras damos la vuelta a la meseta para llegar a Borja.

Es tanto el frío que antes de enfrentarnos a «la cuesta», decidimos tomar un café.

En este punto Juan Carlos, parece nacido en Borja, porque nos lleva, sin duda ni vacilación hasta un bar.

Mientras tomamos el café juna mujercica que desayunaba en el mismo sitio, nos dice, para que su amiga se diese cuenta:

-«¿A que venis todos los fines de semana?, sois de Ablitas, a que sí!!!»

A lo que Marta, responde

-«Somos de Murchante señora»

-«Ahhhhh…» (cara de poker de la mujercica…)

De nuevo sobre las bicis y con el estómago caliente, nos dirigimos «al peludo», mientras consulto con Samuel y Enrique, cómo es la cuesta (por aquello de dosificar…).

-«No tiene ni un descanso, rampas de entre el 18% y bastante del 20%»

-«»Ahhhhhh, pues que bien, …no??»

-«Y de longitud, la mediremos hoy pero… no se… ¿sobre un par de kilómetros?»

Llegados a la cuesta, «el peludo», resulta ser calvo, porque allí no crecen ni matojos…

Ya desde las primeras rampas, la cuesta se hace exigente y aunque Chelu no se lo creía, hoy iba a ir en plan conservador.

Justo empezar la primera rampa, me suena el móvil. Los promesas están arriba.

¿Plan conservador? Como para conservar está la cuestica… había que darlo todo!!!!

Y menos mal que aun podía jugar con tres piñones para mantener las pulsaciones a 10 de mi máximo…(por si la cosa se pone aun peor…).

Mientras… «los promesas», unos metros más abajo, lidiaban con sus propias situaciones y en medio de una bajada, «un@» (diremos que es una acróbata porque empieza a ser costumbre que realice «acrobacias»), intenta alcanzar su teléfono móvil, mientras con la otra mano consigue saltar de la bicicleta, para proceder con un grácil vuelo  y un aterrizaje limpio (los jueces le han puesto un 10 tanto en ejecución como en estilo).

Ya arriba, Guillermo se cae justo cuando se cruza con un Buggie que bajaba en ese instante y más de uno ha temido por su cabeza, al verla tan cerca de la rueda del aparato.

Esperamos a reunir el grupo y reemprendemos la marcha para bajar por una de nuestras subidas más habituales.

La primera rampa sin ser muy inclinada, tiene algunas piedras sueltas, lo que unido a que es cara norte, la temperatura y la niebla, hacían del sitio, el lugar propicio para la acumulación de hielo.

Me dispongo a bajar el primero, y a media rampa advierto.

-«Cuidado aquí!!!»

Cuando, de refilón veo a Samuel, bajar sin control hacia el terraplén (y bien poco le ha faltado…), aunque su pericia derrapando le ha permitido salvar la situación.

Salimos del pueblo del Buste, para bajar por la cuesta de hormigón.

Aquí los pesos pesados (más Samuel que con el pedazo de bollo de desayuno pesaba más que nosotros…), nos ponemos a bajar cual estampida de jabalíes.

Emocionados con la bajada, casi nos da un patatús cuando vemos un tractor subiendo de frente. MADREEEEE

Salvada la situación, reducimos, esperando que los que vienen más atrás lo sorteen del mismo modo y sin complicaciones.

Continuamos de cruce en cruce y de camino en camino hasta casa sin más cosas reseñables, aunque no llegamos a ver a «los promesas», hasta llegar al pueblo.

Algunos datos sobre la ruta:

  • La temperatura osciló entre 4 bajo cero y cero grados
  • Los promesas hicieron 50 Kilómetros muy meritorios
  • A nosotros nos han salido unos 70 Kilómetros
  • Algun@ va a arrasar el Decathlon el lunes (para comprar equipamiento para el frío).
  • El peludo, es una pedazo de cuesta pero Marta y yo nos la esperábamos aun peor (viniendo de Samuel y Enrique…).
  • En la cima del Buste hacía sol  y se veía la niebla debajo, muy bonita.
  • Dicen que con niebla no se puede cazar, pero hemos visto a alguno… como para fiarse de estos…
  • Uno estuvo cubateando ayer y esta mañana le ha venido muy cuesta arriba levantarse

Panorámicas del Buste

Ya lo dice el refràn:

«No te acostarás, sin saber una cosa màs…»

Y es cierto, hoy hemos aprendido…las mil y una rutas por las que NO se sube al Buste…

La idea era subir, pero por la cara contraria (la que da a Borja) y a las 9 estàbamos en el parque como un clavo: Guillermo, Oscar, Fermín, Marta, Jose Luis (que empieza a ser un asíduo) y yo (Iñaki).

Guillermo llevaba los últimos días «maquinando» y ya nos avisó el viernes que desayunàsemos bien…

La verdad és que nos cuida un montón, y por si alguno no se había dado por enterado, nos ha traido un par de cajas de Donuts, al punto de partida.

Por cierto, la ruta solamente tenía un pequeño inconveniente… y es que solamente Guillermo había subido, UNA VEZ por esa ruta y los que realmente la conocen no estàn (Enrique y Samuel).

Nada, nada…decididos y con un cierzo del 15 (en USA, a este tipo de viento le ponen nombres y categorías…en este caso no le vamos a llamar Katrina porque no le pega, pero le podemos bautizar como Huracàn Manolo, nombre mucho màs autóctono…donde vas a parar…).

Por suerte (o eso pensàbamos durante la ida, cuando lo llevabàmos a favor) no parecía soplar muy fuerte, pero…al tiempo… La ruta discurre por el Saso y junto a nuestro querido redil de vacas de Arriazu (si hombre,ese que tiene vacas centinela que cuidan el redil por las noches…jejeje), y de allí a la zona del monte de Ablitas.

Al llegar bajo el Buste, en un cruce que deberíamos conocer bien, solamente tenìamos que tomar la dirección correct:

A la derecha, el camino que lleva al pueblo del Buste y por tanto, no és por ahí.

Recto, un caminucho con poca pinta de ser el correcto y a la izquierda, una pista que seguro que da la vuelta al monte… Hasta que varios kilometros màs allí (ya viendo Buñuel) y tras NO encontrar una pista en direcciòn correcta, somos conscientes del fallo:

Teníamos que haber ido recto en el cruce.

Pero a lo hecho pecho y no damos la vuelta ni aunque nos venga un miura de frente…
(En estas… El Buste, allí… Al fondo)

Finalmente, vemos un camino, por el que nos metemos…

Ah si, otra de las cosas que hemos aprendido hoy, és que toda bici tiene un «modo rotabator». (si, si yo también puse la misma cara cuando Chelu lo  mencionaba).

Yo desconocía que mi bici incorporase ese tipo de funcionalidad, pero pronto  iba a comprobar que vienen de la fábrica con eso..

Por cierto, de todos és conocido que Murchante, és un pueblo con una antiquísima tradición de agricultura y eso queda en el ADN de la gente…

Yo lo he descubierto hoy…

Nuestro amor y profundo conocimiento de la tierra ha provocado que…de todas las piezas de tierra que hay entre Borja y Murchante, seleccionàsemos la màs grande, de tierra mas blanda y bien labrada…

El camino daba a una pieza que calculo tendría un millon (y pico) de robos… Y LA HEMOS ATRAVESADO EN BICI!! (Que divertido….)

Mientras yo, en plato pequeño, me esforzaba por no caerme (ni hacer el surco de mis ruedas, tan profundo que no me permitiera escalarlo), oigo a Marta:

-«Se me hunden las ruedas…»

-«a ti????????????????»
(Creedme, en estos casos el peso es un factor decisivo, para mantenerse «a flote»).

No quería probar Chelu el modo rotabator? Pues se va a poner bueno…

Mucho rato después y tras atravesar un barranco, algùn pequeño terraplén, màs labrados y viñas…llegamos a un camino.

-«Este era el que yo decía…»
Dice Guillermo (pues anda que no és complicado dar con el caminito…)

Bien, ahora solo queda acceder al desvío que lleva a la cuesta y subir…
(El Buste, desde otro àngulo pero ahí… A varios kilòmetros.)

Seguimos y seguimos esperando el desvío y yo voy preguntando:

-«Guillermo, és este camino de la derecha?»

-«No»

-«y este?»

-«Tampoco…»

Hasta que al rato (y cerca de Borja) se me acerca y me dice:

-«No me suena nada desde hace un rato…»

-«como? Juasjuasjuas»

Puès vamos apañados…

Probamos a subir por uno, por dos y hasta por tres sitios, sin suerte (…segùn como se mire porque ahora conocemos todas las fincas labradas de la zona con lo que mantener una conversación con los agricultores de Borja seguro que és más ameno…).

Finalmente y dado que Chelu tenía el asado casi en la mesa (y no és plan de quedar mal con el cuñao…) decidimos ir hasta Borja y subir por la carretera para no llegar muy tarde a casa.

La subida no és dura y en asfalto, a ritmo suave las cosas se ven mejor.

El viento empieza a dar muestras de lo que será la vuelta pero al estar tras el Buste aun se aguanta…

Al llegar al «Balcon del Buste», parece que vamos a salir volando y decidimos ponernos ropa. El viento durante la bajada no permite grandes alegrìas, pese a descender por carretera, hasta la granja.

Ya en el camino, y al resguardo de las colinas vamos avanzando hasta la cuesta de la hermita (o monolito dedicado a algún santo).

Allì, al subir, el viento no sopla. Nos abofetea la cara casi parandonos!!!.

En grupo, intentando protegernos entre todos, no vemos el momento de ver la Yesera de Ablitas y ya en la entrada del citado pueblo nos detenemos un instante antes de emprender el tramo final que será un poco más de lucha contra el viento.

Han sido 80 kilómetros en los que NO hemos subido al Buste pero lo hemos visto desde todos los puntos posibles (y subir, hemos subido cuestas… aunque  terminansen en «labraos»).

Al menos no nos ha llovido, y eso que no las teníamos todas con nosotros…pero bueno, ha sido una bonita ruta con la que conocer LAS LADERAS del Buste en todas sus vertientes.

La unica duda que me queda, sobre el día de hoy és, si Chelu finalmente ha comido el pollo asado u otra cosa que de vez en cuando nombraba…(Y… que, por lo que sea… he olvidado. jejeje).