Domingo y salgo de corto.
Son las 8:40 y voy pasmado aunque la previsión meteorológica dice que tendremos una mañana espectacular, así que llego al parque y me coloco en una rayada de sol. Bien quieto…y a esperar al resto.
A las 9:00…aproximadamente…. aparecen por allí:
Cesar y Patxi con un amigo (Antonio), Jarauta y Carlos (sierra), Germán, Marta Bonilla, Samuel, Unai y un mocico que rondará su edad al que llama (Vasco). Yo (Iñaki) quieto en mi rayadica de sol, mientras discuten el sexo de los ángeles… Finalmente sale ruta. Hacia la Bardena negra…
Bajamos a Tudela por el camino y atravesamos el puente del Ebro en dirección al «Aire de Bardenas» (hotel «raro raro raro», pero con su encanto). Pasamos junto a él y disfrutamos de los toboganes que hace la senda que discurre paralela a la carretera de Ejea.
Más adelante dejamos a nuestra izquierda la cuesta que lleva al Balcón de Pilatos y continuamos hasta cruzar la carretera.
Frente a nosotros, «La plana de la negra».
Una imponente meseta con una cuesta de la que siempre guardo mal recuerdo. Sensaciones adquiridas años atrás, con unos kilillos de más…
Subimos contando chistes (textualmente) y sin sobrealiento. Esto es otra cosica…
Subimos de forma civilizada y las pulsaciones se mantienen en su sitio. Que bien!!!
Arriba cogemos el primera camino a la derecha y pronto empezamos a descender muy rápidamente.
Unai: -«como coges posiciones eh…»
Yo: «Que no… que voy a a bajar tranquilico….y…»
Y pasa Antonio pedaleando como si no hubiera mañana.
Yo también quiero!!
Me lanzo a por él que está ya a mas de cien metros y poco a poco lo alcanzo. jujuju
Me coloco prudencialmente tras su estela y vamos perdiendo altura a marchas forzadas hasta que decide que una curva no es lo bastante abierta para él….
«donde vaaaaaassss».
Finalmente reconduce la situación y de reojo, lo veo poco más atrás arreando otra vez para abajo.
Nos detenemos al final de la cuesta y Unai viene «loqueando»
-«Maravilloso, que pasada, increíble, como la gozo….»
Vamos que al mozo le ha gustado la cuestica…jeje
Giramos de nuevo a la derecha y tras un tobogán ascendemos hasta llegar a unos «labraos» donde apenas se puede ir montado puesto que la rueda se hunde en la blanda tierra.
De ahí, pasamos a una trialera que yo no conocía y que Antonio nos descubre. Muy chula, la verdad.
«Unos «labraos» mas tarde», volvemos al camino donde serpenteamos rodeando los preciosos cañones de la zona.
Recordamos como hace unos años, nos acompañaros unas chicas del club y una amiga suya se caía una y otra vez avisando con un grito antes de dar con sus huesos en el firme.
Continuamos hacia Fustiñana y estamos con ganas de jugar…
Bajamos a ritmo alegre y en estas, veo una ladera/terraplén empinado que asciende unos 3 metros a la derecha del camino.
Antonio que se lo sabe, encara hacia allí y sube para situarse en la cresta y como no, allá voy yo que me ha gustado la cosa.
Arreo fuerte y subo a toda velocidad pero
AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
-«Pifostios, y la madre de piiiiiiiiiiiiiiiiiiiii»
Al otro lado hay una balsa de agua y me veo ya en el agua.
En el último segundo, freno de no se que forma y me quedo con la bici mirando al cielo, y jurando en arameo mientras el cabrito
se descojona…
Una vez de nuevo en el camino me entra la risa….uf uffff
Bajamos a Fustiñana y de allí a Cabanillas, junto al Canal, para acabar tomando una cerveza en el Bocal, junto al Roble milenario.
La vuelta a casa es tranquila y por el camino paralelo a la autovía, desde Eroski, llegamos al Tarazonica y de allí a casa.
Una ruta, divertida de unos 65 Kilómetros.