Llegábamos a Lerín sobre las 8 para que la secre no se pusiera nerviosa (le gusta llegar con tiempo).
La expedición constaba del siguiente ejercito Karrikiri: Guillermo, Marta, Samuel, Roberto, Feliciano, Diego y yo (Iñaki). A los que se nos unía Aitor Alfaro.
Tras proceder con el trámite de recogida de dorsales y tal, vamos a por las bicis y nos plantamos en la salida.
Dicen que seremos unos 380 en tomar la salida.
La organización lidia con algún problemilla de última hora pero, la verdad es que lo solventan muy rápido y nos dan la salida.
Se produce una estampida y todo el mundo me adelanta por todas partes. He perdido a todos.
Acelero y nada más salir de l pueblo hay una subida. Voy recuperando puestos y veo a Diego, Samuel y Aitor. Feli y Roberto están más adelante y no puedo alcanzarlos. Es casi una subida al sprint de un par de kilómetros (calculo yo…).
Miro atrás y veo a Samuel. Lo he adelantado? Iré con él.
Nos adelanta Aitor y empieza el sendero. Aitor va tres puestos delante de mi y justo detrás va Sam.
La cosa se relaja un poco y empiezo a disfrutar en el primer sendero que discurre paralelo a un pinar, pero al poco otra subida, fuerte pero corta (de unos doscientos metros).
Miro atrás y no lo veo.
Sam: -«Estoy estoy, venga!!»
Hemos llegado arriba del cabezo y en llano la gente sigue yendo a saco.
Unos voluntarios nos indican cambio de dirección a la izquierda y precaución. Se donde estamos y lo que toca (se lo intenté advertir a Marta para que no le pillase tan de sorpresa, pero una vez metido… sé que le va a pillar…hombre que sí…jijiji). Viene más atrás con Guillermo, así que… se prepare…porque solo acaba de empezar…
Bajada, bajada…seria con varias curvas, la gente derrapando con una o ambas ruedas y público / fotógrafos apostados a los lados buscando imágenes.
Si algo se nos da bien al «dúo calavera» es bajar y tras la última curva, Samuel me grita, sin freno!!!
Y nos dejamos caer a tope por ese minúsculo sendero, mientras busco la forma de no tragarme al de delante (que va parecido, pero… le veo poco seguro…).
Toca girar a la izquierda y pasamos un par de toboganes para girar inmediatamente a la derecha. Aquí empieza lo duro realmente.
Nos meten en un pinar cerrado, en el que discurre un sendero, co mucha curva en un continuo rompe piernas.
Solo se oye, la respiración del personal dándolo todo…
(Al acabar Diego que iba unos metros delante, me dijo que escuchó mi carraspear de garganta!!!) Eso es concentración y una muestra de lo calladito que iba el pelotón…
El terreno es duro y aprovechamos los escasos segundos de bajada para tomar aire y encarar la siguiente subida en un proceso que se repite de forma continua, con algunas pendientes realmente fuertes.
En una de ellas, Aitor, resbala o cae y le adelanto. Viene inmediatamente detrás de nosotros.
En un repecho, me adelanta David Irigoyen, Ibaigorri muy majete, y me saluda.
Sigue una bajada y yo respiro al pasar por un punto en el que rozo la corteza de un pino con el manillar (por sendero y a buen ritmo…). Oigo a Samuel
-«Uyyyyyy»
Y seguido…..
Rsssssssssssssssssssssssssssssssssssss.
Sam:- «El detrás se ha aoistiado»
Yo:-«El del derrape??»
Sam:-«No has oido después el «clonk» contra el pino??»
Yo:-«No…»
Sam:-«Se ha dao, se ha dao…»
Salimos de tres o cuatro pinares contiguos, separados entre si por un camino y empieza una bajada donde se indica la bifurcación para que decidamos si se elige el itinerario corto o largo (20 kmts vs 55 Kmts).
Puede parecer que el corto no era nada pero, alguien del grupo dijo después que en ese punto estuvo pensando si terminar la corta y dejarlo ahí… CUIDADIN (que no se lo había escuchado nunca…).
Me acuerdo perfectamente de ese punto porque hace dos años , embarrados, Roberto y yo, participamos y yo «volé» poco más adelante.
Giramos a la izquierda y ahí está… gente, en los puntos más… jugosos / peligrosos….jejeje
Un voluntario me dice:
-«Bajada fuerte y curva cerrada seguido!!!»
La bajada la recuerdo, son unos dos metros casi verticales en los que no hay que frenar mucho y una curva muy cerrada justo abajo.
Este año, lo supero sin problema y Samuel me sigue sin perder un metro. Aitor está unos metros detrás.
Un par de giros más y subimos un sendero que se que lleva… a la tranquilidad…
La tranquilidad son pistas/caminos… normales…
Miro atrás y no veo a Aitor.
Vamos rodando tranquilamente y Sam marca el paso. No ha entrenado mucho últimamente y dice que no puede ir mucho más rápido pero… es que va muy bien!!!
Voy mirando atrás y ni noticias de Aitor… hasta que a falta de 500 metros para el primer avituallamiento nos grita desde detrás. Va rodando rápido.
Conforme nos acercamos al avituallamiento, Samuel me dice:
-«Fijate, NO PARA NADIE!!!…»
La gente parece que se está jugando el campeonato del mundo
Ya juntos los tres, comemos un trozo de plátano y bebida.
Salimos ya repuestos cuesta arriba y veo delante a David. Estoy fresco y voy a por él. Lo alcanzo, y charlamos mientras acaban de subir Samuel y Aitor.
Sam:-«Ya , venga!!»
Me despido d e David y aceleramos.
Yo:-«Aitor?»
Sam:-«venía detrás…»
Miro y no lo veo…bajamos ritmo… esperamos… pero no viene.
Sí, ahí viene… venga…
Estamos así varios kilómetros, por terreno rompepiernas, pero Aitor va muy justo. Ya nos pillará en el camino…
Por fin llegamos a una pista que conduce a un cabezo/pinar y rodamos tranquilamente. Al fondo le veo. Bajamos el ritmo pero no va acortando distancia, hasta que llegamos
al inicio de la subida. Sendero, repechos y apretar dientes…
Empezamos a subir y aquello inclina cada vez más hasta convertirse en un sendero/cuesta que supera ámpliamente el 20% (no se cuanto, pero bastante más del 20%). Suerte es corta…
Voy ganando metros y oigo a Samuel jurar. Se le ha salido la cadena.
Yo:-«Te espero arriba…»
Sam:-«Si, sigue…»
Arriba hay gente animando (pero animando como si fueran hinchas de verdad… que gusto de público!!!). Arriba el sendero continúa subiendo pero y a de forma «civilizada» y en dos minutos tengo a mi compinche detrás.
Continuamos ascendiendo, de sendero en sendero hasta llegar a la cumbre y empieza una bajada por pista estrecha que termina en un santiamén para volver a ascender por sendero.
Y bajamos… y volvemos a subir y subir y subir….
Pillamos a un par de tipos. Uno de azul con una Canondale y uno de verde.
Charlamos con ellos mientras terminamos la subida y hacemos grupo.
Toca bajar y en una de las curvas, está la alfombra de cronometraje. Seguimos bajando por un sendero hasta que se abre y pasamos a una pista.
El de Azul, se pone primero, yo segundo y Samuel tercero. Al de verde lo hemos perdido en algún momento y no me he dado cuenta.
Tira un par de kilómetros y como no cede, le digo, adelantándolo:
-«Voy, te relevo!!»
Y justo en ese momento, curva y pista buena.
Un kilómetro más adelante está el avituallamiento.
Estamos un ratillo pero, de Aitor ni noticias, así que seguimos.
Nos meten en un sendero, del que tengo recuerdos 2encontrados».
Por un lado recuerdo que era muy técnico y divertido (tal vez un pelín… peligroso??) y por otro que en la edición anterior, ahí me saltó un «plastón» de barro, al ojo, que tuvieron que atender los chicos de la DYA.
Hoy no ha llovido así que… no hay peligro de barro!!
Voy delante. Miro atrás y veo que el de azul va haciendo la goma y apretando dientes.
Yo: -«Vais bien??»
Sam:-«Sí, tira…»
Azul:-«Así pero no más… voy a tope…»
Yo voy disfrutando. Vámos rápido para ser sendero pero voy muy fresco y estoy gozando.
En un momento dado, el terreno «desaparece». Hay una cuesta abajo de unos dos metros muy vertical. Detrás escucho:
-«Ahhhhhhh, la bolaaaaa»
Mi rueda delantera ya está bajando y ya no tengo claro si volví la cabeza a mirar al de azul… pero si que sé, que el sendero, de un palmo de ancho, tiene a mitad de cuesta una piedra. Lo justo para que el grosor de la rueda pase por el resto de sendero… y es tarde…
Todo se ralentiza y estoy volando
-«Que pifloyo me voy a meter…»
Caigo de cabeza con todo el peso en el hombro derecho…
Brrrrrrmmmmm!!!!! auggghhhhh…
…
Creo que me he roto el hombro… Mierda!!
A ver si me puedo mover…
Sam:-«Estas bien? Iñaki….»
Yo:-«Arggggggg. Me he hecho daño… Daño de cojones…..»
Consigo separar la cara del suelo y me pongo de pié. Me duele desde la cintura, al cuello…
Aparecen dos cliclistas y tengo que quitar la bici y mi cuerpo del sendero… otros dos y otros más…
Apoyo, mi mano derecha sobre el antebrazo izquierdo…. y pruebo a mover la mano, moviendo la muñeca.
Puedo usar el ratón… ufff, no es tan malo…
Intento mover el brazo… ¡¡DOLOR!!…
A que me he dejado la clavícula ahí…
Muevo, muevo y decido mover… hasta que se mueve… hombre que si se mueve… me hace poner caras parecidas a las del feo de los Calatrava pero… se mueve…
Ahí no va a venir nadie a por mí…
El de azul está sentado y dice que no puede continuar… hasta que pasados unos minutos decide levantarse e intentarlo…
En ese momento aparece Aitor, que no se entera de nada, como es normal (no ha visto nada y yo ya estoy esperando al de Azul).
Monto en la bici y cada bache es como si me clavasen un florete en el hombro… madre madre…
Llega una cuesta arriba, nada, corta… tengo que tirar del manillar para hacer fuerza y creo que me voy a desmayar… me mareo… «Cagüen todo» que dolor…
Pero por fín estoy en la pista junto al río. Sé que quedan unos 16 kilómetros hasta meta…
A samuel se le empiezan a subir las bolas (los gemelos….) y va aullando…
Vamos a ritmo tranquilo, porque el dolor es considerable pero Aitor vuelve a quedar atrás y lo perdemos… pero Ahora no puedo esperar.. voy roto… literalmente.
Llegamos a la parte baja de Lerín y hay unos chavales en un avituallamiento.
Samuel, tiene mucho dolor y tiene que bajar de la bici.
Aparece Aitor y se va por delante…
Samuel vuelve a montar y seguimos despacio.
Atravesamos un corto sendero en el que vuelvo a marearme y volvemos a una pista cuesta arriba. Allá va Aitor.
500 metros después estoy junto a Aitor, que decide ir a la plaché (si es que…) mientras yo pregunto por ambulancia y me dicen, que, arriba, en el pueblo.
Samuel me dice:
-«Venga subimos y que te miren eso…»
Yo:-«quedan 4 kilómetros no?? Venga, hay que terminarla…»
Nos vuelven a sacar por una pista y empieza una cuesta suave. Adelanto a uno, a otro… mientras voy recitando algo parecido al título de un libro escrito por un tal Salman Rushdie.
No es que jure. es que no lloro por vergüenza.
Y de repente Samuel se pone a Bailar la Yenca!!!
-«Para, para , para, paraaaaaaaaa..!!!!!!, Se me ha subido el muslo, y la bola ARRGGGGGG, y se me ha bloqueadooooooo, la rodilla!!! Ayyy!! Ayy!!!!!»
No puedo atenderlo. Bajo de la bici con el brazo colgando. Tengo el cuerpo como si no hubiera andado en bici pero el hombro… como si lo hubieran pasado por una turmix…
Me río… es tristemente cómico…
Samuel tirado en el suelo tripa arriba, cual cucaracha tras el impacto del insecticida y yo de pié mirándolo, pero no puedo hacer nada.
Yo:-«Sam, nos volvemos, llegamos al pueblo y subimos como sea, no pasa nada, venga…»
En esto pasa un tipo y ve la escena. Va roto, el pobre y para. Le da el botellín de acuarius a Samuel y le dice que se lo eche por las piernas, que le aliviará…
-«Uhhh?»
E increíblemente… Samuel, cual Lázaro, vuelve a andar.
Sam:-«Venga que la acabamos…».
Ahora vamos por un camino en buen estado y dejo el brazo apoyado sobre mi muslo para que, el hombro, no soporte el peso, con lo que casi no me duele, y me da pena Samuel.
Queda una cuesta de un par de kilómetros…
Sam:-«Vete, si quieres esperame arriba o sigue y que te miren el hombro anda…»
Sam va en molinillo y yo en cuanto tengo que agarrar el manillar con ambas manos, vuelvo a sentir la necesidad de maldecir todo lo que se me pasa por la cabeza…
Llegamos arriba y vuelve a cerrarse en un sendero…lleno de raices de árboles… Esto es una penitencia que ya quisiera algún sevillano en semana santa… (ni una bula papal quita tanto pecado…).
El sendero termina en una serie de toboganes con raíces que ya me hacen gritar a cada salto y Samuel me anima, hasta que por fín llegamos al pueblo y atravesamos una pasarela metálica.
Continuamos por calles cuesta arriba y nos avisan. de que llega, lo que Aitor después llamaría: «El turruntero de este pueblo»
-«Dale, Dale!!!»
Yo:-«Venga Samuel que ya estamos Venga, fuerte!!»
Aprieto dientes y subo como si fuese llano. Hasta me sorprendo de lo fácil que he subido pero miro al lado… miro atrás… y allí esta mi amigo, en su particular guerra con los gemelos subiendo el cuestón aprentado dientes.
La gente anima.
Una mujer:
-«Vengaaaaaaa, que está ahí la metaaaaaaaaaa, vengaaaaaa, tiraaaaa, mozooooooo tiraaaaaaaa»
Hasta que Samuel se me pone a la par y la mujercica:
-«Mialos que majooooossssss, mialosssssss que se esperaaaaaaaannnnn»
Cien metros después atravesamos el arco de meta agarrados del hombro del otro (del bueno).
Avisamos de que necesito un médico y un voluntario me lleva la bici. El hombro me va a reventar y la ambulancia ha ido a trasladar a un tipo con clavícula rota (ya verás ya…que no sea un presagio).
La ambulancia nos va a esperar precisamente donde hemos aparcado y allí acudo. Mientras voy andando parece que liberar la tensión del brazo relaja la zona y me duele menos…
Casualidad, está llegando la ambulancia y me encuentro a mi ex-alumno y amigo Xaba (brócoli…jejeje) al que recibo con un afectuoso
-«Si me abrazas, te doy con la mano abierta en la cara!!! jajaja»
Finalmente parece que no hay nada roto, si acaso fisura me dice el médico que me administra un par de nolotil.
Mientras compartimos batallas con Diego, Feli y roberto que han llegado antes, se me relaja algo más y parece que el medicamento va haciendo efecto.
Finalmente llega Aitor, Guillermo y Marta.
Cuando acabo de ducharme acudo a la plaza. Marta ha sido la segunda mujer en llegar y tiene derecho a trofeo!!!
!!Ole por la secre!!
Saco unas fotos, y vamos a comer en el polideportivo, mientras hablamos de la bonita mañana que hemos pasado.
Por suerte.. queda casi un mes para la siguiente (Alsasua) y el hombro va a estar curado (SI… o SI).
Ah… y me olvidaba de David Irigoyen, que también se cayó y tuvo que retirarse con el hombro perjudicado… un saludo y que te mejores!!
P.D: De la prueba de Lerín y sus organizadores, aprendimos mucho el primer año que acudimos y este año hemos vuelto a aprender cosas que intentaremos aplicar a nuestra prueba.
Creo que tiene un mérito especial, lo que la asociación Ibaigorri consigue en ese pueblo y un público que anima como si fueran las olimpiadas. Mi admiración y la de mis compañeros por semejante alarde de buen hacer.