Tal y como anunciabamos hace días, hoy se celebraba la «VII cicloturista falda de Moncayo» con salida y llegada en Grisel.
Nos enteramos de la prueba por casualidad y mediante un foro de Internet pues la promoción ha sido escasa por parte de los organizadores.
Las fechas veraniegas no acompañan a esta prueba, que además se celebra durante los San Fermines…
Esto ha provocado que la representación del MurchanteBTT haya sido reducida.
A las 8 a.m. Guillermo y yo (Iñaki), tras dar cuenta del encierro de Pamplona, partimos a Grisel.
Nada mas llegar vemos a varios participantes y aunque ambos pensamos lo mismo, Guillermo lo resume de este modo:
-«Que finos están todos…»
Que es otra forma de decir…»esta gente tiene pinta de estar muy muy en forma…»
Aparcamos donde podemos y preparamos bicis y material, para proceder a la retirada de dorsales.
Según la web, no estaba permitido inscribirse en la prueba el mismo día pero comprobamos que si que se permite.
Nos ponemos en la parrilla de salida, mirando a un lado y otro. Somos un total de 50 participantes, y de ellos al menos 30 parecen recien salidos del Tour de Francia.
Piernas untadas de vaselina, enormes cuadriceps, bicis hiperligeras…no se que me da que lo de «no competitiva», se va a quedar en la normativa.
Salimos de la calle de las piscinas, y rápidamente un grupo de unos 20 toman la delantera.
La bici me hace un ruido de forma contínua que ya escuché el último día que salí, pero como he desarmado la rueda trasera, examinado radios, disco, buje y no he visto nada, confío en que no me de un disgusto…
En una zona llana (tal vez pica hacia abajo), miro el marcador y vamos rápido tras el grupo de cabeza (osea…en mitad del pelotón).
Primeras subidas por camino pedregoso (en ese momento pensabamos que estaba mal y había mucha piedra, pero ahora pienso que era una pista magnífica, comparada con las que después tendríamos que recorrer).
No me siento rodar bien, y cuando eso te pasa nada mas arrancar… malo.
Bajamos hacia Vera de Moncayo y a los lados ya vemos los primeros Super-máquinas con su bici pinchada (tanto reducir peso, ponen cubiertas ligeras que estos pedregales se meriendan).
La primera bajada fuerte me deja mal sabor. Mucha piedra pero la bici ( o yo…) no me ofrece buenas sensaciones y parece como si fuese suelta de atrás (como si fuese dando coces de lado a lado mientras intento que al menos la rueda delantera vaya por donde le digo).
Bien, vamos subiendo y subiendo e incluso adelantamos a 3, pero no voy bien. Pulsaciones mas altas de lo habitual y una sensación como si la rueda trasera estuviese frenada (cosa que no es así como mas tarde comprobaría).
Guillermo va a mi ritmo pero va mucho mejor que yo.
Se suceden los cruces y cuestas y continuamos subiendo por pistas que nunca habíamos ciclado, pero que dejan ver un paisaje de lo mejor de la zona.
Tras una bajada, Guillermo casi se come a un compañero que había pinchado, mientras yo en el último instante veo que hay que tomar una pequeña trialera a la derecha que da paso a un estrecho tunel bajo la carretera y la tomo sin pensar.
Asfalto. unos 3 Kilómetros de asfalto y las sensaciones no mejoran. De monento no nos adelanta nadie por lo que voy aguantando el tipo como puedo a sabiendas de que no vamos al ritmo de otros días (pero la moral aguanta).
Pista en deplorable estado y primer bajón moral. No ruedo bien y cada vez lo noto más. Nos adeltanta un super-biker que había pinchado y otros dos.
Pasamos al lado de una granja de curiosa construcción en un paraje de impresionante paisaje.
Hay que cruzar un río y continuar subiendo. Kilómetro 23 y no paramos de subir. Necesito comer algo a la de ya…
Kilómetro 24, nos alcanza un grupo de 5 al que damos paso pero prefieren seguir a nuestro paso hasta el aviatuallamiento.
Salimos por asfalto para seguir subiendo hasta el kilómetro 30. Ahí delante, como en cada cruce, hay un tipo de la organización que tiene en su mano mi moral. Si señala a la izquierda hay que seguir subiendo pero si marca derecha… es bajada…
Y LO ES!!!! (ya era hora hombre)
Avanzamos unos cientos de metros por asfalto hasta que nos desvían por una pista (dije pista? digamos pedregal con cada roca del tamaño de un microhondas, dispuestas por doquier sobre un suelo de grava y una cuesta abajo repleta de grietas y curvas).
Quiero ver si lo comido en el avituallamiento va haciendo efecto pero enseguida me veo entonando saetas y el cante del penitente ante la imposibilidad de frenar y la casi ineludible seguridad de salir disparado monte abajo por el tarraplen… (curvaaaaaaaaaaaa!!!!!)
UFFFFFFF (hay veces que uno se reafirma en sus creencias al ver que se producen milagros y ALGUIEN TE DETIENE…jejeje).
Nada, seguimos bajando y yo empiezo a estar feliz…(aunque la cantidad de piedra hace que me duelan las muñecas y plantas de los pies. Vamos, que tiemblo mas que un beduino en el polo norte…).
Feliz como una perdiz hasta que una maldita flecha marca un cambio de 180º grados para volver a subir (seguro que esto no se considera torturta en la convención de Ginebra?)
Posiblemente en una época alguien pasó por ese lugar y por eso los autóctonos piensan que eso es un camino, pero la realidad es bien distinta. Doy fe de ello.
Para arriba, siempre para arriba y el almuerzo, una de dos, o estaba caducado o mi estómago hoy no procesa correctamente; porque las fuerzas que esperaba, no acaban de llegar. No atino mas que a continuar sufriendo y no bajar de la bici…que es bastante.
-«»Guillermo…Yo (arrg arrg), creo…que voy a hacer (aaaarg, ufff) la ruta corta y no la larga como teníamos pensado» (sigo resoplando…).
Esa frase me costará 3 minutos de resuello infinito y pulsaciones todavía mas altas. Pequeña bajada, pero lo que otro día sería un disfrute, hoy solamente es un rato de menor dolor en el gemelo (y en los cuadriceps, y …en todo vaya…).
Aparece un tercero en la escena. Un asturiano (que como se de donde es? si llevaba la bandera de asturias en su mallot!!!) quiere adelantarnos y me sirve para animarme un poco e intentar que no lo haga.
Llega otra subida y voy mal pero el va peor ( BIEN!!! …aquí el que no se consuela es porque no quiere… jejeje). Le adelantamos de nuevo pero en la siguiente bajada vuelve a tomar la delantera (que fue de mis bajadas…)
Guillermo, fiel escudero, continua llevandome a ritmo suave para que no termine por reventar.
Un poco más adelante vemos al mismo super máquina que nos había adelantado; a trote lechonero, con bici en mano.
-«Llevais una cámara de válvula fina?»
-«No, gorda»
-«Sí, yo si», indica Guillermo.
-«Con esta ya he pinchado 6 veces hoy»
(y vuelvo a pensar…si estais tan fuertes y tal…y poneis cubiertas de pichorras por 100 gramos menos…si es que sois unos estalentaos!!!)
Le dejamos cambiando la cámara seguros de que poco después nos adelantaría, si bien, no sucedío.
Maldita sea!! Hay que subir ese cortafuegos?? ese lleno de pedruscos e inclinado hasta mas no poder? (no se porqué me lo pregunto y no se si realmente era un cortafuegos pero la pinta la tenia toda todita!!!!)
Pensaba que con la parada, para prestar la cámara al otro, el asturiano se habría escapado, pero ahí esta bici en mano, cortafuegos arriba.
Busco una canción en mi cabeza para no pensar. La elegida una típica de charanga (y no, no se porqué esa). Plato pequeño, piñón enorme y cabeza al suelo pensando en que no resbale mucho la rueda y termine en el suelo.
Casi habíamos alcanzado al primo de Alonso (a algo le tocará el parentesco…) pero en esas, termina la cuesta y se nos escapa. Vaya hombre!!
Bajamos a un pueblo (no, no estaba en ese monento como para fijarme en cartelitos, así que no se cual era).
En un cruce un chico de la organización nos indica:
-«Ahí en la granja, hay que decidir si vais por la corta o la larga»
(que hago…que haggoooo…)
-«Guillermo, voy por la corta…vete tu por la larga si quieres»
Subimos otra cuesta y arriba vemos el segundo avituallamiento (kilómetro 37).
Medio minuto antes ha llegado el asturiano.
Charlando con los organizadores, nos indican que nos animemos a hacer la larga, que tal y que solamente es subir de nuevo hacia moncayo, para bajar y volver a subir una cuesta muy empinada pero de solo 600 metros…y que vamos bien de tiempo…
Yo hago mis cuentas…unos 20 kilómetros más…maaaaaalo.
Han dicho que a la una del medio día desviarán a la gente que llegue por la corta.
-«¿Y que horas es?»
-«Las 12 menos 5»
(mmmmmmmmmm…no vamos tan mal de tiempo para lo que se cuece hoy…)
Lo de siempre, si haces la corta, llegas a la meta y seguro que te preguntas: ¿Hubiese posido con la larga…?
-«Mira mi GPS» (me dice un organizador)», hay que hacer por aquí, despues esto…»
-«vahhhh …No te preocupes que tu puedes…»
Además se que Guillermo pese a no decir nada para no presionarme, tiene ilusión por la larga y yo confío en que la subida no sea mucha y las fuerzas que llevo toda la mañana esperando vengan de una vez…
Salimos cuesta arriba…por la larga….
Y 4 kilómetros despues sin parar de subir con el moncayo en frente, sigo repasando el arbol genealógico del organizador…al que dedico mis «mejores» recuerdos…arrrrg (poco le faltó para que volviese y le pidiese amablamente el GPS y me lo comiera…)
Por fín, giramos y la pendiente se torna en descenso.
Bajamos hasta un pueblo donde nos indican curva.
Y tal era la curva que acabamos derrapando en medio del pueblo con las bicis cruzadas.
Giramos 90 grados por una calle y un abuelico, sentado ante la verja de su casa nos dice:
-«Alaaaaaaa, tiraaaa, tiraaaa, que menuda cuesta os esperaaaaaaaaaaaaaa»
(Otra? no puede ser…!! pero si estábamos bajando!!!!!!)
Otra vez a mirar al suelo, y un kilómetro de subida en medio de un pedregal de los de campeonato.
Al fín, bajada de nuevo, y mucho mas abajo se divisa la carretera.
Bajada fuerte, con grietas, gravilla y pedruscos (el mamaño de los pedruscos?…pues como los de las pirámides de Egipto…)
Carretera, y frente a nosotros la subida final: La diezma.
100 metros mas adelante vemos al asturiano lidiando con la fuerte pendiente.
Empezamos a subir y ya no queda «power», por ningún lado, voy a beber y se me termina…(ahora si me pica una abeja la rematamos, vaya…)
Agacho la cabeza y Guillermo me va sacando metros.
Me adelantan dos (vaya hombre, por si la moral estaba baja,no?) y Guillermo arriba del todo me ha sacado unos 100 metros.
Por fin arriba y 15 metros mas adeltante está Guillermo hablando con el organizador del GPS… (que alguien me detenga que voy a por él!!!!…jejeje)
-«Es que si os digo lo que os esperaba, no vais…»
(que graciosillo….je je je)
Bajada final y llegamos a meta, donde descubrimos que el resto del pelotón había elegido la ruta corta (arrrrrrrrrrrrrrrgggggggg).
Hay días en los que el cuerpo funciona perfectamente y otros en los que hay que tirar del teorema del Alcoyano y no darse por vencido y hoy ha sido uno de esos días…
La bici hace cada vez mas ruido …pero…eso ya no importa… 😉