Habrá a quien parezca que la Javierada está lejos pero, si nos descuidamos un poco, nos veremos en Carcastillo con el almuerzo en la mano.
Es por ello que hace ya alguna semana, que viendo que los habituales están en forma, hemos ideo proponiendo rutas acordes y atractivas. A ver si el resto del grupo se anima (si hace falta empezamos de cero, claro que sí, pero necesitamos saber que queréis salir…).
Este fin de semana estábamos decididos a realizar ruta nueva.
Salimos de Murchante: Guillermo, Bauti, Diego, Patxi, Jarauta (con flamante y preciosa bici), Sierra y yo (Iñaki).
Como tenemos que estar en Tarazona a cierta hora, subimos por el vial del Tarazonica y encaramos «el puerto de Tarazona» hasta el cementerio.
Durante la subida Diego arrea, mientras Bauti y un servidor apretamos dientes para no perder rueda…arrrg. Arriba, llegamos con las pulsaciones a tope… menudo arreón!!!
Allí se encuentra Marta que trae a probar a Goin.
Bajamos hacia la chopera sita bajo Torrellas y que nos deja en Los Fayos.
Puedes pasar durante todo el año y esos dos kilómetros de chopos, siempre sorprenden con colores nuevos. Es una zona preciosa en la que me sorprendió no ver a nadie paseando como es habitual.
En Los Fayos, ascendemos a la presa y de allí bordeando el pantano, plantarnos en su cola.
Nos dirigimos hacia la catarata del pozo de las truchas, ruta que en el último año hemos realizado varias veces pero que no aburre dado su precioso paisaje.
Continuamos mientras el camino se torna en sendero y finalmente, tras atravesar el río, varias veces, por las pasarelas, llegamos a las cataratas.
Nos detenemos a comer algo, mientras algunos que aun no habían tenido oportunidad pululan de un lado a otro disfrutando de la magnificencia de este paraje.
Continuamos con la bici a cuestas, por unas escaleras, que pese a no ser muy largas, se hacen eternas dado el alto de cada escalón.
Al llegar arriba, comprobamos que el suelo (la tierra) está congelada y a nuestro paso cruje como si de hielo se tratase.
Bajamos y volvemos a subir, para bajar nuevamente y encontrarnos con el río al que el sendero bordea.
Disfruto como un enano mientras detrás Bauti, que viene por aquí por primera vez, va gritando algo así como:
«Que pasadaaaa, esto es acojonante.. que chulo oye…»
Toca segundo tramos de escaleras y volvemos a ascenderlas.
Arriba, un estrecho sendero balizado nos lleva en unos kilómetros a una subida ya en camino de terreno roto.
Ascendemos la cuesta y esperamos para reunir al grupo mientras aviso que allí se acaban mis conocimientos de la ruta y dependemos del GPS de Bauti. Por suerte (no es que desconfíe…o si…) Diego nos explica que un día estuvo y sabe como se llega a Ágreda (según el solo dos kilómetros en llano…). Bauti dice que el track también va por donde Diego indica así que perfecto.
Empieza «el llano» y curiosamente pregunto a Diego si soy yo o a él también le suben las pulsaciones.
Sobre el termino «llano»:
-«Hasta que porcentaje de inclinación manejas ese vocablo,Diego?»
Kilómetro y algo más adelante por fin el llano se hace presente y esperamos al grupo mientras el tudelano confiesa que él lo hizo en sentido contrario…
Parece que hemos llegado. A pocos metros de nosotros se ven las primeras casas de Ágreda. se ven un poco por encima nuestro pero vamos, nada insuperable.
Nos acercamos y de repente una cuesta abajo, nos deja ver como las casas ascienden a nuestros ojos.
Una cuesta tras otra nos deja en la zona más alta de Ágreda, y si bien no era necesario llegar hasta allí, el GPS indicaba eso así que… arreando que es gerundio.
Patxi pregunta a una mujercica como se llamaba la monja de poderes místicos (bilocación) y a la que, el rey visitaba.
La buena mujer le responde algo así como…:
-«LaSatisimaMadreMariaJesusDeAgreda« (sin pausa alguna).
Una vez ilustrados sobre las personalidades del renacimiento «Agredano», llegamos al «parque de la dehesa» (si hombre, donde está esa famosa fuente de la que mana agua con olor a huevo podrido…).
Comemos algo rápidamente para que no se nos haga tarde y vemos que tal va la gente.
En manos del «hombre de los Jonderes», salimos de Ágreda, pasando bajo un puente de la autovía que nos lleva a una pista.
Al poco de rodar por ella, Diego se da cuenta. Estamos en lo que era la antigua vía del tren, ahora camino en muy buen estado y que nos lleva cuesta abajo (salvo dos pequeñas rampas ascendentes) a un pueblico, del que ninguno habíamos oído hablar: Valverde de Agreda.
Continuamos adelante y varios kilómetros más adelante, entramos en la carreterilla que anuncia la «Estación de la Nava», aunque al poco nos desviamos por un camino en dirección a «Monte Alto».
Continuamos estando a casi 900 metros de desnivel sobre el mar, lo que dice que vamos manteniendo la altura.
Goin va sufriendo pero no cede y como buen campeón continua sin quejarse.
Sierra y Jarauta miran el reloj y piensan que no sabemos donde estamos (¿nos dará la noche aquí me medio de ninguna parte?).
Aunque el GPs es cosa de Bauti, creo conocer el camino y comento a Marta y Guillermo que CREO que bajaremos por una pista por la que ya bajamos una vez y que nos dejará en Tarazona.
Nada más empezar el descenso, les digo si reconocen la cuesta a lo que ambos me miran como un gato al que preguntas la tabla del tres.
Ya casi en Tarazona, Guillermo cae en la cuenta de una ruta que hicimos hace varios años y que discurría por allí (con Fernando Campo y mi padre).
La verdad es que Bauti, ha diseñado una ruta de vuelta evitando subidas (por más que alguno «grandote» me dijera que no hacíamos más que subir también de vuelta…jijiji) y muy bonita.
Nos detenemos junto a la fábrica de caramelos de Tarazona, donde Marta y Goin, se despiden y vuelven al coche, mientras nosotros callejeamos hacia la parte baja de la cuidad.
Al pasar por la plaza del Ayuntamiento, el olor a carne asada impregna el ambiente y nosotros con hambre cabeceamos de lado a lado para ver de donde sale semejante aroma.
Finalmente terminamos de bajar y encaramos al Tarazonica, donde bajamos a paso tranquilo.
Nos despedimos de los tudelanos en la antigua estación de tren de Murchante, tras 90 kilómetros de ruta preciosa y que a buen seguro repetiremos.
Desde aquí, los Karrikiris os deseamos lo mejor para el 2014.