Amanece mientras disfruto un desayuno mirando al cielo, con el ansia de saber si hará buen día…
La previsión es «suficientemente» buena. dicen que no lloverá por la mañana, aunque si anuncian viento de fuerza creciente…
La Javierada se acerca y hay que empezar a probar distancias más largas, así que hoy toca ir a Carcastillo, lo que en teoría suponen unos 120 Kmts.
En el parque estamos «los habituales»: Chelu, Guillermo, Roberto, Jarauta, Carlos (Sierra) y un invitado que ha venido de Buñuel para empezar la ruta con nosotros.
Anselmo, que es como se llama nuestro amigo, conoce a varios de nosotros por lo que, con un poco de suerte, esperamos se sienta como en casa.
Por cierto, había otro que también estaba en el parque y era yo (Iñaki).
Dado el kilometraje de la ruta, sabemos que no va a aparecer nadie más así que a las 8:30 en punto cruzamos el pueblo en dirección a Tudela, y atravesamos sus callejuelas
para llegar al puente del Ebro.
Allí nos espera la sección Tudelana, con Diego, Cesar, El cuñado de Cesar (con flamante bici nueva), Patxi y una sorpresa: Inés, mujer de este último y compañera de Spinning,
de Anselmo y un servidor.
Que bonito es ver una cuadrilla, de cierto número, rodando juntos.
Por nuestra ruta habitual, junto a los sotos del Ebro, avanzamos para llegar y atravesar la recta de Arguedas y entrar en las Bardenas por el Barranco de las Limas.
El camino es descarnado, y Chelu, que no le tiene mucho cariño que digamos va jurando en de bote en bote.
Atravesamos el «labrao» y continuamos por una zona… … hasta que nos acercamos a Castildetierra (la censura hace que no pueda escribirlo todo todo y todo…).
Allí se producen cambios en el grupo.
Por un lado, Cesar, su cuñado y Diego, nos abandonan, pues tienen que estar pronto en casa y a éstos les sustituyen las campeonísimas del club
Marta… y Mery que se va a acordar de no haber salido en bici por una temporadilla… jejeje.
Salimos por la perimetral del polígono de tiro, a un ritmo asequible para todos (de una forma u otra, todos llevábamos el ritmo 🙂 ).
Entre tonterías varias y la leyenda de «Chelu y la pirámide», pasan los kilómetros y algunos, que tenemos buen olfato, ya empezamos a discernir en el ambiente,
el inconfundible aroma del bocata que «se cuece» en Carcastillo…
Anselmo ya es uno más del grupo y hace las veces de «rotabator» como dice él, dándome relevo en algunas funciones de cabeza tractora… (es difícil de explicar…).
Pasamos junto al monumento del pastor y al poco estamos en la carretera.
Entre mi bocadillo y yo solo hay 5 kilómetros, ya no me para ni un tanque!!.
Empezamos a rodar, con una barra de pan en mente, y compruebo que, no solo yo, tengo hambre, pues Chelu y Patxi van dando relevos a troche y moche
apretando dientes …no sea que se termine el pan y se queden sin nada…
En menos que canta un gallo, estamos en el centro del pueblo y en pocos minutos llega el grupo.
Todos damos cuenta de un bocadillo, excepto uno (tripero…) que acaba robando trozos a las pobres «mueticas» que venían desfallecidas…y muertícas de hambre…
Da pereza volver a salir ahí fuera, sabiendo que el viento va cobrando fuerza, viene en dirección contraria a nosotros y con el sudor frío nos va a costar volver a entrar en calor
pero no queda otro remedio.
Ya en los primeros kilómetros por la carretera, el viento nos pega bien y hay que poner «watios en los pedales» para avanzar.
Pasamos el monumento del pastor y varios kilómetros más allá, a una, le sale «el gremlim» que lleva dentro y empieza a jurar (mira que le dije a su amiga que no le diera de comer después de media noche!!!).
-«Fulanita, Tomate una glucosa…»
-«Que no!!, que voy bien y patatín…»
Otro porrón de kilómetros más allá y tras haber jurado lo suyo… se toma la glucosa…
5 minutos después…
-«¡Cojones!… Anda que no se me nota, me la tenía que haber tomado antes… ahora voy canela….»
¿Como? …jijiji
Por fin llegamos de nuevo a la perimetral del polígono y el viento nos da de espalda, con lo que el ritmo es algo mayor y sin esfuerzo
hasta Castildeterra.
Allí Marta y Mery nos abandonan y el resto continuamos.
Al poco de salir, empezamos a tirar para ganar tiempo y en poco tiempo estamos junto a «los Aguilares» en pos del camino favorito
de Chelu.
Inés, muy valiente, aguanta tirones y envites del personal… más el viento frontal y pese a llevar cien kilómetros en las piernas, no se queja ni una sola vez…
Alguno me comenta:
-«la chica los tiene bien puestos!!!» (algo en lo que coincido).
Pasamos la carretera de Arguedas y pese que alguno siente flaquear las fuerzas, tampoco escuchamos una queja. Que buenos fichajes
hemos hecho en este club en los últimos meses oye…
Antes de llegar al puente del Ebro, se produce una pequeña estampida que ayuda a soltar adrenalina al sprint .
Llegados a Tudela y con unos 110 kilómetros a cuestas, nos despedimos de nuestros amigos Patxi e Inés, para continuar,el resto,a Murchante.
Anselmo está en forma y llega como un campeón, mientras Chelu, hasta me disputa la «meta volante» de la cooperativa…jejeje
(Este Chelu está como un toro… no te jode tras robarle el bocadillo a alguna…).
Han sido una bonita ruta, que además nos ha permitido rodar con mucha gente y empezar a poner en forma a «alguien» y reírnos un rato
tras los 118 kilómetros que a final de trayecto marca mi cuenta kilómetros.
Gracias a Anselmo e Inés por acompañarnos así como a Mery que es una valiente).