Pero dejaremos el porqué en suspenso, de momento…
Llego al parque a las…nueve??? las nueve antiguas, las nueve nuevas? cambié el despertador al contrario? son las ocho? las diez??
Mientras frío los sesos pensando y comprobando si realicé el cambio de hora de la forma adecuada, llega Saso.
-«Hola Iñaki!!»
-«Ya estaba haciendome películas con la hora…jejeje»
Seguido aparece Chelu, Guillermo, Samuel, Aitor, Dani, Jarauta, Jose y nuestro trio de Tudelanos Bauti, Patxi e Inés con una «pedazo bici» en fase de pruebas…
Salimos hacia el cementerio, para girar, a continuación hacia el matadero de conejos de Bonilla y pasar bajo la «Campa de Santos».
Poco después, dejamos los depósitos de agua a nuestra izquierda y continuamos para atravesar la carretera que va de Cascante al cruce de los nueves.
Pasamos por la gravera de Guillermo y junto a San Gregorio de Cascante para girar seguidamente a la derecha.
A partir de este punto tengo que poner el GPS mental, a funcionar de verdad.
Dani va unos metros delante del grupo, como a él le gusta rodar y yo le voy diciendo cada poco:
Izquierda, este a la izquierda otra vez, este a la derecha….
Y así se suceden un buen puñado de cruces de caminos mientras, poco a poco, ganamos altitud.
Atravesamos la carretera de los toboganes «Fitero-Cascante», para seguidamente continuar tomando desvíos y algo más de altura.
Cuando la próstata de alguno… nos deja continuar…
Descendemos para ir a parar a una pista, antaño muy rota y que los Cascantinos han tenido a bien reparar. Ahora da gusto rodar por ella.
Un par de kilómetros más adelante, volvemos a girar a derecha y alguno me dice que es una ruta muy difícil de aprender… pues tanto mejor…jejeje
Volvemos a subir una pequeña cuesta, a la que sigue una pequeña bajada…
No nos relajamos porque un kilómetro más adelante volvemos a ascender pero ya sin parar.
Bauti me pregunta si aquí empieza la cuesta y yo le indico que con esta no contaba pero que si, que podemos añadir unos cientos de metros más al cómputo total de cuesticas.
Un par de minutos después, empieza la verdadera cuesta con una rampa fuerte. Por suerte es corta y le sigue un llano de unos doscientos metros, con un boquete medio señalado
en medio del camino que bien podría tragarse a alguno de nosotros.
Entramos en zona de bosque y algún bombero, me pregunta cuanto queda hasta arriba….
Tras mi respuesta, responde:
-«Alaaaa, no puede ser tanto…. no jodas que tal…»
Yo me callo y aprieto dientes.
Cojo la Rueda de Bauti y justo delante nuestra van Samuel y Dani.
Personalmente no he escuchado nada pero pondría la mano en el fuego, a que uno de estos dos, ha visto un Javalí corriendo
hacia nosotros, o al menos lo ha escuchado cerca, porque sino… no es preciso que subamos a este ritmo!!!!
Bauti así lo atestigua pero no hablamos mucho, que perdemos rueda.
Justo detrás está Jarauta, Aitor y Jose que deben de otear al «cochino javalín» tras sus traseros, dado que no pierden un metro.
Llevamos ya varios kilómetros ascendiendo entre pinos, por un bosque impresionante, y el terreno se inclina más… parece una rampa corta pero «ufffff»…
Agachando la cabeza, coronamos esa parte y Jose pregunta que cuanto falta….
-«Calculo… que entre un kilómetro y uno y medio de cuesta arriba».
Aitor, me mira, con media sonrisa y creo que empieza a creerme respecto de las distancias que indicaba abajo.
Toca un pequeño descanso, en una zona sin arbolado e intentamos bajar pulsaciones para lo que queda.
Entramos en pista ancha y el terreno vuelve a inclinarse. Esto es lo más duro.
Por fin arriba, esperamos a reunir al grupo y aprovechamos para sacar algunas fotos.
Continuamos por una zona de toboganes que tendrá unos 400 metros y empezamos a descender.
La bajada parece que nos la sabemos todos, hasta que…. tomamos un desvío!!
Muy pocos conocen ese camino, pues la entrada está cubierta de hierba y no da a pensar que detrás haya un terreno ciclable, pero ahí está y nosotros lo disfrutamos.
Unos minutos despúes, estamos abajo y continuamos por pista buena.
Donde el grupo piensa que vamos a girar a la derecha, lo hacemos a la izquierda y atravesamos la carretera, por un cruce magníficamente situado ( con buena visibilidad y seguro).
Continuamos por pista buena, hasta llegar al «cruce de la hecatombe» y tras consultar al personal las distintas opciones, optamos por subir una pequeña cuesta para descender seguidamente
hacia Cintruénigo.
Controlando siempre las distancias, creemos que podemos subir una última cuestecilla, y en un par de minutos estamos cerca del hogar de los «Cirbonitas», inmersos en un reto que no conozco bien
pero que movió a un montón de gente de la citada población por esos caminos.
Nos acercamos al boquerón y tras consultarlo, giramos a la izquierda para rodar por la pista que asciende a los molinos, si bien antes de la cuesta, encaramos el manillar a la derecha para bajar por un «tramo divertido».
Solo queda volver a casa.
Pasamos junto a la «granja de la Sociedad» y cruzamos la carretera de nuevo, para volver hacia el huerto de los malejanes.
Guillermo, lleva no se cuantos días soñando con escaleras y para quitarle el gusto, aprovechamos para ir a San Gregorio y bajar las escaleras.
Bueno… casi todos, porque algun@s optan por dar media vuelta y no probar el descenso.
No pasan más de cinco minutos y estamos en Murchante.
48 kilómetros, realmente bonitos, en una ruta espectacular y a buen seguro repetiremos bastantes veces…