Crónica: Los 10.000 del Soplao 2016

Nota: Esto es MUY LARGO… si no eres lector paciente… ni intentes leer esta crónica.

Todos dicen lo mismo: “El Soplao” empieza el día que haces de la prueba un objetivo y empiezas a entrenar.

Hay quien me decía que era muy sacrificado eso de entrenar de forma metódica y “sacrificar” muchos días de salidas tradicionales en pos de entreno…

Y sin embargo, ha sido todo lo contrario. He disfrutado de la bici como nunca. Es más… he descubierto otra forma de ciclismo que me encanta y me llama.

El ver como tu estado de forma se incrementa día a día, la consecución de cada fase del entrenamiento y el tener el objetivo cada vez más cerca, te llevan a ver la bici de otra forma y posiblemente, nunca vuelva a verla como lo hacía antes de esta experiencia (que un no ha terminado, porque escribo desde mi casa la noche antes de viajar hacia Cabezón).

 A decir verdad, escribo por calmar los nervios que me llevan acelerado desde hace días.

Entre el catarro que se presentó de visita esta semana (¡¡el único del año!!), el ser novato y no saber exactamente cómo va a enfrentar tu cuerpo la paliza que a la que lo voy a someter y que, en foros y videos, presentan la prueba como el apocalipsis del btt… soy un manojo de nervios.

Es ahora cuando llegan las dudas. ¿Serán suficientes las horas invertidas entrenando? ¿Este catarro me tiene muy mermado? ¿Es eso que parece que quiere, dolerme una señal de lesión que aparece a pocas horas antes de la prueba?

Vamos, que ves dolores y cosas raras en cada músculo y quiero pensar que es por los nervios.

Y no soy el único, porque a las 5 de la mañana, harto de dar vueltas en la cama, me levanto y Chelu, mi inseparable compañero de entrenos, me traslada vía “WhatsApp” que también está despierto.

En un rato, toca ir a la oficina, y esperar a que llegue el medio día para salir pitando con el resto de amigos que hemos decidido acudir a la cita.

Por cierto: No había dicho que la crónica iba a ser corta así que si el prólogo ha sido este… coger aire para lo que pueda escribir el domingo (si es que aún tengo ganas de hacer algo…)

Por retarme, escribiré una frase más:

A día de hoy, estoy convencido de que el año que viene volveré al Soplao.

¿Pensaré lo mismo la próxima vez que siga escribiendo?

24 horas después de acabar el Soplao…

¡¡CONSEGUIDO!!!

¡¡¡Madre mía, que experiencia!!!

Es domingo, y hace unas 24 horas que pasaba por línea de meta tras acabar la más escalofriante y épica vivencia en BTT de toda mi vida (hasta ahora). Pero empecemos por el principio.

Llegamos el viernes y antes de ir al camping, nos acercamos a recoger los dorsales. Allí nos encontramos con Cabri, con el que charlamos un rato y nos dice que acaba de mirar el tiempo y no parece que vaya a llover. BIEN!!!

Tras prepararlo todo, nos acostamos y al poco suena el despertador.

Llegamos a cabezón sobre las 6:00 a.m. y nos situamos en línea de salida, para esperar dos horitas. El tiempo es bueno aunque, el cielo, está encapotado.

Poco antes de que den las 8:00, aparece Yoli y los hijos de Chelu. Lo hacen emocionarse y por poco acabo lagrimeando yo, al ver los ánimos y palmadas que le daba Diego en la espalda, muy serio, a su padre como diciendo:

-“Tranquilo papá, tu puedes…”

7:55 y empieza a sonar la canción: Thunderstruck de AC/DC…

No se si era yo o el equipo de megafonía que tenían pero a cada golpe de rimo me estremezco y me recorre un escalofrío… parece que voy a la guerra…

A los lados el público y varios de ellos con la boca abierta canturreando la canción… que sensación…

Salimos y al poco estamos dando pedales, cuidando de no perder a los amigos, pero intentando avanzar posiciones para evitar el atasco en el kilómetro 3.

Allí llegamos juntos, Feli, Chelu y yo (Iñaki) y por suerte no hay atasco.

Se oyen los cambios por doquier y empezamos a ascender. El primero. La gente empieza a resoplar y yo empiezo el mantra que Cabri me indicó el día anterior:

-”Guarda fuerzas, guarda, y reserva…”

La verdad es que voy nervioso y algo tenso de la emoción y no disfruto la subida del todo, pero con la niebla, tampoco es que se vea mucho paisaje. Lo importante es que voy muy bien de pulso y el cuerpo responde, así que me preocupo de no perder a los amigos, entre la muchedumbre.

Al fin coronamos San Cibrian y empieza la bajada.

Es camino bueno pero con mucha gravilla. Mi mayor miedo es que alguno baje descontrolado y me tire, pero por lo demás voy muy tranquilo, porque hay algún compañero que no le gusta mucho bajar, así que voy disfrutando el paisaje.

Es seguida comprendo que en Cantabria no tienen ni idea de lo que es un llano y lo del nivel como herramienta…. ni en los libros… Todo está inclinado de una forma u otra….

En cuanto termina la cuesta abajo, la emprende otra hacia arriba así que volvemos a cambiar coronas como locos y a darle de nuevo…

Van pasando los minutos, pasamos por San Vicente del monte, y bajamos para volver a subir hasta el alto de Carrancias.

Son todas subidas que, en nuestra zona, consideraríamos fuertes o muy fuertes, pero sabiendo lo que viene por delante, como para rechistar o decir algo…

En mi cabeza, voy dando vueltas a una pregunta:

“Y… entonces… como son las rampas que llaman…fuertes?….”

En estas estaba yo cuando bajamos pronunciadamente.

No sé en que momento, perdemos a Feliciano. Yo pienso que va unos metros tras de mi, con Chelu y el debe pensar que va entre ambos o detrás…

Empezamos a bajar y me encuentro solo, así que reduzco la marcha para enlazar. Miro atrás y veo decenas de tipos, lanzados cuesta abajo, pero ninguno de ellos es Chelu o Feli.

Justo después de ver un accidente, me alcanza Feli, al que grito, porque no se daba cuenta.

No pasa un minuto y aparece Chelu, con lo que respiro aliviado y encaramos la siguiente subida.

…Doy una curva y veo mucho público apostado en los lados del camino…

Camino??? Pero por dios, que es esto!!!!

Empieza la subida a “La cocina”… La verdad es que voy muy bien… pero es la risa…

Una pendiente de hormigón rayado, en el que las cubiertas se escuchan derrapar contra el terreno, pidiendo clemencia.

Son varios kilómetros y veo que eso va a ser largo… y la pendiente no mengua…

Nada, de momento voy bien, no me duele nada y el pulso  en torno a 135-140 pulsaciones…

Miro a gente de mi alrededor, resoplando y veo cifras de pulso que harían hervir el metal, mientras algún otro me adelanta …

De vez en cuando miro a ver si estos dos siguen a mi flanco y así es. Si acaso cuando me ven mover la cabeza y no los alcanzo a ver, enseguida, el avispado de Chelu, me grita: “Estoy aquí, tranquilo”.

Él me tiene bien localizado con mi mochila y zapatillas naranjas, que dice que se distinguen bien. Yo cuando miro por debajo del sobaco, siempre busco el casco naranja de Feliciano, que también es fácilmente identificable.

 Salimos de un camino y sin bajar un solo metro nos metemos en asfalto ascendente…

Por tanto… ¿Estaremos subiendo “el soplao”?

Parece que sí.

Nos adelanta gente pero nosotros continuamos en modo:

-“Guarda fuerzas, esto aún no ha comenzado, tu a tu 50% y como mucho!!!”

 Alcanzamos el primer avituallamiento y nos encontramos a Ramón que había salido a fuego.

Le digo que si viene con nosotros pero decide seguir por su cuenta.

Comemos algo, rellenamos líquido y mandamos un whattsapp a la familia para que sepan que sobrevivimos. Allí se supone que iba a estar Yoli, los chiquillos de Chelu y la Feli pero no aparecen…

Empezamos a descender y según nos han dicho, esta bajada, hasta Celís, es la más peligrosa.

Sigo a Feliciano y no puedo mirar atrás, si quiero conservar la dentadura, por lo que decido bajar concentrado.

Del resto no sabemos nada. Suponemos que Antonio ha ido por delante, mientas Sierra, Fernando y Jarauta, formarán un grupo algo más atrás, y Fermín irá con un amigo con el que había quedado a la salida. Pero todo son suposiciones…

Por fin abajo y sin necesidad de prótésico dental. En un par de minutos llega Chelu que parece que hoy está haciendo un master en bajadas… y la verdad es que cada vez va mejor, más confiado y rápido.

Avanzamos por asfalto y allí está nuestro equipo de apoyo. No les habían dejado subir así que estaban esperándonos aquí.

Tras parar, conversar con ellas y comer un plátano, continuamos, pensando en el “Monte Aa”. Miedo me daba pensar que según la información que tenía, las rampas eran más duras que las de la cocina… pffffff.

Nos metemos en camino y aquello se inclina… peor no es para tanto… menos mal…

¿Menos mal? Giramos una curva y veo aparecer el temido hormigón rayado…

Quien me mandaría dejar el piolet en casa…

Pongo plato pequeño y solo me queda una corona de reserva. Que en algún momento tengo que meter… la madre del ****

Mis compinches sigen a mi lado y allí no habla ni el perro…

Mirando hacia arriba aquello asciende y serpentea, hasta que por fín veo un cartel, hecho a mano: GOMINOLAS!!!

La famosa mujer de las gominolas se coloca en las últimas rampas del monte Aa y por tanto sé que aquello se termina.

Sonriente paso para recoger mi gominola y la mujer con la misma sonrisa me la pone en la mano, intentando llegar a todos, sin que tengamos que poner el pie en el suelo.

Seguidamente, paso por una chica ¿su hija?, que reparte manzana…(que buena me supo!!).

Y así, es… poco después estamos arriba y las vistas son realmente espectaculares.

Hace calor, bastante más del que las previsiones marcaban y vamos perdiendo líquido por lo que intento recuperar algo, antes de comenzar la bajada.

El descenso es muy bueno y Feli toma la delantera, no sé, si espoleado por cierta moza que bajaba echando fuego… vete a saber….

Como en ocasiones anteriores, Chelu baja un poco después, pero se nota que va cogiendo ritmo… casi no tenemos que esperar… ¡¡va sacando nota en cada bajada!!

Comentamos que tiene que ser algo relacionado con el agua, o las anchoas o algo de allí pero no es normal… tanto público, con tanta pasión, que te animan como s fueses el mismo Indurain, ascendiendo contigo unos metros con las venas en el cuello gritando:

-“Venga, una pedalada más, no te rindas, venga!!!!”

Y si fuesen cuatro forofos… se entiende…

Pero ver a mujeres de entre 60 y 80 años, unas con las cacerolas y los cazos aporreando la batería de cocina y desgañitándose al paso de cada grupo de ciclistas, o grupo de gente cualquier carretera perdida con pompones de animadora… o caminos apestados de coches a los lados con familias enteras, apostados y animando durante horas… como si fueses el primero que pasa por allí… no es normal…

Y quiero que quede claro: NO ES NORMAL!!!!

Y se agradece tanto, que no se ni como expresarles mi gratitud y sensación de apoyo transmitido.

Y hablando de cual sería la causa de tal desvarío mental de estos encantadores pobladores Cantabros… que nos plantamos en Ruente con muchísimo publico y poco después en el avituallamiento de Ucieda.

Volvemos a ver a Ramón que vuelve a irse, mientras nosotros paramos a echar aceite a las cadenas, y comer un bocadillo de Nocilla, ¡que bueno!.

Empezamos a ascender el Moral, puerto largo y duro, según dicen… unos 12 kilómetros.

Aquí se supone que empieza realmente el Soplao y todo lo anterior era el calentamiento… Un calentamiento de unos 2000 metros positivos…pero vaya… que esto funciona así… y aquí es donde se empieza a hacer la selección de verdad…

Conforme avanzan los kilómetros, las conversaciones disminuyen y las cabezas bajan mirando la rueda delantera. Esto es eterno…

No puedo aguantarme la curiosidad y pregunto a un ciclista si queda mucho…

Me dice que si que al menos 4 kilómetros…

¿Como? Si allí se ve que crestea y no hay nada más alto… como puede ser…

Y sí… sí que podía ser…

Al llegar al punto que yo tanto ansiaba, una curva cerrada daba paso a la otra ladera de la montaña, de donde aparecía una cumbre lejana y superior… vamos… para partirse de risa…

Voy con un dolor horrible de riñones y pienso que si a mitad de prueba voy a sí… mal voy y me empiezo a comer la cabeza… hasta que reflexiono.

De piernas voy nuevo, sin una sola molestia ni sensación de carga…

Pulso bien…

Venga ánimo… no puede quedar mucho…

Y por fin… veo la carpa del avituallamiento líquido.

Mis compañeros aparecen en menos de un minuto.

No soy el único que va con los riñones doloridos y tomamos un ibuprofeno.

Empezamos una larguísima bajada de unos 13 kilómetros que me sirven para relajar la espalda mientras hacía efecto el calmante… y voala!! Aquello desaparece como por arte de magia…

Llegamos a Juzmeana y a Barcena Mayor donde nos detenemos en el avituallamiento a comer un bocadillo, beber y hacer una parada más larga y relajada.

Allí veo a Cabri y nos comenta que el puerto que toca es el mas largo. Nos pone las cosas tal que si lo pasas con fuerzas de sobra, tienes mucho hecho a tu favor y sino… es casi imposible que completes la prueba.

Aquí Ramón se une al grupo y arrancamos juntos.

Reemprendemos la marcha, y empezamos a ascender cruz de fuentes. Unos 20 kilómetros de puerto, con un paisaje de película.

Pero la película, no acaba nunca y pasa la primera hora y aquello no se ve terminar.

Aquí cada cual tiene que poner su ritmo y subir según le dicta su cuerpo para evitar problemas.

Chelu me dice que hemos perdido a Ramón, hace un rato, y acostumbrado como estoy, me parece raro que no haya dicho que bajásemos el rimo para ir juntos.

La subida continúa y pasa el tiempo, mientras hago caso de los consejos, admirando el paisaje para no pensar en lo que queda.

A 3 kilómetros de acabar alcanzo a Unai Gonzalez, al que reconozco por sus vídeos en Youtube y con el que voy charlando animadamente, lo que me recupera el ánimo y me hace incluso disfrutar la última parte  del puerto.

De cuando en cuando miro atrás y alcanzo a ver el casco naranja… así que todo perfecto.

Bebo, relleno líquido, como algo y mando whatssapp a casa.

Miro la pendiente y allí se acerca Feli, con su casco que llega sin hablar, directo al agua.

Menos de un minuto después llega Chelu, al que también se le ha pasado el dolor de espalda. Así que estamos los tres bien y juntos que es lo más importante.

Allí un hombre con barba y unos chicos jóvenes que están de espectadores se acercan a animar y entablo conversación con él…

Me dice que lo que queda es (y pongo literalmente):

-“Es una putada, no te puedo mentir, pero venga que os veo bien…!”

Descendemos, y las nubes se ven amenazantes y negruzcas a lo lejos…. Malo….

Empezamos a ascender a Ozcaba y nos detenemos en las primeras rampas a cambiar el agua al canario, mientras empiezan a escucharse truenos a lo lejos…

Continuamos ascendiendo, por medio de un precioso bosque y de repente la tormenta descarga sobre nosotros…

Chelu y yo nos detenemos a ponernos el chubasquero y Feli dice que va totalmente mojado y que ya le pillaremos.

Al alcanzarlo, Chelu le mira y le dice a Feli:

-“Sonríe Feli…”

Quien responde:

-“Esta es la cara que tengo!!!!”

Esta el tema para pocas bromas….jajaja

Cuando caen las últimas gotas de la tormenta, llegamos al avituallamento de Ozcaba y nos detenemos buscando algo caliente que meter al cuerpo.

Por suerte, hay caldo y colacao que nos sienta genial.

Volvemos a montar sobre nuestras embarradas monturas, por caminos llenos de barro pero al menos no llueve.

Mirando a mi izquierda, veo la diagonal que trazan subiendo quienes llegan a “Venta Vieja” y unos minutos más tarde acabamos por llegar nosotros.

Bajamos con precaución y sin prisa… hay muchos hecho, estamos en buenas condiciones y no hay que echarlo a a perder por llegar antes o después…

Bajamos los tres juntos con un Chelu, crecido que ya se ha graduado en bajadas de todo tipo.

Un compañero de ruta, nos dijo kilómetros atrás dos axiomas:

1.- Si llegas al Negreo está conseguido aunque lo tengas que ascender a pie, sus terroríficos siete u ocho kilómetros.

2.- Ese puerto es una aberración.

Pero después de la jornada que llevábamos, el miedo había quedado atrás…

¿Rampas más duras que las del monte Aa? ¿Más Kilómetros que en El Moral?

Vamos que iba crecido…

Ascendemos por una pista asfaltada y se ve una pendiente impresionante en un cruce a la derecha.

Feli: -“como sea por ahí…”

Feli:-“A no, que marca a la izquierda tras esa casa…”

Feli:-“La madre que me…”

Y como dice  el refrán si no quieres taza… tazón!!

Ascendemos a “Correpoco” y por suerte la pendiente es corta, pero el terreno deja de ser asfaltado para convertirse en un camino que poco a poco deja de serlo para convertirse en una especie de rio de barro negro y piedras del tamaño de cajas de zapatos las más pequeñas y de cajas fuertes las mayores… pero que es esto!!!!

Con suerte y tirando de técnica conseguimos pasar montados, mientras muchos compañeros pasan las de Caín. Vamos que solo faltaba esto…jajaja

Comenzamos un rápido y retorcido descenso hasta acabar en una carreterica.

Al fondo, a menos de un kilómetro se ve mucho público y eso a estas alturas, ya comprendo lo que significa.

Giro a la derecha y lo reconozco de vídeos que había visto… pero en éstos… no parecía tan inclinado , ni de lejos…

La primera rampa del Negreo, se presenta como un muro, donde el publico mismo parece estar dispuesto en escalones, por la diferencia de altura entre ellos.

Me recuerda las míticas subidas del Tour de Francia, donde por las justas se ve el camino por la cantidad de gente que se aparta conforme avanzas.

Forofos con cencerros enormes mientras te jalean, mujeres aplaudiendo niños gritándote y jóvenes que se acercan para pedirte una pedalada más …

IM-PRE-SIO-NAN-TE.

Pongo todo lo que tengo y busco más coronas por si la cadena se puediera colocar sobre la cubierta trasera.

Voy a menos de 5 por hora, y me da tiempo de ver caras y gritos, puños cerrados haciendo gesto de fuerza y pedaleo. Pedaleo como si tirase de la misma tierra. Me decían que no pasaba nada por subir andando pero ahora merece la pena darlo todo.

Llego al avituallamiento. Chelu me ha dicho que tire y salimos Feli y yo  para arriba. Le esperaré arriba, hasta que llegue, me repito y pedaleo preocupado, pensando que tendré que esperar horas a mi amigo.

Curva a izquierda y la pendiente parece algo más clemente…hasta que vuelve a aparecer el hormigón rayado.

Esta es aún peor que la primera pero ya no me pilla de improviso.

Me preocupa la cantidad de participantes que arrastran maltrechos las bicis y a so que tengo que pedir paso para no echar pie a tierra.

Si tengo que desmontar, será imposible volver a hacerlo, pienso.

Culmino la rampa y giro de nuevo para encontrar la tercera. Tengo las piernas en perfecto estado así que, si tengo que vaciarme, lo haré, pero no desmonto ni aunque se me salga un ojo de tanto apretar los dientes.

Un pequeño descanso y encaro la cuarta rampa hormigonada, con más de un 30% (según dicen) de desnivel.

Me acuerdo de Cabri con su consejo de sentarse en la punta del sillín (donde llevo “acomodado” desde hace rato) y mordiendo el manillar para evitar que se levante la rueda delantera…

Y culmino… se supone que a partir de aquí la cosa sin ser una broma, ya no es para tanto.

Miro abajo y a cien metros viene el hombre de hierro con una cara que asusta, de fuerza y rabia.

Busco a Chelu por las “zetas”, más abajo y no lo diviso.

Paro a esperar (y con la excusa descanso), creo que Feli va muy mal, por la cara que trae…

Mi amigo desmonta y se acerca unos 5 metros andando… madre que drama nos espera (pienso).

Y al llegar, me dice:

-“Venga ya hemos tomado el aire…”

Que alivio!!!

Montamos y continuamos ascendiendo.

Busco a Chelu por debajo a cada curva que hacemos en la escarpada ladera.

Y cuando encaro la última recta visible del Negreo, escucho un grito:

-“Iñáki!!!!!”

BIEN!!!!

Es Chelu y no está, ni mucho menos, tan mal como yo temía.

Se ha recuperado muy bien y está dando pedales como un campeón.

Vamos hablando entre los penitentes que comparten ritmo y termino e puerto con Kike, que sin saberlo es amigo de Cabri. Un chaval muy majete al cual saludo desde aquí.

Al llegar arriba, nos detenemos a esperar, cada cual, a sus respectivos compañeros.

Enseguida llegan los míos y nos despedimos para continuar las pocas rampas que quedan del terrible pero ya derrotado Negreo.

No faltó quien casi echa alguna lagrimilla, al saberse vencedor entre la niebla cerrada que nos esperaba arriba.

Emprendemos la bajada y decidimos hacerla despacio y sin prisa.

Descendemos de forma muy relajada, mientras nos adelantan decenas de compañeros que buscan hacer tiempo.

Vamos casi anestesiados y con una sonrisa en la boca…. Lo que queda a meta es cuesta abajo y serán los 15 kilómetros más placenteros que nadie pueda nunca imaginar.

En la carretera de Ruente a Cabezón, vamos haciendo relevos y sin quemarnos alcanzamos una buena velocidad de crucero.

Entramos en Cabezón, pletóricos entre la muchedumbre que se agolpa aplaudiendo a los lados. Que bonito!!!!

Nos detenemos y tras las fotos de rigor empezamos a pensar en  nuestros compañeros, de los que no sabemos nada hace muchas horas.

Un rato después llega Ramón, recuperado y contento y mientras comemos vemos aparecer a Sierra, Jarauta y Fernando.

Solo queda Fermín…

Por fín su mujer nos dice que le ha llamado emocionado, y está empezando el Negreo. Lo cual quiere decir que lo va a terminar (¡que pasada de tío… que fuerza mental tiene!)

Nos iremos al camping a duchar, cambiar, y volvemos para recibirle y cenar.

Acabamos todos con una foto en la mítica rotonda de la bici con un sueño cumplido.

De momento hay quien dice que no vuelve… pero dejaré que las aguas se calmen y vean lo que han sido capaces de conseguir…

El año que viene…

Los Karrikiri cabalgarán de nuevo el Soplao.

 

Tiempos de paso como referencia a futuro:

  • 10:10 avituallamiento Soplao
  • 12:00 Empezamos a subir el Moral
  • 13:30 Arriba del Moral
  • 14:08 Avituallamiento Barcena Mayor
  • 15:54 Coronando Cruz de Fuentes
  • 17:10 Coronando Venta Vieja
  • 18:10 empiezo a ascender Negro
  • 20:19 Meta

Crónica Lerín: Dos tullidos sobre ruedas

Llegábamos a Lerín sobre las 8 para que la secre no se pusiera nerviosa (le gusta llegar con tiempo).

La expedición constaba del siguiente ejercito Karrikiri:  Guillermo, Marta, Samuel, Roberto, Feliciano, Diego y yo (Iñaki). A los que se nos unía Aitor Alfaro.

Tras proceder con el trámite de recogida de dorsales y tal, vamos a por las bicis y nos plantamos en la salida.

Dicen que seremos unos 380 en tomar la salida.

La organización lidia con algún problemilla de última hora pero, la verdad es que lo solventan muy rápido y nos dan la salida.

Se produce una estampida y todo el mundo me adelanta por todas partes. He perdido a todos.

Acelero y nada más salir de l pueblo hay una subida. Voy recuperando puestos y veo a Diego, Samuel y Aitor. Feli y Roberto están más adelante y no puedo alcanzarlos. Es casi una subida al sprint de un par de kilómetros (calculo yo…).

Miro atrás y veo a Samuel. Lo he adelantado? Iré con él.

Nos adelanta Aitor y empieza el sendero. Aitor va tres puestos delante de mi y justo detrás va Sam.

La cosa se relaja un poco y empiezo a disfrutar en el primer sendero que discurre paralelo a un pinar, pero al poco otra subida, fuerte pero corta (de unos doscientos metros).

Miro atrás y no lo veo.

Sam: -«Estoy estoy, venga!!»

Hemos llegado arriba del cabezo y en llano la gente sigue yendo a saco.

Unos voluntarios nos indican cambio de dirección a la izquierda y precaución. Se donde estamos y lo que toca (se lo intenté advertir a Marta para que no le pillase tan de sorpresa, pero una vez metido… sé que le va a pillar…hombre que sí…jijiji). Viene más atrás con Guillermo, así que… se prepare…porque solo acaba de empezar…

Bajada, bajada…seria con varias curvas, la gente derrapando con una o ambas ruedas y público / fotógrafos apostados a los lados buscando imágenes.

Si algo se nos da bien al «dúo calavera» es bajar y tras la última curva, Samuel me grita, sin freno!!!

Y nos dejamos caer a tope por ese minúsculo sendero, mientras busco la forma de no tragarme al de delante (que va parecido, pero… le veo poco seguro…).

Toca girar a la izquierda y pasamos un par de toboganes para girar inmediatamente a la derecha. Aquí empieza lo duro realmente.

Nos meten en un pinar cerrado, en el que discurre un sendero, co mucha curva en un continuo rompe piernas.

Solo se oye, la respiración del personal dándolo todo…

(Al acabar Diego que iba unos metros delante, me dijo que escuchó mi carraspear de garganta!!!) Eso es concentración y una muestra de lo calladito que iba el pelotón…

El terreno es duro y aprovechamos los escasos segundos de bajada para tomar aire y encarar la siguiente subida en un proceso que se repite de forma continua, con algunas pendientes realmente fuertes.

En una de ellas, Aitor, resbala o cae y le adelanto. Viene inmediatamente detrás de nosotros.

En un repecho, me adelanta David Irigoyen, Ibaigorri muy majete, y me saluda.

Sigue una bajada y yo respiro al pasar por un punto en el que rozo la corteza de un pino con el manillar (por sendero y a buen ritmo…). Oigo a Samuel

-«Uyyyyyy»

Y seguido…..

Rsssssssssssssssssssssssssssssssssssss.

Sam:- «El detrás se ha aoistiado»

Yo:-«El del derrape??»

Sam:-«No has oido después el «clonk» contra el pino??»

Yo:-«No…»

Sam:-«Se ha dao, se ha dao…»

Salimos de tres o cuatro pinares contiguos, separados entre si por un camino y empieza una bajada donde se indica la bifurcación para que decidamos si se elige el itinerario corto o largo (20 kmts vs 55 Kmts).

Puede parecer que el corto no era nada pero, alguien del grupo dijo después que en ese punto estuvo pensando si terminar la corta y dejarlo ahí… CUIDADIN (que no se lo había escuchado nunca…).

Me acuerdo perfectamente de ese punto porque hace dos años , embarrados,  Roberto y yo, participamos y yo «volé» poco más adelante.

Giramos a la izquierda y ahí está… gente, en los puntos más… jugosos / peligrosos….jejeje

Un voluntario me dice:

-«Bajada fuerte y curva cerrada seguido!!!»

La bajada la recuerdo, son unos dos metros casi verticales en los que no hay que frenar mucho y una curva muy cerrada justo abajo.

Este año, lo supero sin problema y Samuel me sigue sin perder un metro. Aitor está unos metros detrás.

Un par de giros más y subimos un sendero que se que lleva… a la tranquilidad…

La tranquilidad son pistas/caminos… normales…

Miro atrás y no veo a Aitor.

Vamos rodando tranquilamente y Sam marca el paso. No ha entrenado mucho últimamente y dice que no puede ir mucho más rápido pero… es que va muy bien!!!

Voy mirando atrás y ni noticias de Aitor… hasta que a falta de 500 metros para el primer avituallamiento nos grita desde detrás. Va rodando rápido.

Conforme nos acercamos al avituallamiento, Samuel me dice:

-«Fijate, NO PARA NADIE!!!…»

La gente parece que se está jugando el campeonato del mundo

Ya juntos los tres, comemos un trozo de plátano y bebida.

Salimos ya repuestos cuesta arriba y veo delante a David. Estoy fresco y voy a por él. Lo alcanzo, y charlamos mientras acaban de subir Samuel y Aitor.

Sam:-«Ya , venga!!»

Me despido d e David y aceleramos.

Yo:-«Aitor?»

Sam:-«venía detrás…»

Miro y no lo veo…bajamos ritmo… esperamos… pero no viene.

Sí, ahí viene… venga…

Estamos así varios kilómetros, por terreno rompepiernas, pero Aitor va muy justo. Ya nos pillará en el camino…

Por fin llegamos a una pista que conduce a un cabezo/pinar y rodamos tranquilamente. Al fondo le veo. Bajamos el ritmo pero no va acortando distancia, hasta que llegamos

al inicio de la subida. Sendero, repechos y apretar dientes…

Empezamos a subir y aquello inclina cada vez más hasta convertirse en un sendero/cuesta que supera ámpliamente el 20% (no se cuanto, pero bastante más del 20%). Suerte es corta…

Voy ganando metros y oigo a Samuel jurar. Se le ha salido la cadena.

Yo:-«Te espero arriba…»

Sam:-«Si, sigue…»

Arriba hay gente animando (pero animando como si fueran hinchas de verdad… que gusto de público!!!). Arriba el sendero continúa subiendo pero y a de forma «civilizada» y en dos minutos tengo a  mi compinche detrás.

Continuamos ascendiendo, de sendero en sendero hasta llegar a la cumbre y empieza una bajada por pista estrecha que termina en un santiamén para volver a ascender por sendero.

Y bajamos… y volvemos  a subir y subir y subir….

Pillamos a un par de tipos. Uno de azul con una Canondale y uno de verde.

Charlamos con ellos mientras terminamos la subida y hacemos grupo.

Toca bajar y en una de las curvas, está la alfombra de cronometraje. Seguimos bajando por un sendero hasta que se abre y pasamos a una pista.

El de Azul, se pone primero, yo segundo y Samuel tercero. Al de verde lo hemos perdido en algún momento y no me he dado cuenta.

Tira un par de kilómetros y como no cede, le digo, adelantándolo:

-«Voy, te relevo!!»

Y justo en ese momento, curva y pista buena.

Un kilómetro más adelante está el avituallamiento.

Estamos un ratillo pero, de Aitor ni noticias, así que seguimos.

Nos meten en un sendero, del que tengo recuerdos 2encontrados».

Por un lado recuerdo que era muy técnico y divertido (tal vez un pelín… peligroso??) y por otro que en la edición anterior, ahí me saltó un «plastón» de barro, al ojo, que tuvieron que atender los chicos de la DYA.

Hoy no ha llovido así que… no hay peligro de barro!!

Voy delante. Miro atrás y veo que el de azul va haciendo la goma y apretando dientes.

Yo: -«Vais bien??»

Sam:-«Sí, tira…»

Azul:-«Así pero no más… voy a tope…»

Yo voy disfrutando. Vámos rápido para ser sendero pero voy muy fresco y estoy gozando.

En un momento dado, el terreno «desaparece». Hay una cuesta abajo de unos dos metros muy vertical. Detrás escucho:

-«Ahhhhhhh, la bolaaaaa»

Mi rueda delantera ya está bajando y ya no tengo claro si volví la cabeza a mirar al de azul… pero si que sé, que el sendero, de un palmo de ancho, tiene a mitad de cuesta una piedra. Lo justo para que el grosor de la rueda pase por el resto de sendero… y  es tarde…

Todo se ralentiza y estoy volando

-«Que pifloyo me voy a meter…»

Caigo de cabeza con todo el peso en el hombro derecho…

Brrrrrrmmmmm!!!!! auggghhhhh…

Creo que me he roto el hombro… Mierda!!

A ver si me puedo mover…

Sam:-«Estas bien? Iñaki….»

Yo:-«Arggggggg. Me he hecho daño… Daño de cojones…..»

Consigo separar la cara del suelo y me pongo de pié. Me duele desde la cintura, al cuello…

Aparecen dos cliclistas y tengo que quitar la bici y mi cuerpo del sendero… otros dos y otros más…

Apoyo, mi mano derecha sobre el antebrazo izquierdo…. y pruebo a mover la mano, moviendo la muñeca.

Puedo usar el ratón… ufff, no es tan malo…

Intento mover el brazo… ¡¡DOLOR!!…

A que me he dejado la clavícula ahí…

Muevo, muevo y decido mover… hasta que se mueve… hombre que si se mueve… me hace poner caras parecidas a las del feo de los Calatrava pero… se mueve…

Ahí no va a venir nadie a por mí…

El de azul está sentado y dice que no puede continuar… hasta que pasados unos minutos decide levantarse e intentarlo…

En ese momento aparece Aitor, que no se entera de nada, como es normal (no ha visto nada y yo ya estoy esperando al de Azul).

Monto en la bici y cada bache es como si me clavasen un florete en el hombro… madre madre…

Llega una cuesta arriba, nada, corta… tengo que tirar del manillar para hacer fuerza y creo que me voy a desmayar… me mareo… «Cagüen todo» que dolor…

Pero por fín estoy en la pista junto al río. Sé que quedan unos 16 kilómetros hasta meta…

A samuel se le empiezan a subir las bolas (los gemelos….) y va aullando…

Vamos a ritmo tranquilo, porque el dolor es considerable pero Aitor vuelve a quedar atrás y lo perdemos… pero Ahora no puedo esperar.. voy roto… literalmente.

Llegamos a la parte baja de Lerín y hay unos chavales en un avituallamiento.

Samuel, tiene mucho dolor y tiene que bajar de la bici.

Aparece Aitor y se va por delante…

Samuel vuelve a montar y seguimos despacio.

Atravesamos un corto sendero  en el que vuelvo a marearme y volvemos a una pista cuesta arriba. Allá va Aitor.

500 metros después estoy junto a Aitor, que decide ir a la plaché (si es que…) mientras yo pregunto por ambulancia y me dicen, que, arriba, en el pueblo.

Samuel me dice:

-«Venga subimos y que te miren eso…»

Yo:-«quedan 4 kilómetros no?? Venga, hay que terminarla…»

Nos vuelven a sacar por una pista y empieza una cuesta suave. Adelanto a uno, a otro… mientras voy recitando algo parecido al título de un libro escrito por un tal Salman Rushdie.

No es que jure. es que no lloro por vergüenza.

Y de repente Samuel se pone a Bailar la Yenca!!!

-«Para, para , para, paraaaaaaaaa..!!!!!!, Se me ha subido el muslo, y la bola  ARRGGGGGG, y se me ha bloqueadooooooo, la rodilla!!! Ayyy!! Ayy!!!!!»

No puedo atenderlo. Bajo de la bici con el brazo colgando. Tengo el cuerpo como si no hubiera andado en bici pero el hombro… como si lo hubieran pasado por una turmix…

Me río… es tristemente cómico…

Samuel tirado en el suelo tripa arriba, cual cucaracha tras el impacto del insecticida y yo de pié mirándolo, pero no puedo hacer nada.

Yo:-«Sam, nos volvemos, llegamos al pueblo y subimos como sea, no pasa nada, venga…»

En esto pasa un tipo y ve la escena. Va roto, el pobre y para. Le da el botellín de acuarius a Samuel y le dice que se lo eche por las piernas, que le aliviará…

-«Uhhh?»

E increíblemente… Samuel, cual Lázaro, vuelve a andar.

Sam:-«Venga que la acabamos…».

Ahora vamos por un camino en buen estado y dejo el brazo apoyado sobre mi muslo para que, el hombro, no soporte el peso,  con lo que casi no me duele, y me da pena Samuel.

Queda una cuesta de un par de kilómetros…

Sam:-«Vete, si quieres esperame arriba o sigue y que te miren el hombro anda…»

Sam va en molinillo y yo en cuanto tengo que agarrar el manillar con ambas manos, vuelvo a sentir la necesidad de maldecir todo lo que se me pasa por la cabeza…

Llegamos arriba y vuelve a cerrarse en un sendero…lleno de raices de árboles…  Esto es una penitencia que ya quisiera algún sevillano en semana santa… (ni una bula papal quita tanto pecado…).

El sendero termina en una serie de toboganes con raíces que ya me hacen gritar a cada salto y Samuel me anima, hasta que por fín llegamos al pueblo y atravesamos una pasarela metálica.

Continuamos por calles cuesta arriba y nos avisan. de que llega, lo que Aitor después llamaría: «El turruntero de este pueblo»

-«Dale, Dale!!!»

Yo:-«Venga Samuel que ya estamos Venga, fuerte!!»

Aprieto dientes y subo como si fuese llano. Hasta me sorprendo de lo fácil que he subido pero miro al lado… miro atrás… y allí esta mi amigo, en su particular guerra con los gemelos subiendo el cuestón aprentado dientes.

La gente anima.

Una mujer:

-«Vengaaaaaaa, que está ahí la metaaaaaaaaaa, vengaaaaaa, tiraaaaa, mozooooooo tiraaaaaaaa»

Hasta que Samuel se me pone a la par y la mujercica:

-«Mialos que majooooossssss, mialosssssss que se esperaaaaaaaannnnn»

Cien metros después atravesamos el arco de meta agarrados del hombro del otro (del bueno).

Avisamos de que necesito un médico y un voluntario me lleva la bici. El hombro me va a reventar y la ambulancia ha ido a trasladar a un tipo con clavícula rota (ya verás ya…que no sea un presagio).

La ambulancia nos va a esperar precisamente donde hemos aparcado y allí acudo. Mientras voy andando parece que liberar la tensión del brazo relaja la zona y me duele menos…

Casualidad, está llegando la ambulancia y me encuentro a mi ex-alumno y amigo Xaba (brócoli…jejeje) al que recibo con un afectuoso

-«Si me abrazas, te doy con la mano abierta en la cara!!! jajaja»

Finalmente parece que no hay nada roto, si acaso fisura me dice el médico que me administra un par de nolotil.

Mientras compartimos batallas con Diego, Feli y roberto que han llegado antes, se me relaja algo más y parece que el medicamento va haciendo efecto.

Finalmente llega Aitor, Guillermo y Marta.

Cuando acabo de ducharme  acudo a la plaza. Marta ha sido la segunda mujer en llegar y tiene derecho a trofeo!!!

!!Ole por la secre!!

Saco unas fotos, y vamos a comer en el polideportivo, mientras hablamos de la bonita mañana que hemos pasado.

Por suerte.. queda casi un mes para la siguiente (Alsasua) y el hombro va a estar curado (SI… o SI).

Ah… y me olvidaba de David Irigoyen, que también se cayó y tuvo que retirarse con el hombro perjudicado… un saludo y que te  mejores!!

P.D: De la prueba de Lerín y sus organizadores, aprendimos mucho el primer año que acudimos y este año hemos vuelto a aprender cosas que intentaremos aplicar a nuestra prueba.
Creo que tiene un mérito especial, lo que la asociación Ibaigorri consigue en ese pueblo y un público que anima como si fueran las olimpiadas. Mi admiración y la de mis compañeros por semejante alarde de buen hacer.

 

Crónica: Marcha Reino de Artajona

El año pasado probamos los senderos, junto a nuestros amigos de Artajona.

Tanto, …tantísimo nos gustó la experiencia que teníamos que acudir de nuevo, a ver en que había estado «deslomándose» Nacho (artífice del invento) durante estos meses.

Ya desayunando estaba nervioso. Hay pruebas, recorridos e itinerarios tan variopintos en esto del BTT que es difícil de creer.

Si la semana pasada estábamos rodando en Los Monegros, por pistas interminables, la ruta de hoy, iba a ser lo ás alejado en cuanto a concepto de la anterior.

Llegábamos a Artajona y se nos acerca un chico de Lerín, que resulta ser David, al que conocía solamente vía Facebook y finalmente nos ponemos cara.

También están un buen grupo (creo que eran 9) de Bikers de Fustiñana con los que hablamos antes de la prueba y ya camino de la salida.

Arranca la prueba y como casi siempre, hay una explosión dado que nadie quiere atascos en unos senderos donde es realmente difícil adelantar.

Nosotros nos lo tomamos con tranquilidad, hemos venido a disfrutar y lo vamos a hacer de verdad…

Aun en esas, subimos al cerco, y volvemos a bajar para reemprender la subida donde se estira el grupo y empieza el primer sendero.

Bauti y Dani van a mi lado, Guillermo y Jarauta un poco más atrás..pero poco.

Estoy babeando como el perro de Paulov a la espera del primer sendero. Este me lo conozco.

Entramos  en un pinar, desde la parte superior del mismo por un sendero de poco más del ancho de la rueda (así serían todos) y empezamos el descenso. Por suerte me ha tocado un grupete majo y van bastante rápido. delante de mi un chico de Larraga, tres Fustiñaneros y uno de Basauri.

Entre pinos,y toboganes discurre la cosa, a ritmo majo, pero sin agobios (disfrutando, vamos).

A Bauti le escucho de fondo pero las bajadas en los extremos del pinar, le hacen perder unos metros…(a final del día se convertiría en un experto bajador pero a esas horas…).

Un chico de Fustiñana pierde tracción y pone pié a tierra,retirándose rápidamente para no formar atasco mientras pasamos el resto de la grupeta.

Ya abajo del pinar subimos piñones y se escucha el cambio de los primeros platos pequeños. Yo voy a intentar no bajar del mediano en todo el día, ya que el ritmo es suficientemente tranquilo como para ello. Vamos ascendiendo un pinar, gemelo del anterior, haciendo «S» . Una fila más abajo veo a Bauti y dani y dos más allá a Guillermo y Jarauta.

Arriba, la pista continúa ascendiendo y el chico de Larraga, empieza a respirar avisando de que lleva las pulsaciones altas. Se retira  a un lado y seguimos el resto.

Me vuelvo un instante: -«Aupa Bauti aprovecha ahora que es menos técnico»

Al poco está detrás de mi.

-«Dani?»

-«No lo se… no me da tiempo de mirar atrás…»

Continuamos ascendiendo y el segundo chico de Fustiñana se echa a un lado, supongo que para esperar a sus colegas.

El de Basauri emprende el descenso y yo dejo unos metros de ventaja hasta que…. BUAAAAAAAA… me dejo caer sin frenos….. Me encanta!!

Abajo he perdido a Bauti poer toca pista, ya me alcanzará, voy a ir tranquilo.

Voy charlando con el de Basauri por la pista y comienza a descender hasta atravesar el canal de Navarra.

La pista continúa bajando y esto no me mola nada… la ruta de los senderos va siempre cerca de las crestas y eso implica… subidón…

Al poco aparece Bauti que se nos une y charlamos los tres tranquilamente.

Muchos de los que habíamos adelantado subiendo nos adelantan ahora.

La pista gira y la pendiente cambia a positivo, con lo que sumado al viento de frente…

Ascendemos tranquilos y veo a casi todos los que nos habían adelantado bajando, en un pelotón, así que pegamos un tironcillo para pillarlos y resguardarnos del viento.

Aguantamos un rato con ellos pero decidimos arrancar, para subir más a gusto a nuestro ritmo.

Ascendemos los tres en solitario cuando llegamos a un trozo asfaltado… menos mal que son pocos metros… vaya cuestica!!!

Al poco, aparecemos en la cabaña de los pastores (creo que le llaman así), donde saludo al cuñado de Ramón, uno de los organizadores y proseguimos, ya por senda, en una cuestica… de las buenas.

Arriba miro hacia abajo.Pensaba que en la zona de pista nos pillarían pero… ni señal de Dani, Guillermo y Jarauta.

Comienza una zona de sendero muy bonito sobre zona de arbusto alto y el suelo parece hecho de pegamento.

Las agujas de pino, forman una capa importante y eso sumado a lo rizado del terreno hacen que parezca que vas pinchado. Hay que apretar dientes.

Superada esa zona y ya arriba del todo, en la cresta del monte, le digo a Bauti que paremos y tomamos algo de gel.

En esas estamos cunado aparece Dani que dice que ha arreado fuerte en la pista.

Continuamos los tres juntos y empezamos un descenso ratonero con curvas cerradas, que incluyen peralte, donde la rueda trasera derrapa y la delantera rezas para que no haga lo mismo y aplicas toda la técnica  para que la máquina gire y no te comas el pino de enfrente… vamos UNA GOZADA!!!

Curva, ras, pedales, curva aaaaaaaaaaAA, uf, pedales, tobogán curva…. CHOF.

Oigo una caída pero donde estoy no puedo, ni detenerme ni mirar atrás. Bastante tengo con que la bici no de vuelta de campana.

Paso esa zona y la bajada continúa en sendero pero mas abierto y lineal así que soltamos frenos y dejamos que la gravedad actúe.

Es una delicia subirse por el peralte de las curvas a toda velocidad, empalmando una con la siguiente hasta que llego abajo a un camino y espero a mis compinches.

Pasa un Biker…. otro…. otro…. otro…

-«No se a quien esperas pero no vienen nadie a la vista tras de mi…»

Y pasa Dani.

-«Dani… espera a Bautiiiiiiiiiiiiiiiiiiii»

Y Dani desaparece sin escucharme…

Pasan un par de minutos más y aparece Bauti.

-«No me he hecho nada, me he tragao el pino pero estoy bien!!!»

Arreamos juntos mientras hablamos de técnica de descenso y cosas así…

Varios toboganes, y senderos después llegamos a la carretera y cruzamos. Si no recuerdo mal, el siguiente camino a la derecha iba al pantano… SI, este es.

Entramos en el camino y ya se ve el avituallamiento.

Nos detenemos y Dani no está ¿???

Comemos, mientras charlamos con otro de los organizadores con el que estuvimos el año pasado, muy majo, él (creo que es francés?).

Dos botellines de agua después y dando cuenta del tercer plátano, aparece Guillermo y Jarauta.

Se lo están pasando como enanos, también.

Jarauta me dice:

-«Tenías razón… hay ratos que no me daba tiempo a coger la manguera de la camel para beber…QUE GUAPO ESTA ESTO!!!»

Guillermo aprovecha el receso para ir al excusado (ribazo) y un burro (sí, un asno, pollino, o como quieras llamarlo…) se enamora de él.

Mientras unos nos descojonamos, el animal olisquea y roza a Guillermo amorosamente con su testuz mientras el otro se apresura a terminar, por lo que pueda suceder…

Arrancamos de allí, ya fríos, tras tanto rato parados, y nos acercamos a un nuevo sendero que asciende hasta la altura de la presa, para ir a parar a un camino.

Siguiendo la pista unos cientos de metros, hay que elegir:

Recorrido corto o largo.

LARGO… POR SUPUESTO EL LARGO (que no termine nunca este recorrido, pensábamos algunos).

Por un sendero del que tenía un gran recuerdo continuamos ascendiendo hasta que se termina el monte y no queda otra que bajar.

Y ahí está la escena que recordaba con tanto cariño:

El sendero descendiendo entre pinos y abajo, el agua del pantano a la espera de un fallo… una escena preciosa que Bauti gritaba…

-«Pero miralo!!!! que pasada!!! increíble!!! Precioso!!!»

Acabamos sobre la presa para cruzarla y volver a subir por asfalto a un edificio del canal de Navarra. A partir de ahí la pista ya de tierra continúa ascendiendo pero mas suavemente.

Voy hablando con Bauti de lo que estamos gozando. Arriba reunimos el grupo y comenzamos un descenso por pista que nos lleva a otro sendero en sentido ascendente.

Las piernas ya se han calentado y voy disfrutando como un enano. Me da igual bajar que subir (o casi…) y arriba…. un voluntario nos avisa

-«Bajada complicada, cuidado!!»

Veo que mi amigo cambia de color y se pone detrás de mi. Si va como una rejineta!!!

Un poco tenso, pero solventa la situación como un profesional… la mañana le está entrenando en esto de bajar y se ve que lo hace mucho mejor!!.

Ya los cuatro abajo en pista, le digo a Jarauta que se limpie la baba… Está gozando si cabe, más que yo y va con la sonrisa puesta en la cara.

Toca ascender por pista y lo hacemos tranquilamente para llegar a un nuevo sendero. Vamos como flechas, esquivando árboles de curva en curva, hasta que me encuentro en un cruce donde me surge la duda.

Delante una cuestica, a mi izquierda un cuestón con el 30% de desnivel y encima una pareja de voluntarios.

-«Por donde?»

-«Por aquí»

-«Madre que cuestón meten a estas alturas…»

Subo piñones y arreo, a lo que veo que Bauti hace lo propio sin pensárselo dos veces.

Empezamos y la cjhica se levanta con las manos en la cabeza y gritando…

-«Noooo por ahí no hombre, como vais a subir por aquí!!!!. A estos doble de bocata a la llegada!!!!»

Cagüen toooo…

Damos media vuelta y seguimos a Guillermo y Jarauta que nos han adelantado por el sitio correcto mientras nos veían hacer alpinismo.

Termina el sendero y bajamos, ya a pista hacia Artajona.

Casi entrando en el cerco, un voluntario nos indica:

-«Por aquí!! cuidado las escaleras!!»

Voy el primero y echo el cuerpo atrás… mientras la bici va botando como si de un canguro se tratase escaleras abajo… boin, boin boin…

Detás Bauti, recitando un sutil:

-«Quita que te me como, quita que te me como…..»

El recorrido nos hace volver a subir al cerco y de allí bajar por una cuestica, que discurre paralela a unas escaleras para finalmente emprender el descenso final al polideportivo.

Entramos los cuatro juntos, a meta, donde Dani está esperándonos.

Hemos gozado como enanos en la marcha más bonita que pueda haber para alguien al que le guste el BTT.

P.D: De las historias de: «Cómo se desenreda un Fustiñanero de su bici y pedales automaticos y cosas así…» no existen resgistros escritos….

 

Crónica Los 10.000 del Soplao

Por fin nos llego nuestro reto personal 2013 «Los 10000 del Soplao».

El viernes 17, nos juntamos a las 15:00, Cesar Aguado y yo: Bauti y ponemos rumbo a Cabezón de la Sal.

Una vez allí nos juntamos con otro karrikiri, el incombustible Fermín que acudió a la cita para darnos su apoyo in situ. Junto a él, su mujer Feli y su primo Esteban con su mujer Ana.

Cenamos todos juntos y pedimos consejo a Esteban que hizo la prueba el año pasado y acabo en un módico  puesto 37, jejeje casi na.

Después de una potente cena a base de, primero pasta, segundo pasta, postre pasta y de café tortilla de patata, nos fuimos a la cama.

Decidimos madrugar para coger sitio adelantado y a las 6:45 ya estábamos en línea de meta y cuál fue nuestra sorpresa que ya teníamos a unas 2000 personas por delante.

Hasta línea de meta se acerco Fermín junto con el padre de Aitor (un amigo de Esteban con el que ha compartido alguna que otra batalla).

Por fin 8:00 AM al ritmo de AC/DC dan la salida, el ambiente es espectacular, la salida hasta fuera del Cabezón está a rebosar de gente animando y gritando a nuestro paso, se ponía la carne de gallina.

Comenzamos rodando un poco por carretera para empezar a buscar una senda que cada vez se estrechaba más, lo que provoco un tapón considerable en la primera subida.

Nos presentamos ante el primer desafío, subida a San Vicente del monte.

Empezamos con una dura rampa de hormigón para continuar con otra de barro y piedra en la que tuvimos que hacer malabares para subir sin poner pie a tierra.

Aquí se estiro bastante el grupo y empezamos a rodar mucho mejor, continuamos subiendo por carretera unos 5km con un desnivel importante hasta coronar el Soplao y primer avituallamiento, parada rápida y a seguir.

Nos avisaron que fuéramos con cuidado que viene una bajada de bastante pendiente y muuuuuy embarrada.

Comenzamos la bajada de unos 3 km y el barro cubría toda la pendiente, aquí nos toco en fila de a uno e intentar no patinar o clavar rueda en una piedra para no caer al suelo. En contrapartida casi podría decir que fue una de las bajadas más bonitas que he hecho, no por la bajada en sí que fue muy chula, sino por el paraje donde estábamos, daba la sensación de una selva virgen por la que éramos los primeros que pasábamos.

Una vez abajo llegamos al pueblo de Celis y comenzamos a rodar parte pista parte carretera.

Rondaba el km35 y de repente noto un amago de calambre en la pierna derecha, no le di mucha importancia pero veía que el tema seguía y le comente a cesar de conservar un poco a ver si recupero.

Pasaban los km y mis dolores seguían, la verdad que no entendía que me pasaba, achaque el tema a la tensión en la bajada del Soplao, era la única explicación que encontré. Todo este tema me toco bastante la moral, aun me quedaban 130 km.

Al final gracias al apoyo de Cesar decidí ser conservador y bajar algo el ritmo.

Siguen las molestias pero me veo bien, así que a por la próxima cuestita del día, Monte A.

Comenzamos en tierra, llegando a unas duras rampas de hormigón que fácil superarían el 20% de desnivel donde tenemos que aplicarnos al máximo.

Por fin coronamos Monte A, así que a bajar toca hasta el pueblo de Ruente donde cruzamos un puente de piedra estrecho, donde la gente se apostaba a los lados animando nuestro paso.

Comenzamos la subida a El Moral, una subida de unos 13 km con un 6-8% mínimo de desnivel continuo.

Cogemos ritmo tranquilo y a subir. La verdad es que es muy llevadera la subida y dan ganas de imprimir algo de ritmo, pero tenía que tener la mente fría y conservar (esta palabra no se las veces que me la tuve que repetir, argggggg).

El tema en esta subida es no mirar arriba, pues se ve prácticamente entera y es verdaderamente muy larga y te puede desmoralizar (Ya la pusieron bien el nombre a la cuestita).

Una vez arriba nuevo avituallamiento, tomamos algo, rellenamos la camelk y a bajar.

Si la subida fue larga, alucinante la bajada, nunca había hecho una bajada tan larga, no se acababa y la velocidad era endiablada, te hacia estar con los 5 sentidos durante mucho tiempo (Aquí empezamos a acordarnos de algún que otro Karrikiri de como habrían disfrutado en estas bajadas).

Una vez abajo no había otra, teníamos que subir, a estas alturas calculo que llevaríamos unos 2000 m de desnivel positivo y aun nos quedaban otros 3000.

Otro rato de rodar y pequeños subes baja y llegamos al avituallamiento fuerte del día. Bocata de jamón, fruta, rellenamos camelk y al ataque.

Ahora vamos en busca de la mega subida del día, Alto de la Cruz de Fuentes. 18 km de subida non stop, jejeje. Subida larga, pero que a diferencia de la anterior esta va por dentro en un tupido bosque, y al no ver lo que nos queda por delante se hace más ameno.

Yo sigo en mi línea con sensación de calambres en las piernas, así que cojo ritmo conservador y para arriba.

En el camino cambiamos impresiones con varios bikers de diferentes puntos de la geografía y veteranos del Soplao, todos coinciden lo duro de este año y la burrada de subida final que nos espera.

Es que no se pa que pregunto.

Cesar seguía a mi lado ajustando su ritmo al mío para no separarnos y eso me daba ánimos para no desmoralizarme.

Entre charla y charla después de un buen rato sube que sube coronamos Fuentes y empezamos el descenso, como todos los demás vertiginoso, pero esta vez que contábamos que la bajada iba a ser la más larga, se nos presenta a mitad una nueva subida, Ozcava, así que adelante, ya estamos a bastante altura, nos acompaña la nieve, el frio y el aire se hacen presentes.

Esta subida ya no es en bosque, si no por zona abierta de alta montaña que otra vez nos brinda unas vistas espectaculares, también nos acompaña el continuo paso de vacas y caballos que pastan libremente por la zona dándonos algún que otro pequeño susto.

Una vez arriba nos espera el siguiente avituallamiento. Nos recibe un pasiego con su traje típico, albarcas y tocando la gaita, el cual nos hace sentirnos en un ambiente fabuloso.

El frio nos estaba empezando a hacer mella y menos mal que teníamos café caliente, el cual nos dio el impulso que necesitábamos.

Comenzamos a descender, esta vez si nos encontramos en la bajada más larga del día, entre el frio, el viento que era fortísimo en esta zona y la velocidad, te obligaba a sujetar el manillar con mucha fuerza y no descuidarte ni un segundo.

A mitad de la bajada nos introducimos en zona de carretera con unas curvas de 180º en bajada pronunciada que nos hizo desfrutar a todos como locos, tumbándonos en todas las curvas y clavando rueda una y otra vez, nos recordaba las carreras de moto GP (No sé si Rossi hubiera podido con nosotros, jejejeje).

En este punto cruzamos un pueblo (no me acuerdo el nombre) en el que nos animaron de una forma increíble, la verdad que con unos 130 km y cerca de 4000 mt. de desnivel positivo a nuestras espaldas casi me hizo emocionar de ver con que afán nos animaban.

Una vez abajo, rodamos en medio llano todavía por carretera para ir en busca de un sendero que nos llevaría hasta la subida final, el Negreo.

Este sendero era estrecho, con mucho barro y rocas de buen tamaño, lo que obligo a la mayoría, por no decir a todos a echar pie a tierra, por que el pasar montado era casi imposible.

Por fin pasamos esa zona, rodamos nuevamente por carretera y giro a la derecha para encarar la última subida.

Rápidamente el terreno pica hacia arriba de una forma considerable y tenemos que volver a agachar el riñón. Cesar tira hacia delante pues en estas rampas es difícil mantener ritmos y cada uno tenemos que ir a nuestro aire.

Comenzamos varias rampas de tierra hasta que llegamos a una zona de hormigón en el que el 25% de desnivel se superaba tranquilamente.

Comienzo la primera parte y parece que voy bien, paso dos rampas y veo que aún quedan otras tres o cuatro mas y con el mismo desnivel continuo y sin descanso, “bestial”, a mitad de la siguiente rampa, -zas- pinchazo en la pierna derecha. Rápidamente paro y decido pasar esta zona a pie, estoy cerca del final y no me la puedo jugar ahora. Mi moral se volvía a resentir, noto las piernas fuertes, me encuentro muy bien despues del palizón que llevamos pero los pinchazos no me dejaban disfrutar el momento.

Paso las rampas de hormigón y volvemos a tierra, la pendiente se torna algo menos pronunciada y decido montar de nuevo. Los pequeños descanso de pie a tierra me dan margen de maniobra y vuelvo a rodar a gusto.

La subida es larga (para no perder la costumbre), el terreno algo roto, barro, piedra suelta, trias.

Poco a poco vamos ganando altura y el gps ya me marca los 4.600 mt de desnivel positivo, las sensaciones son increíbles, ya veo el final de la subida, solo quedan 20 km de descenso y llano hasta la meta.

Comienza el descenso, al principio algo complicado pues nos lanzamos por mitad de una pradera cada uno a su aire, dado que el camino estaba impracticable.

Al momento oigo a Cesar que me llama, me está esperando mientras habla con Fermín que le ha llamado a ver como íbamos.

Ya juntos encaramos el final de la prueba.

Todo bajada, pero aun había una sorpresa, la bajada de 20 km que nos habían prometido no era precisamente todo todo bajada, aun nos esperaba una subida más, esto no se acaba?

No importa, no hay dolor, estamos en el final y nos encontramos muy bien, nunca nos hubiéramos imaginado acabar en este estado, así que a subir, para ahora si, comenzar el descenso hasta Cabezón de la Sal.

La entrada a Cabezón es espectacular, un circuito estrecho entre las calles, lleno de gente a los dos lados, animándonos a muerte, después de 13 horas y allí no faltaba nadie (Me recordaba a la gente de Murchante en nuestra Night & Bike).

Por fin la meta, era increíble, estábamos allí, Cesar y yo, nos miramos, la sonrisa se nos salía de la cara y cogidos de la mano cruzamos meta.

Lo hicimos, hemos acabado nuestro primer Soplao, 165 Km, 5000 mt. de desnivel positivo, 13:30 horas, puestos 1702, 1703.

Solo decir que fue una experiencia inolvidable, agradecer el nivel de organización que hubo en todo momento y por supuesto agradecer el apoyo de nuestro compañero Fermín y su mujer Feli, que nos cuidaron de maravilla.

Saludar también al maquina de Berbinzana, Esteban, que es una bestia de andar en bici (Entro el 15), a su mujer Ana, fiel a todas las citas ciclistas y Aitor y su familia a los cuales me encanto conocerles.

No sé como despedirme, pero por ejemploooo «Hasta los 10000 del Soplao 2014»

Senderos de Artajona

Cualquier aficionado al ciclismo, suele salir cada semana a rodar y disfrutar de  nuestro deporte.

Pero solamente cada mucho tiempo, se nos obsequia con algo especial, mágico y diferente.

Es el caso, de la ruta de este fin de semana: Los senderos de Artajona.

Días antes contactábamos,  Ramón y yo, en pos de hacer una visita al pueblo coronado por el cerco.

artajona_y_su_cerco_11

 

Arriba, junto a la muralla, descargábamos las bicis, bajo un cielo oscuro (que luego se iría aclarando).

Nos esperaban allí varios amigos que nos harían de guías por su ruta.

Al poco de empezar, comenzamos a ascender por pista, hasta que nos meten en un pinar…

Y EMPIEZA LA FIESTA!!!

La ruta es difícilmente descriptible, rodeados por pinos, en un constante sube y baja, esquivando troncos, derrapando en las curvas… hacemos el primer sendero…

Atravesamos una carretera y toca apretar los dientes.

Un pinar gemelo al anterior, nos aguarda como paisaje de ruta mientras nos afanamos en no echar pie a tierra.

Equilibrio, molinillo y mucha emoción en una subida que no permite despiste si quieres mantenerte sobre la bici.

Al salir del pinar, bajamos por una pendiente bastante inclinada, donde Feli, demuestra que, no siempre hay que derrapar hacia el lado correcto y es capaz de «acojonar» a cualquier bardal que le salga al encuentro… aunque al final… le perdonó la vida (Feli al Bardal…).

50 metros más abajo y a bastante velocidad veo, por un instante mi rueda delantera, dentro de una grieta (arrrgggg!!!!) en una decima de segundo…cuerpo atrás, culo sobre la rueda trasera y tirar del manillar antes de que la inercia haga el resto (y salió bien…).

Volvemos a subir, esta vez en un sendero que ya nos avisan que es de apretar los dientes.

Ganamos altura entre equilibrios, rampas imposibles y curvas entre pinos, hasta que, vuelve a ponerse la cosa horizontal.

Ya vamos ganando confianza y el ritmo se acelera. Cada vez que veo detrás a Enrique, solo me quedo con un detalle: la cara. Va sonriendo con la boca de oreja a oreja, disfrutando como un enano.

No es necesario que diga nada, se le ve (como también se le ve que está deseando llegar a casa para llamar a Samuel y decirle: -«LO QUE TE HAS PERDIDOOOO!!!!! JAJAJA»).

A ratos solo veo la rueda de Feli, quien me precede y escucho a Diego que va tras de mi.

La cosa es básicamente así.

Si Feli elije mal donde pone la rueda…, o se tira por donde no debe; hacemos montón, porque a los demás no nos da tiempo mas que de repetir gesto a gesto lo que hace…

Delante va «la moto» como le llama Ramón. Un máquina del sendero que además de estar en buena forma, se ve que se conoce cada rama del camino y que nos lleva animados.

Javi, nuestro Karrikiri Tudelano, lleva una mañana «complicada», pues hace tiempo que no montaba en bici y esta ruta… no es la mejor para volver a ponerse a los mandos de una BTT, pero ahí está el chaval, apretando dientes y con una sonrisa en la boca cada vez que se le mira (y eso es digno de admiración, porque la ruta tenía lo suyo).

Yo me acuerdo de Samuel y Roberto que seguro que habrían gozado de esta experiencia (que repetiremos a buen seguro).

Continuando nuestra ruta, salimos a un camino!!! (ya creía que en Artajona no tenían cosas de esas, anchas…)

Un kilómetro y pico más allá están otro grupo de amigos, esperándonos para seguir con nosotros.

También conocemos a Nacho; artífice de todo esto y que a base de azada, tijeras de podar, mucha paciencia y esfuerzo

ha conseguido crear este increíble itinerario. Desde aquí, nuestro agradecimiento y admiración a él.

Jorge, otro Artajonés, que nos va echando fotos , aparece en los sitios mas insospechados cámara en mano para dejar constancia de nuestro paso por allí.

Subimos por un sendero de apretar dientes, y tras un sube y baja acabamos por otro pinar (este más viejo y de árboles mayores) que nos deja en otra pista.

Aceleramos el ritmo, hasta que nos desviamos a la izquierda, entre hierba alta.

Pasamos un estrecho puentecillo de madera y al acelerar, Feli, rompe cadena.

Nos detenemos mientras otra parte del grupo prosigue pero en un minuto el eslabón rápido nos permite continuar.

El siguiente kilómetro, es lo más parecido a pilotar un avión de combate por el cauce de un río.

Acelaramos más y más, uno tras otro, en un sendero llano (sube y baja suave), repleto de curvas mas o menos abiertas, hasta que escucho tras de mi algo como… ariggrrggggssArrhhhrrrrhsssss

Giro la cabeza un instante y veo que Diego asoma la cabeza (al menos…vivo…está). Más tarde me dicen que era Guillermo (que rodaba tras Diego), quien quiso hacer un nuevo sendero tomando una curva un poco…recta.

Vuelvo a mirar delante, y veo una bajada pronunciada cubierta de hierba alta (pero alta, alta!!!) y una marca de paso hecha por «la moto» y feli. Más vale que no haya una piedra, agujero o similar porque no veo por donde voy y a mas de 50 por hora no es cuestión de volar.

Salimos a dar a una pista que a su vez nos deja en una carretera.

Tras atravesarla, tomamos otra pista y de allí, bajo una presa, nos desviamos por un sendero ascendente.

Cuando hemos subido un tramo, los anfitriones deciden parar, para comer algo.

Con las fuerzas recobradas, continuamos ascendiendo hasta la punta de un montecillo, que a continuación bajamos (siempre por sendero).

Diego va pensando en lo que pasaría si fallan los frenos, dado que el embalse está a nuestros pies unas decenas de metros más abajo…jijiji

Descendemos hasta la presa y la atravesamos. De aquí, por pista, ascendemos hasta los molinos que coronan la cresta sita sobre el embalse y donde empieza la traca final.

Ellos, llaman a esta zona, la Nachada, porque Nacho, su creador, se debió explayar en ella, y es la más dura, completa, compleja, técnica y BONITA… que se pueda realizar.

Entre bajadas con escalones (de esas en las que tienes que confiar en que se puede hacer y no pensar más), subidas en curva, entre pinos, al MUCHO por ciento de pendiente, rocas que deslizan la rueda hacia un lado… y con una sonrisa permanente, sigo a Feli.

Tras tanto sendero, ya no es que siga su rueda, sino que si él pone pié a tierra en un punto, indefectiblemente y pese a toda mi voluntad, acabaré cayendo en el mimo punto (como casi todos…jejeje).

Llega un momento, en que casi es un alivio, ver que los mismos anfitriones son humanos y tienen que echar pie a tierra en algún punto, porque el nivel requerido de técnica y fuerza es de órdago.

Lo increíble es que tras una rampa viene otra, tras un salto o equilibrio hay cien más esperándote y no terminas de quitarte la «sonrisa tonta» de la cara, en toda la mañana.

Terminada la Nachada, ascendemos por un camino roto para empalmar dos senderos ratoneros, que empalmaremos por sendas pistas y que nos dejarán junto al cerco.

Como sorpresa final, descendemos unos metros por unas escaleras para ascender de nuevo por un empedrado para finalizar la mañana.

Una ruta de esas, que años después, sigues sonriendo al recordarla, unos anfitriones atentos  a mas no poder con nosotros y un pueblo precioso para visitar, nos hacen volver a casa entre comentarios de la ruta, carcajadas y alguna otra cabezada… que no me dejaron echar (y es que  …madrugamos mucho).

Las fotos que nos hizo Jorge están aquí: http://amigosbttartajona.blogspot.com.es/2013/05/btt-karrikirri-murchante.html

Crónica: Orbea Monegros 2012

El viernes, habíamos montado las bicis que iban dentro de la furgoneta.

Así mejor porque, también había que cargar bolsos, comida y el portabicis para las que llevaríamos en el exterior…

Habíamos quedado en salir a las 8:15 a.m. pero con los nervios y esas cosas, a las 7:50 estaba en la puerta de casa esperando a Guillermo.

En ese momento contacto con Raul que sale, junto a un amigo desde Burgos…

-«Por donde vais?»

-«Calahorra»

-«Bien, iremos más o menos a la par…»

-«Oye que yo no puedo participar…»

-«Por???»

-«Estoy con bronquitis…»

-«JooooooVAL»

La verdad es que me quedo un poco «plof», porque sé que le hacía verdadera ilusión participar en «la Monegros» pero al menos viene y verá el follón… (no se si es mejor o peor… para él… pero bueno…).

A través del Whatsapp, veo que Chelu y Marta están en sus respectivas «marquesinas» (puertas), esperando.

A las 8:10 a.m. estamos en casa de Juan Carlos, donde el resto de vehículos esperan.

Esta vez somos 15 los Karrikiris que acudimos a la prueba y durante unos minutos nos dedicamos a trasvasar, maletas bicis y demás enseres para poder hacer el viaje lo más cómodos posible.

A las 8:20 a.m. arranca la expedición Karrikiri, en dirección a Sariñena.

Llegamos sobre las 11 de la mañana y rápidamente nos acercamos al recinto feria, a retirar los dorsales.

La cosa está bien organizada y en pocos minutos hemos terminado. Ahora toca comer, para rtener la digesión hecha cuando empiece la prueba.

Buscamos una mesa y nos disponemos a comer, mientras alguno no ha querido traer el típico tapper y se dispone a mostrarnos sus dotes culinarias mientras yo pestañeo repetidamente para comprobar que mis ojos no me engañan…

Volvemos a los coches mirando al cielo…

Las previsiones indicaban que a partir de las 13:00, el riesgo de lluvia aumentaba de forma paulatina… de corto? de largo? uffff

Finalmente salimos casi todos de corto y que sea lo que tenga que ser…

Llegamos a la parrilla de salida casi una hora antes y ya nos toca muyyyyyy atrás. No se ve el fondo de la recta donde se supone que dan la salida así que tenemos un montón de zumbaos con casco delante nuestra.

Ah si… y otro montón de esos mismos,,, detrás de nosotros…

Cuando quedan unos 20 minutos para la salida, Oscar detecta que su rueda pierde aire por la válvula y todos tenemos…

Consejos de sobra:

-Pon una cámara»

-«Aprieta la válvula»

-«Dale vueltas a la rueda para que el líquido sellador…»

-«Fermín: tienes unos alicates a mano?»

-«Si claro»

(COMO????  que lleva hasta unos alicates en la mochila????? Hijo mío… hay que ir prevenido pero no bastaba con una, simple, liviana, útil y manejable, llave multiusos como los otros 6000 taladraos que estábamos allí??? jijiji Creo que tienes que plantearte dejar ALGO en casa… Por cierto, si hubiéramos preguntado por una llave de perro… habría sacado una??? prefiero no saberlo…)

Quedan 10 minutos para la hora de salida y delante nuestra se oyen la hélice de un helicóptero que se eleva y empieza a filmar a los miles de Bikers que estamos esperando a pedalear…

Salida.

Al parecer los primeros ya han salido hace varios minutos pero en nuestro sitio todos estamos mas quitos que un mazo.

Finalmente parece que nos movemos… un metro… otro…

Montamos… que no…

Linea de salida. pasamos por la alfombra de tiempos y empezamos a pedalear despacio.

El pelotONNNNNN pasa por las calles de Sariñena con atascos, en als zonas más estrechas y al fin… el campo.

Salimos muy suave y nos adelantan por todos los lados.

Hemos dicho que hoy es día de ir tranquilos y en grupo, para que ningún Karrikiri se quede descolgado.

A los pocos kilómetros (creo que sobre el 8 aprox.) vemos gente caída,siendo atendida por los servicios sanitarios.

Kilómetro 12. Nos aproximamos a un río, charlo o lo que sea que ya recordamos del año anterior y en el que se forman unos atascos monumentales para cruzarlo. Parecemos búfalos en el masai mara, a punto de cruzar el nilo…

Ahí se pierde Enrique Simón y el amigo de Raul.

Esperamos y Enrique aparece, pero del otro… ni rastro.

Avanzamos y con cada cuesta arriba, adelantamos a un grupo de participantes.

Mirando contínuamente atrás, regulamos distancias para que nadie se descuelgue. De momento todos vamos frescos pero una avería dejaría a cualquiera fuera de juego y difícil de localizar entre la manada de Bikers.

Kilómetro 19. empieza la primera rampa del día y subimos adelantando, cuando nos dejan. Se ve que la comida nos ha hecho provecho aunque arriba toca detenerse para esperar y reunir al grupo.

Nos reunimos pero Oscar, Juan Carlos y Roberto han desaparecido, creemos que por delante.

Bauti iba a 5 metros de mi al final de la última rampa pero en un momento daod lo he perdido de vista.

Queda poco para el avituallamiento así que seguimos pensando en encontrarlos allí.

Nada más llegar veo a Bauti de mesa en mesa…jijiji (habrá desgastado el chico…) y claro, yo hago lo propio mientras el resto se dispersan y estiran los brazos para coger tarta de manzana, plátanos, bebída, sandía…

Es la guerra y pese a lo ecológicos que decimos ser los ciclistas, el suelo está lleno de botellas, cáscaras y plásticos (será porque las papeleras y basuras no eran hermosas?).

Seguimos tranquilamente, hacia la zona de toboganes para llegar a un pueblecillo, donde la pista giraba 90 grados.

En este punto y viendo que todos vamos bien, aceleramos para rodar  entre 40 y 45 kmts/h hasta le siguiente avituallamiento bajo la autopista Llevamos unos 50  kilómetros de  prueba.

Aquí parece que algunos empiezan a acusar molestias  por accidentes en días previos o por otras causas que no vienen al caso.

Algunos del grupo dan buena cuenta de un bocadillo de chorizo, pero otros solo metemos fructosa vía plátano, de lo que casi me arrepiento más tarde.

Antes de salir no detenemos a engrasar cadenas, porque están bastante perjudicadas, pero algunos que dicen ir justos de fuerzas salen directamente a rodar.

Terminado el mantenimiento, reemprendemos la marcha, sabiendo que en los próximos kilómetros tenemo unos 19 de subida, suave pero contínua y con toboganes, así que habrá que reservar.

He dicho reservar?

En cuanto llega el primer repecho, Enrique, Guillermo y Bauti salen disparados, mientras Marta y yo tenemos que apretar los dientes.

Es que esta gente no hace digestión? o el chorizo era de esos que entran directamente en vena????

Un par de kilómetros más allá ni recuerdo el avituallamiento o digestión… estoy otra vez al 100%

Alcanzamos a Chelu y Fermín pero pese a reducir un poco el paso, Fermín se descuelga.

Pasados unos kilómetros decidimos parar y esperarle.

Tras unos minutos aparece al fondo.

-«Fermín, para un poco y descansa…»

-«Que no,. qe no… venga…»

(este los tiene cuadraos… vale vale…. adelante entonces…)

Esta misma escena se repetiría varias veces hasta la cima o fin del ascenso, a lo que el resto íbamos pensando en el tipo de material del que deben estar hechas las partes pudendas del chico, que pese a ir cansado, subía a lo Jedi (por la fuerza…mental o por narices, vamos… porque moral y fuerza de voluntad no he visto cosa igual…)

Bajada que duraría poco, para volver a subir por ultima vez en un ratillo.

La bajada es larga y nos dejamos llevar. Hoy no es día de bajar a saco y Samuel, que había salido antes del anterior avituallamiento por su dolor en la espinilla, no da señales de vida, con lo que debe ir bien. Sin mi compi de bajadas, las cosas son más relajadas…. jejeje

Marta hoy está pletórica bajando y ensaya técnica (y se le nota que baja mejor y con más confianza).

Final de la bajada que termina en avituallamiento. Debemos estar sobre el kilómetros 76 aprox.

Cuando llegamos, vemos a Enrique Simón y Samuel que salen y nos estraña que no vengan con nosotros (si bien, tenían sus razones…jejeje)

Mientras comemos algo, nos echamos en medio de un campo a limpiar cadena, estirar un poco y decir chorradas y en esas aparece nuestro buen amigo Saetas de Caspe.

Hombre que ilusión!!!

Tras charlar unos minutos con él, reemprendemos la marcha.

A mi me suena este camino….

NO, no no no…..

No nos harán subir ahora el muro de las lamentaciones, no? porque vamos directicos…

Empezamos a subir el primer repecho y veo que nos acercamos más y más.

En un momento determinado comento mis miedos y empiezo a escuchar a mi alrededor un «cooooocococococo» resentio, y neeeegro…

jajaja

Sabía que la crónica del otro día de Lerín, tendría vuelta…y ahí estaba…jajaja

Finalmente la pista deja de subir y esperamos a Fermín que va un poco justo (pero «ERRE QUE EERE», que no para, que tesón…).

La bajada magnífica y además se supone que no hay más cuestas…

Menos mál, porque creo que he comido poco en los dos avituallamientos últimos y me empiza a pasar factura…

Que bieeeeeeennnnnnnnnEneEEeeEennnnn!!!!!

…Al final de la bajada hay unas flechas indicando giro de 180 grados y clavo frenos    Ahyhhayayahayahaayayahahayaaayyyyy!!!!

Uffffffffff, situación salvada gracias a una frenada en condiciones…

Después Enrique Lezcano, me diría quelas pasó peor que yo para dar la dichosa curva… jejeje

Que bien… ya está, no quedan mas subidas…jejeje, ahora todo hacia abajo y…

ARRIBA!!!

Frente a nosotros se presenta otra rampa que no parece muy larga pero parece fuertecilla, así que nada… arriba con ella!!!

Aquí veo que el combustible se termina y arriba,mientras esperamos al Jedi, pido una glucosa (a lo que Marta se suma y pide otra).

Seguimos y en 5 minutos vuelvo a terner power. Parece que solo fué un susto.

Pasamos una zona muy bonita de toboganes y camino polvoriento que recordaba del año anterior, mientras, en el horizonte vemos varias tormentas descargando agua.

-«Va a caer la mundial…»

-«Malo será…»

-«Va a caer la mundial… encima nuestra.»

Cuando quedan 300 metros para el último avituallamiento y empieza a caer alguna gota.

Fermín parece que va, que no es poco y sale de allí mientras el resto rellenamos botellines.

Pasados dos kilómetros, se que me he equivocado. NO era necesario recargar agua… porque del cielo cae toda la que quiera y mas…. mucha más…

Estamos en zona arcillosa y en menos de dos minutos (no es un tiempo figurado, sino real), mi rueda empieza a parecerse a la de un tractor, por su grosor…juauauaujua

Los charcos empiezan a convertirse en ríos, la gente se baja de las bicis y veo bikers cayendo al suelo aquí y allí por doquier…

Yo, entrenado en esto del barro (si ya os decía que lo de Lerín vendría bien antes o después…), sigo avanzando confiado en que el resto de Karrikiris me siguen.

Pasados 10 minutos, echo la vista atrás y no hay nadie. No es que no vengan mis compinche, sino que no se ve a NADIE.

BUENO!!!!

Me detengo y a lo lejos en una loma por la que pase veo aparecer en procesión, tipos andando  resbalando con la bici al lado, mientras juran, se ayudan unos a otros…

Conforme pasan, varios de ellos preguntan:

-«Que ruedas llevas?»

jijijijii (mucho entrenamiento en barro!!!!! eso llevo…)

Pasan los minutos y no aparecen los Karrikiris. Ya no sé si es que le habrá pasado algo a Fermín, Marta no podrá con la bici o se habrán ido por otro camino…

Al final aparece Chelu a lo lejos y le espero. El chico va de romería junto al camino, pisando als matas de tomillo para no hundirse…juaujaujaujua

Me río, hasta que me da por mirarme…otro fin de semana… y otra vez cochino de pies a cabeza que voy…

Por fin me alcanza y le pregunto.

-«El resto?»

-«No sé, unos se ha caido, el otro…»

Tras el parte de guerra y viendo que iban unos cuantos, me quedo tranquilo y decidimos seguir porque me estoy quedando pasmado, tanto rato quito  mojado.

El camino está mejor y vamos avanzando, hasta que aparece Dani por detrás y nos alcanza.

Juntos llegamos a asfalto y solamente hay que subir una leve rampa en un pueblo cercano.

A media subida, Dani tiene un calambre, pero en un minuto se sube a la bici y continúa (increible pero cierto… que recuperación…).

Pasamos junto a una granja de cerdos y seguido bajamos una cuesta.

En este punto, Chelu decide ponerse tras de mi, con lo que se produce el famosísimo «efecto gotelé».

Si quedaba alguna parte limpia, ahora el hombre está, que parece del Congo.

Pasamos junto a un río y el camino pese a estar mojado y con charcos, no esta mal del todo.

Al fondo se divisa Sariñena y queda un camino de arcilla y un trozo asfaltado.

A medio trayecto en el camino de arcilla.

OTRA DUCHA REPENTINA!!!

-«Me cago en tooooooooo lo que se menea!!!»

Levanto mis gafas y las dejo en la frente (así llegaría a meta).

Chelu sigue con las gafas puestas y no adivino a entender, como hace para saber por donde va (claro en la última curva me preguntaba: -«Por donde, dime por dondeeee que no veooooo»).

Llegamos y ahí estan nuestros compañeros recibiendonos a grito pelado. que bien!!!

5 minutos después, aparecía, Guillermo, MArta, Enrique Lezcano y Bauti.

Notas:

  • Estuvimos más de 3 horas esperando en la cola para lavar las bicis
  • Me comí un plato de Fideguá y las mujeres que los sirvieron decía que quemaba…
  • Las duchas  de agua fría parecían un campo de batalla entre el barro y la gete queriendo meterse como fuese
  • Llegábamos a casa a las 2:20 a.m.
  • El amigo de Raul (siento no recordar tu nombre), llegaba a meta, pasadas las 10 de la noche y sin linterna…
  • Samuel hizo amistad con unas chicas
  • Al llegar a meta, avisaron al marido de una de ellas de que estaba hospitalizado por una caida en la carrera y estaba en observación
  • No sabemos en qué quedó la cosa (esperamos que no fuera nada importante) y Samuel no tuvo tiempo de pedir el teléfono para preguntar a su compañera…
  • Samuel quiere el teléfono de la chica (que es de Logroño según dijeron) .
  • La chica llevaba una camelback azul como la de Samuel y una Scott.
  • Enrique Lezcano saboró el barro monegril (que coass más raras haces, hombre…) mientras llevaba la bici a hombros (dicen que su cara sigue plasmada en alguna parte de los monegros)
  • Tras la tormenta Guillermo, Marta, Bauti y Enrique, vieron a un tío andando, con el botellín de agua y sin bici. Le preguntaron que donde estaba y respondió alo así como: -«Por ahí la he tirado a tomar por….» (eso debería de dar una idea de como se puso el terreno y lo dificultoso del avance durante la tormenta
  • Juan Carlos, consumió, el solo, suficiente Red Bull,como para haber seguido pedaleando hasta Siberia.
  • Enrique Simón, Feliciano y Dani se ducharon en otro sitio onde dicen que se montó una buena con un atasco de agua (tanto barro…. normal).
  • Cuando llegamos y tras la espera en la cola de limpieza  de bicis, se había terminado la cerveza (eso duele!!!!).
  • Chelu era la atracción de las duchas, con sus tatuajes…
  • Fermín llegó unos minutos antes que nosotros porque no paró cuando cayó la lluvia (y lo preocupados que estábamos)
  • Impresionante lo de este chaval…
  • Esteban llegó en el puesto 86 (toma!!!)
  • Al día siguiente estuvimos colaborando un poquillo con los del Club ciclista Murchante, cerrando las calles durante su prueba cicloturista
  • Logroñesa, llama a Samuel que está muy preocupado por el marido de tu amiga…
  • La siguiente es en Pamplona (Sierras de la comarca). Allí nos vemos…
  • Mi amigo Iñaki Fuentes, al que no ví, llegó 5 minutos antes que yo (según clasificaciones). Que pena no habernos visto.