Crónica: Vedado de Eguaras

Debe ser parte de la condición humana… y es que resulta que tras un fin de semana en el que muchos Karrikiris se dieron al desenfreno, este tocaba purificar
cuerpo y mente. De ahí que en el parque nos juntásemos un nutrido grupo compuesto por:

Chelu, Guillermo, Saso, Jose, Roberto, Unai, Fermín, Antonio Nonín y yo (Iñaki).

Ayer, propuse varias rutas por Whatssapp y tras un par de minutos, cerramos el destino entorno al Castillo de Peñaflor.

A ojo de buen cubero, comentaba que la ruta debía  extenderse a lo largo de unos 79 kilómetros y entre Unai y el que escribe
jugamos a ver si acertaba o erraba en la predicción.

Salimos de Murchante, hacia la Cooperativa de vinos, para atravesar bajo el puente de la autopista e internarnos en el camino que lleva a Tudela.

Pasamos Tudela, por una sucesión de calles que a buen seguro, nuestras bicis son capaces de realizar sin nosotros encima…

Aparecemos en la urbanización del Mercadona, vamos hasta la rotonda que hay bajo el juzgado, para proseguir hacia la que hay junto al chalet de la viuda de Añon.

Desde allí continuamos hacia el colegio «Virgen de la Cabeza», y poco después pasamos bajo el cristo para enlazar una suerte de callejuelas que nos dejan en el
puente del Ebro.

Atravesamos el puente, con un río en total calma. Se nota que no corre una brizna de viento…

El día, neblinoso, es fresco, pero no tanto como pudiera parecer. Se aguanta bien, y más sin dejar de pedalear.

Por esos sotos del Ebro, que tantas veces hemos recorrido en nuestras rutas hacia las Bardenas, avanzamos entre conversaciones y risas, a ritmo constante
pero sin forzar.

Llegamos a la recta de Arguedas y escogemos un camino, paralelo a la carretera , para acercarnos al pueblo. Es un camino monótono, recto y aburrido que, gracias a la
compañía y una interesante conversación, acaba por desaparecer a nuestras espaldas.

Llegamos a Arguedas y hacemos una visita NO guiada, por muchas de sus calles.
Las que conducen al inicio del estrecho, están cortadas por obras, y hacemos encaje de bolillos para llegar hasta el inicio de la cuesta.

Nos tomamos el ascenso con filosofía y sin apretar.

Roberto y Unai avanzan posiciones y me uno a ellos. Han puesto un «ritmico» llevadero. Solo en el último momento, roberto parece que va a dar un hachazo y me levanto para arrear,
pero finalmente, acabamos de ascender los tres, al mismo ritmo.

A Unai, se le ocurre que en vez de coronar por carretera, podemos hacerlo por la rampa que arranca a la izquierda.

Hace años que nos ascendemos por la misma, así que puede estar bien, un cambio.

Esperamos al grupo y pese a algunas pequeñas protestas y dudas… «la manada», acaba metiendo molinillo para ascender sin más problemas.

La niebla, sigue acompañándonos,y por más altura que ganamos, continúa ahí.

Pasamos junto a la entrada de «Senda Viva» y seguimos hacia el santuario del Yugo, ya queda poca cuesta.

Atravesamos el parking y dejamos la iglesia a la derecha, para empezar la bajada.

Hace ya un buen rato que me he quitado las gafas. Total, entre el agua que desprende la niebla, y lo que se empañan, gracias a mi propia respiración, no hay quien vea un carajo.

Suelto frenos y voy aumentando la velocidad…

Los ojos me lloran, cierro uno, para que las lágrimas se vayan con el viento, mientras intento ver con el otro y repito la operación a la inversa… Que difícil es esto…

Casi abajo veo a un par de cazadores, desesperados con la niebla. Miran al rededor, suplicando al cielo que levante para poder practicar su afición.

Paro y les pregunto, si saben de batidas por el Vedado de Eguaras, a donde nos dirigimos.

Me dicen que eso es otra zona peor que creen que no y mientras hablamos,  acaban viniendo el resto de Karrikiris.

Reunido el grupo, despedimos a los fans de «John Waine» y continuamos pedaleando.

Ascendemos la tachuela, que hay tras bajar del Yugo y ante nosotros se abre el paisaje  neblinoso de esta zona de la Bardena.

Al fondo, con la niebla algo más abierta, aun se intuye la elevación de «El Plano de La Bardena».

Mientras ascendemos, comento a Unai, que ese mismo camino, es el que llevan los peregrinos  de Murchante, cuando van a Javier. Es el camino más directo y corto.

Arriba, y otra vez el grupo reunido, continuamos por, un Plano, yermo y desolado, donde parece que nunca ha pisado el hombre…
Tenemos que encontrar varios caminos para acercarnos al Vedado y permanezco atento para no equivocarme.

Tras un par de kilómetros giramos a la derecha. Pasamos junto a una caseta de pastores que tengo como referencia mental y continuamos para pasar junto a un montón de piedras
en un cruce, donde giramos a la izquierda.

-«¡¡Este es el camino!!»

No es que se vea muy lejos y de ahí que pierda algunas de mis referencias habituales, pero finalmente, la suerte nos acompaña y damos con la entrada al vedado.

Un camino, que sale en ángulo recto a la derecha y que al fondo se ve descender entre la vegetación.

Avanzamos junto a un campo de cultivo y comentamos las fotos con amapolas que hicimos hace años, en ese mismo lugar.

Es un camino que, si bien, cuenta con bastantes toboganes, en el cómputo total, es de descenso y disfrutamos de la zona, mucho más frondosa que los caminos
de kilómetros previos.

Acabamos bajando, no sin susto incluido al no contar con un árbol caído justamente en medio del camino y tenemos que desviarnos por la finca adyacente.

El terreno se abre y aunque no se ve, al fondo, está el Castillo de Peñaflor.

Nos acercamos y poco a poco vencemos niebla y  distancia para acabar viéndolo desde su misma base.

Aprovechamos para comer algo, recordar anécdotas (como la del «Zorro simpático» que vivía hace pocos años en la zona) y continuamos por los senderos, mientras
a nuestro flanco se extiende el barranco, con sus particulares formas.

No tardamos mucho en llegar a un camino que nos llevará al barranco grande, para atravesarlo y de allí acercarnos hasta Castildetierra.

Para evitar el campo yeco, hoy seguro embarrado, y la tortura que le supone a Chelu, los 10 kilómetros de camino pedregoso, que siguen a continuación, elegimos
ir por carretera hasta los Aguilares y desde allí…

Empezamos a rodar por la carretera de los militares, hacia Arguedas. Antonio se pone en cabeza y empieza a tirar.

Yo voy a rueda y veo como van bajando los piñones hasta que acabamos ascendiendo los toboganes a más de 30 Km/h.

El ritmo va aumentando y en una de las subidas, Roberto adelanta.

Antonio acelera para cogerle la rueda y yo hago lo propio.

De repente veo, el desvío, dejo de hacer fuerza sobre los pedales y les grito:

-«Ehh, que es por aqui…..Ehhhh Ehhhhhhh!!»

Ni caso, estos siguen a muerte…

Yo:

-¡¡¡¡Einnn???!!!

Aprieto dientes y acelero más y más. Parece que no voy a pillarlos nunca, agachados y dando pedales a relevos, van disparados, hasta que
consigo recuperar los 10 o 12 metros que me habían sacado. Sigo a ritmo y les adelanto.

Inmediatamente Antonio se levanta y acelera, seguido por Roberto a la caza, hasta que…

-«Alto!!!! que es por aquí… que es el último camino antes del pueblo!!!!!»

Por fin parece que hacen caso y nos metemos en el camino, entre sonrisas y resuello, felices de la batallita que acabamos de montar.

En pocos minutos aparece Unai, que se nos une.

-«¿El resto?»

Unai hace un gesto tipo

«Fa, Far away…»

Ala, ya la hemos liado…

Ahora no sabemos si se han metido por donde procedía… o han seguido nuestros pasos por la carretera… o qué…

Al final decidimos parar en un cruce donde, vengan por donde vengan, tienen que pasar obligatoriamente.

Allí esperamos y finalmente los vemos aparecer al fondo. Han continuado por la carreterilla tras nosotros.

A todo esto, una madre con varios niños, pasea en bici y uno de los pequeños se detiene con su pequeña montura a interrogarnos.

Que si de donde sois… a donde vais…

Y por poco acaba metiendo en un apuro a su madre cuando casi nos autoinvitamos a comer todos en su casa…

Nos acercamos a la recta de Arguedas y al poco de empezar a rodar, Chelu pincha.

Pensábamos meter una botella de CO2 pero no contábamos con la :

-«Mooochila Mooochila!!!!» (los que sois padres y madres con niños pequeños, sabéis que cancioncilla me refiero, verdad?)

No es que tengamos a Dora, en nuestro club, pero tenemos a Fermín, que deja la mochila de Dora la Exploradora al nivel del barro…

Saca una bomba, mejor dicho: Una lanza, una pértiga, un compresor de impulso humano,un….   (yo que sé)  de unos 50 o 60 centímetros de larga (una vez desplegada)
mientras el resto, ojipláticos, y mandíbula desencajada, no entendemos que sistema utiliza el mozo para meter desde un somier, a un tresillo en la mochila.

Recompuestos y seguros de que nada nos puede pasar si Fermín y su mochila están cerca, continuamos.

Volvemos a los sotos del Ebro, para meternos en Tudela y atravesar la plaza nueva. de ahí por el paseo del Queiles, seguimos hasta la rotonda
de debajo de los juzgados y comenzar el último tramo por el camino que va a Murchante.

Al final 79 kilómetros (clavaos Unai!!) de divertida ruta.

Una pena que algun@ se quedara practicando «caming» (y es que…..muchas excusas tiene ya ….!!!!)

 

 

Crónica: Bardena Negra – El último fin de semana del verano 2015

Domingo y salgo de corto.

Son las 8:40 y voy pasmado aunque la previsión meteorológica dice que tendremos una mañana espectacular, así que llego al parque y me coloco en una rayada de sol. Bien quieto…y a esperar al resto.

A las 9:00…aproximadamente…. aparecen por allí:

Cesar y Patxi con un amigo (Antonio), Jarauta y Carlos (sierra), Germán, Marta Bonilla, Samuel, Unai y un mocico que rondará su edad al que llama (Vasco). Yo (Iñaki) quieto en mi rayadica de sol, mientras discuten el sexo de los ángeles… Finalmente sale ruta. Hacia la Bardena negra…

Bajamos a Tudela por el camino y atravesamos el puente del Ebro en dirección al «Aire de Bardenas» (hotel «raro raro raro», pero con su encanto). Pasamos junto a él y disfrutamos de los toboganes que hace la senda que discurre paralela a la carretera de Ejea.

Más adelante dejamos a nuestra izquierda la cuesta que lleva al Balcón de Pilatos y continuamos hasta cruzar la carretera.

Frente a nosotros, «La plana de la negra».

Una imponente meseta con una cuesta de la que siempre guardo mal recuerdo. Sensaciones adquiridas años atrás, con unos kilillos de más…

Subimos contando chistes (textualmente) y sin sobrealiento. Esto es otra cosica…

Subimos de forma civilizada y las pulsaciones se mantienen en su sitio. Que bien!!!

Arriba cogemos el primera camino a la derecha y pronto empezamos a descender muy rápidamente.

Unai: -«como coges posiciones eh…»

Yo: «Que no… que voy a a bajar tranquilico….y…»

Y pasa Antonio pedaleando como si no hubiera mañana.

Yo también quiero!!

Me lanzo a por él que está ya a mas de cien metros y poco a poco lo alcanzo. jujuju

Me coloco prudencialmente tras su estela y vamos perdiendo altura a marchas forzadas hasta que decide que una curva no es lo bastante abierta para él….

«donde vaaaaaassss».

Finalmente reconduce la situación y de reojo, lo veo poco más atrás arreando otra vez para abajo.

Nos detenemos al final de la cuesta y Unai viene «loqueando»

-«Maravilloso, que pasada, increíble, como la gozo….»

Vamos que al mozo le ha gustado la cuestica…jeje

Giramos de nuevo a la derecha y tras un tobogán ascendemos hasta llegar a unos «labraos» donde apenas se puede ir montado puesto que la rueda se hunde en la blanda tierra.

De ahí, pasamos a una trialera que yo no conocía y que Antonio nos descubre. Muy chula, la verdad.

«Unos «labraos» mas tarde», volvemos al camino donde serpenteamos rodeando los preciosos cañones  de la zona.

Recordamos como hace unos años, nos acompañaros unas chicas del club y una amiga suya se caía una y otra vez avisando con un grito antes de dar con sus huesos en el firme.

Continuamos hacia Fustiñana y estamos con ganas de jugar…

Bajamos a ritmo alegre y en estas, veo una ladera/terraplén  empinado que asciende unos 3 metros a la derecha del camino.

Antonio que se lo sabe, encara hacia allí y sube para situarse en la cresta y como no, allá voy yo que me ha gustado la cosa.

Arreo fuerte y subo a toda velocidad pero

AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH

-«Pifostios, y la madre de piiiiiiiiiiiiiiiiiiiii»

Al otro lado hay una balsa de agua y me veo ya en el agua.

En el último segundo, freno de no se que forma y me quedo con la bici mirando al cielo, y  jurando en arameo mientras el cabrito
se descojona…

Una vez de nuevo en el camino me entra la risa….uf uffff

Bajamos a Fustiñana y de allí a Cabanillas, junto al Canal, para acabar tomando una cerveza en el Bocal, junto al Roble milenario.

La vuelta a casa es tranquila y por el camino paralelo a la autovía, desde Eroski, llegamos al Tarazonica y de allí a casa.

Una ruta, divertida de unos 65 Kilómetros.

A ver si los Reyes vienen por las Bardenas…

He sido bueno, muy bueno… y por ello he escrito una carta a los Reyes Magos de Oriente, con la esperanza de que caiga… al menos algo.

Y por si acaso, pensando en convencerlos  en persona, decidimos ir por las Bardenas, ya que según creo yo… si vienen de oriente y las Bardenas son el oriente de Murchante…. estos deben venir de… (lo ves? tu mente empieza a pensar igual, verdad?).

El caso es que nadie, que yo conozca, ha subido al Castillo de Peñaflor. Si, bueno, lo vemos desde abajo y sin embargo… que pasa si resulta que dentro de esa torre en ruinas esta el verdadero bastión de los Reyes Magos? EH? lo has pensado??

La cosa es que al contarlo a varios Karrikiris, se organizó una extensa expedición, DI-SI-MU-LA-DA… para poder dar con la guarida de los misteriosos Reyes y de paso… poner «el cazo» si no querían que revelásemos su paradero… (esto es España, oiga…y de cazos…. sabemos un rato…).

La cosa es que en el parque nos encontramos:

Guillermo, Chelu, Germán, Roberto, Sierra y unos prometedores canteranos: Unai, Alejandro.

Sí, también estaba yo, Iñaki.

Emprendemos hacia Tudela, atravesando el pueblo y bajando la cuesta de la cooperativa para hacer el trayecto por el camino que empieza tras e puente de la autopista.

Callejeamos por Tudela hasta el puente del Ebro y allí nos econtramos con Bauti y Patxi que nos esperan para completar la compañía del anillo el grupo.

Por los sotos del Ebro y hasta la recta de Arguedas, avanzamos tranquilamente, hasta que tomado el  camino paralelo a la recta de Arguedas, el viento sopla y nos ataca «de cuchillo».

Pasado ese pequeño trance,  enlazamos con la carretera para entrar en la población, y pedaleamos por sus calles, para ascender hacia «el Yugo», por la estrecha cuesta de cemento.

Enseguida se forman grupos y poco a poco Bauti y Patxi se nos adelantan a Unai y un servidor que imponemos un ritmo conservador mientras charlamos  entre jadeos.

Detrás, el resto del grupo se fracciona y cada cual sube como más le apetece o puede.

Arriba, hay un autobus… vacío. Alguno casi le retira la palabra a Patxi por la promesa de una legión de…

( se me ha olvidado…y si te quedas con la curiosidad… haber venido… claro…jejeje).

Todo lo que sube, baja y a nosotros, los Karrikiris, tambíen nos afectan las leyes de la física.

Como muestra tenemos que descender, dirección al plano a trote lechonero (lease: sin frenar y con una sonrisa en la cara… que nos lo hemos ganado!!).

Unos kilómetros más adelante, llegados a determinado cruce, giramos a la izquierda para notar el viento de cara.

Bauti y yo vamos hablando delante y para cuando queremos darnos cuenta, un par de compañeros han decidido darse la vuelta.

El resto del grupo, continuamos hcia el embalse del Ferial, un par de kilómetros más, hasta que un amabla paisano en un todo terreno, nos advierte que poco más adelante hay «batida de caza». De lejos divisamos, la parafernalia con los chalecos, y vehículos.

Valorando como valoramos nuestro pellejo… decidimos no adentrarnos en terreno de caza (algunos estamos fuertes; los cazadores  muy probablemente acaban de meterse algúnos lingotazos acaban de almorzar, y no escuestión de que se cobren tan preciada pieza).

Hay que rehacer la ruta a aprtir de dicho punto y decidimos, ir en busca de la guarida de los tres camellos tipos que montan en camello.

Volvemos sobre nuestros pasos para atravesar el cruce y esta vez continuar recto, dejando el Yugo y su sierrra, a nuestra derecha.

Avanzamos por una pista hasta que grito: «Chelu a la izquierda!»

– Por aquí??

-Tira…!!

Vamos «campo a través» sabiendo, más  o menos donde estoy.

Alcanzamos un pinar, y cojo lo que podría llega a ser un sendero… si mucha gente pasa por allí a partir de ahora.

Subimos por aquí,,, equilibrio allí,  arrfffpprrffff.

Menudo cabezazo le he metido a la rama de pino, pensaba que estaba más alta.

Arranco y al fondo escucho la dulce voz de Chelu:

-«»Arrggrrfffff»

Y el mozo queda colgado de la camelback, cual marioneta de trapo…jijiji

Poco después le toca el turno a Bauti, a Guillermo, a Patxi y a Sierra que por poco da, otra de sus, ya características, «vueltas de campana».

Mi sentido arácnido «nosequé» me dice que voy bien, y aunque nunca hemos hecho esa senda, entiendo que la pista que nos lleve a la tapadera de los tres tipos de oriente torre del Castillo de Peñaflor., debería de estar unos metros a nuestra derecha en algún sitio entre nosotros y una loma… pero no la veo…

Me detengo, antes de liarla (a ver si los estoy llevando al fin del mundo…), y en ese momento vemos la pista. Perfecto!!

Ya en el camino, atravesamos varios barrizales y al poco, allí arriba se ven las ruinas del castillo.

Patxi, intenta aleccionar a Guillermo:

-«Esta torre fundada por el rey tal, para proteger y…»

-«Yo pongo la herramienta de derribo…. y todo escombro…»

Patxi, manos en  la cabeza no asimila esta ligera percepción/valoración de la edificación y cabecea con una sonrisa en la boca…jijiji.

Vamos un poco justos de tiempo y por ello, descartamos subir a ver si los reyes están ahí dentro, pero nos detenemos a hacer unas fotos, justo debajo mientras, atentamente aguzamos el oído en busca de pistas sonoras que delaten el sonido de un camello sobrecargado (no se si estos bichos braman, barritan, gorjean o ladran así que si sabes como se llama el «berrido camellíl» me lo haces saber).

Como, no hay constancia alguna de la presencia del séquito real (que sé que están allí… pero no puedo demostrarlo…), reemprendemos el camino por un precioso sendero en el que Guillermo se empeña en hacer (dicho por el propio Guillermo): un apoyo, fronto-lateral forzado (que no caída técnicamente), mientras Chelu se descojona, mirándolo a ver si tiene alguna rama por la cabeza… (pero caída, lo que es caída… no fué… si acaso… un aterrizaje… eso si… totalmente «fronto-lateral».

De ahí salimos a pista y atravesamos los dos barrancos que llevan hacia Castildetierra, no sin tocar más barro y algunas risas.

Saliendo del característica formación bardenera, nos cruzamos con Fermín que, en coche, van de visita familiar.

Ya en la carretera de los militares, nos detenemos un instante, para beber. Continuamos, por cierto lugar del que no me quiero acordar y atravesamos el «camino más pedregoso del mundo», hasta la recta de Arguedas.

Poco después, por los mismos sotos del Ebro que veíamos horas antes, nos acercamos a Tudela y seguidamente a Murchante, tras una divertida ruta de 80 kmts.

Otro magnífico día en compañía de los Karrikiris!!! 🙂

 

Dame pan y …

Por fin un horario decente para poder dormir el domingo.

La ruta es a las 9 a.m.

Hoy componen el  pelotón Karrikiri: Guillermo, Roberto, Marta, Chelu, Bauti, Cesar, Emiliano, Hernando, Saso Jr., Jose, Germán y yo (Iñaki).

Una vez reunidos todos, queda patente que no hay ruta decidida y la gente tampoco está por pegarse la paliz, así que solo queda una idea en el aire:

«Hoy almorzamos».

Alguien nombra «Roscas» y salimos del pueblo en dirección a fitero.

Pocos kilómetros más adelante, giro alternativamente la cabeza, izquierda (Fitero), derecha (Tudela).

Según Marta, lo de Fitero es Mordor (cielo oscuro) y a la derecha, parece que hay buena mañana y mejores perspectivas en lo climatológico.

Finalmente con el almuerzo en la mollera, decidimos dar una vuelta «por ahí» y la gente simplemente pedalea in pensar a donde los llevamos.

Cruzamos la carretera de Corella y nos acercamos a los molinos que hay junto a la Serna.

De allí rodamos bajo el rítmico silbar de las aspas, hasta que giramos para descender por una cuesta en dirección a Alfaro.

Continuamos unestro pedaleo, hacia el aeródromo en la margen contraria  de la autovía, a «la Guardian» y una vez alcanzado el camino que discurre paralelo al tráfico
volvemos a subir para acercarnos a Barcelosa.

Bajamos la pirmera cuesta hasta donde el canal sale de su entierro. Poco más adelante, a la derecha hay una cuesta que por alguna razón, tanto Roberto como yo,
(y cada uno sin saber que el otro pensaba en la misma) queremos llevar al grupo.

Tras algunas caida, atasco y risa, llegamos arriba, ocmporbando que el/los «torpes» (jijiji) están bien.

Desde este punto, tengo pensada el siguiente tramos de recorrido peor no diré nada para evitar… «vetos».

Llegamos a la zona del tiro al arco y sin decir nada, giro a la izquierda.

Llevo 50 metros por el sendero y escucho gritos:

Guillermo:

– «No te pares, tira, tira que aun te van a meter una pedrada por venir por aquí….»

De fondo escucho a Doña Blanca junto a la Gintonica  a cada cual rabiando más…

Llegamos a la cuesta de la potabilizadora y pienso:

-«Si espero a que lleguen… pedrada o veto…»

Así que re emprendo la marcha:

-«Venga, ,venga que ya vienen!!!»

Nos internamos por otro sendero, precioso, con un terraplén a nuestra izquierda desde el que se ve media Mejana y el Ebro.

A decir verdad, meses atrás, ese sendero estaba bastante decente y no era peligroso, pero lo que nos encontramos es un pelín… emocionante.

De cuando en cuando, las antaño grietas, se han convertido en zanjas y donde había un paso que permitía rodar, ahora es un pequeño abismo que tenemos que
atravesar bici al hombro y saltando…

Alguno, quiso estrenar el casco nuevo, DOS VECES SEGUIDAS en cinco metros.

Que si ahora doy una vuelta de campana, que si ahora a ver que tal se cae de esta forma…

Roberto me adelanta y aumentamos el ritmo, hasta que tiene un ataque narcolépsico y decide echarse a dormir sobre unos arbustos…jujuuju

Ya en la carretera que sube desde Tudela a los depósitos de agua, reunimos al grupo.

Quienes  creían qeue se terminaba la diversión, se ven sobre un promontorio y una «cuestecica»….

Algunos bajamos y otros… optan por dar un rodeo…jejeje

Llegamos al polígono por encima de los bomberos y de ahí partimos a dar cuenta del almuerzo.

No es que hayamos hecho una kilometrada (creo que rondaría los 40 kmts al llegar a casa) pero lo hemos pasado bien.

 

GR99 – La ruta del Ebro

-«Vas a necesitar varios tomos para esta crónica!!!…»

Me decían mis compinches durante la ruta.

Y es que el día fué largo, completo y si contase todo… probablemente tuvieran razón.

Pero mis aptitudes de literato no son para el premio planeta, y por tanto no merece la pena dedicar tanto tiempo y esfuerzo, con lo que os tendréis que conformar con este resumen.

Domingo, 6:00 Zulu, Murchante City

No puede ser…. ya suena este maldito cacharro??  codazo al costillar. arrrgggg….

Ella también lo ha escuchado… todas las veces…

Me levanto.

Desayuno con fruición. Vete a saber si la ruta se complica hoy… por si acaso… que me quiten lo… tragao.

7:00 Zulu – Hangar de vuelo Karrikiri (cochera de Jarauta vamos…)

Todo cargado?? Pues arreando… Destino: Logroño.

….

1 hora más tarde estamos descargando las bicis del «Karro Karrikiri» (con muchas «Ks» como el de 8 apellidos vascos…) y miramos a nuestro alrededor.

¿!¿!¿!¿Es que en este «pueblo» no madruga nadie????!?!?

Finalmente un transeúnte «paseaperros» aparece y preguntamos, donde está el Ebro.

8:30 Masai, Ribera Logroñil del Ebro…

Aquí empieza la ruta, esto está perfectamente balizado así que no hay pérdida, decía Sherpa-Guillermo… (cagüen toooooo!!!)

Bueno… a lo que estamos…

Cinco minutos después, tenemos claro que esto de balizar se lleva muy mal en la rioja (de vino saben de pero de poner postes….un carajo…y eso que el «emparrao» lleva unos cuantos…). Nada que sin salir de Logroño y tras dos postes… acabamos preguntando a un paisano…

Resultado: No tiene ni idea…

Otro poste!!! Allí!!!! Venga que ahora sí!!!!

Finalmente salimos de Logroño y nos topamos con «LAS OBRAS».  Una carretera, o algo con muchos carriles, a medio hacer, que demuestra que para hacer… tienen que deshacer otras cosas y parte de lo deshecho son… muy bien: «los postes de balizado». Se lo han cargado toditos todos…

Que si voy que si vuelvo que tira pa´tras aun más…

Oigan que esto se corta!!!!

Una hora después… encontramos un poste dichoso.

Ya está… si es que ha sido un principio complicado pero AHORA SI… AHORA…

Esto se corta y acaba en el río.

Será posible…

Pues por esta carretera…venga dale.

Me pongo primero, Guillermo detrás y seguido Chelu, Jarauta, Sierra y Patxi que cerraba el grupo de hoy…

-«Vamos a recuperar el tiempo en un plis plas , verás como pongo  yo orden aquí…»

Agacho la cabeza y pongo plato… acelero….

acelero…

y acelero….

Y al fondo de la carretera aparece un tipo.

En medio del asfalto…

-«Parece… pero no».

COÑO!!! que lleva un escopetón!!!

Voy frenando.

Es la entrada a la base militar o lo que sea eso… pero el tipo lleva escopetón y ropa de camuflaje.

-«Que buscábamos….»

-«Sí, si… tirad por allí empalmais con esa otra carretera, pasáis el pueblo y volvéis a tomar la GR que a partir de allí ya está la cosa mejor y tal…»

Si la cosa está mejor… pues oye… venga vamos…

Vuelta atrás… sube puente (en obras) cruza dos rotondas, baja y a rodar con la carretera…

Jarauta dice no se que de que lleva 30 euros… de que hablará… Seguimos…

Por fin volvemos a camino…. y se corta

-«Que estaba balizado… que no había problema…. Llevamos dos horas y veo Logroño ahi.. al fondo…»

Junto a nosotros, un río que desemboca en el Ebro, no se puede pasar…

Al otro lado, la verja final del acuartelamiento /»peña del escopetón».

-«Que hacemos??»

Aparece una furgoneta con dos tipos a los que Patxi aborda.

10 minutos mas tarde…

-«O subimos al otro lado de la carretera, ascendemos la loma y bla bla bla…. o cruzamos el río…»

Nos miramos entre nosotros y nos acercamos a la orilla.

Patxi: -«Esto no se puede cruzar, que la corriente se te lleva  y mira que ancho y profundo y… medirá 10 metros de ancho… por lo menos y….»

Chelu: -«Venga calcetines fuera y a cruzar!!!»

Sierra y Jarauta, le miran con media sonrisa pensando que es broma al Tudelano…

Mientras Patxi le mira esperando que se ría y le diga que es una broma, Chelu y yo ya estamos en el agua.

-«ESTA CONGELADA!!! MADRE QUE FRÍA!!!»

La corriente es fuerte y me desplaza la rueda trasera de la bici haciendo que el plato se me clave en el tobillo…

-«»YABABADUUUU!!!!! ME cagüen tooooo…. aisss aissss aissss»

Salgo del agua con los pies insensibles y el tobillo «agujereao» por los dientes del plato…

Miro atrás y Jarauta está en medio del río, junto con Patxi.

Guillermo, el sherpa, se lo está pensando.

Le toca el turno a Sierra  y cuando está a medio río, Guillermo despierta…

-«Si a Carlos le cubre por ahí…a mi me llega al cuello!!!»

Entre risas y fotos terminamos de ponernos los calcetines con los pies helados y esperando que vuelvan a caldearse.

Y ahora… que?

Seguimos….

Montamos en la bici y cien metros más adelante hay un caminico. Unos kilómetros más adelante hay un pueblo

Patxi:

-«Fijaros la torre del campanario, está inclinada en dos ejes porque…»

Guillermo:

-«Eso lo pillo yo y son dos viajes de bañera…»

Salimos del pueblo y poco a poco, parece que enlazamos postes hasta le siguiente pueblo.

Hay que parar y comer algo, a la vez que aprovecho para quedarme de corto (primer día del año totalmente de corto…BIEN!!!).

Salimos del pueblo (no me preguntes su nombre… uno raro…) y avanzamos unos kilómetros a buen ritmo hasta un cruce.

Un camino con cartel de 2prohibido camino privado» otro algo antes, un tercero en cuesta y un cuarto en cuesta bajo un túnel…

Tras probarlos todos… acabamos por el camino prohibido, con la suerte de que un paisano nos confirma que es por ahí… (y los postes?? donde estaban los postes…??).

Unos kilómetros más adelante:

-«El hombre del patrol había dicho que cruzásemoa la vía, pero hay un poste por ese camino en mal estado… hay que seguir los postes no…???»

500 metros después, volvemos sobre nuestros pasos (pedaladas) a cruzar la vía…. si es que, si es queeee….

Continuamos por un camino, en cuya margen derecha se eleva una serie de cortados, desde los que unos buitres nos vigilan. Muy bonito, la verdad.

Poco después, salimos de esa zona y volvemos a acercarnos al Ebro para llegar a otro pueblecillo. De los postes…. ni noticias por carta oiga…

Paramos a un «hombre en C15» : NI IDEA, pero de joven que si era por aquí y por allá para ir a Lodosa y… que igual que estábamos oiga…

Guillermo le pregunta a un Marroquí que conduce con su hijo en un camioncico. Lo único que tiene claro es que por el camino de enfrente… NO.

Conclusión… de los 3 caminos… vamos por el de enfrente… porque es el más lógico…

(A todo esto Patxi está relacionandose con un agricultor local en busca de datos de ruta).

500 metros más adelante, y a la vez que Patxi bracea con gesto de NOoooo, por aquí no es… QUE SE CORTA aquí mismo…. y mientras el Marroquí se nos queda mirando, sin entender un carajo… tenemos que dar la vuelta

(eso si… sin mirar al marroquí que se tiene que estar partiendo la caja…).

Pues entramos al pueblo y preguntamos…

No hacemos más que entrar al pueblo y Chelu  (si fuera apache le llamarían: «Ojo de Águila»), avisa:

-«Mirad!!!! Porahí»»» (la calle más empinada y estrechica de todo el pueblo. que digo… de toda la comarca!!!!

(en una fachada había una placa del 10 cm de largo por 5 de alto con la señal de la ruta… vamos… para miopes…)

Subimos la cuesta y arriba del pueblo se ve una carretera que sube, y sube. Ya verás como es por ahí.

Y efectivamente. Allá que vamos carretera arriba (todo balizado deciá…. todo bali…leches!!!).

Arriba un cartel maravilloso: «Bienvenidos a  Navarra».

Guillermo:

-«A partir de auí ya estará mejor balizado y tal….»

Desde arriba se puede ver el Ebro hasta varios kilómetros de distancia, «el nacimiento/inicio» del canal de Lodosa…

Empezamos a bajar y se me pone la sonrisa en la cara… el camino se estrecha hasta quedar en un minisendero con inclinación importante… Allá que voyyyy!!!

Llego abajo y espero al resto que… (bajada censurada por orden ministerial o parecido…).

Nuevo Testamento (sí que se va a alargar esto, sí…)

Bien, por donde iba..

Ah sí…

Antes de Llegar a Lodosa, nos volvemos a perder gracias al mágnífico balizado de postes Navarros.

Obligamos a un pobre seños enbici que pasea a su hijo, a decirnos por donde continuar y nos olvidamos de los postes…

Conclusión: «CANAL DE LODOSAAAAA» (si quieres ir a Lodosa…. casi que ir al lado del canal verdad.).

Llegamos a Lodosa y ya con la experiencia que da el haber preguntado mas de setecientas veces en un mismo día, Guillermo apresa a una pareja mientras el resto le esperamos

bajo la señal que indica donde va la ruta.

Otro pueblo, y estamos perdidos. Solo ponen postes donde es recto y es imposible perderse. Ahora si, para los cruces no hay presupuesto.

En el puente de entrada, chelu pregunta a un mozo que va en bici.

Resultado:

  • El mozo está perdido
  • El mozo está reventado
  • El mozo es de Calahorra y no sabe in por donde le da el viento
  • El mozo se nos junta.

Seguimos avanzando y de vez en cuando miro para atrás. Allá al fondo se ve al mozo que nos sigue mas mal que bien… y nosotros no podemos aflojar mucho (aunque lo hiciéramos) porque nos vana a dar las mil…

Un porrón de kilómetros después, a una media de 27 km/h (para esperar al mozo…) aparecemos a la entrada de San Adrián. Nos merecemos un descanso. Llevamos 80 Kilómetros y como la ruta continúe así, no te quiero contar.

Una caña / bebida de cola (si quieren publi que nos patrocinen «la Night») después. Montamos en la bici de nuevo.

A un paso Calahorra, vamos cosa de tres kilómetros. Venga chicos que esto está hecho.

20 kilometros después. Estmaos al lado de Calahorra. Por seguir los postes, que aquí si que hay y puestos para ver la ciudad desde todas sus vertientes. No haremos comentarios ni recitaré lo que «Ojo de Águila» iba diciendo por el camino

pero al alcalde de la ciudad le tenían que pitar los oídos SI o SI (culpa tendrá el pobre hombre…).

Por fín, vemos desaparecer poco a poco la estampa de esa población. Nuestro próximo objetivo Alfaro.

Alfaro tiene ruedas. Creedme. No había forma de llegar, pero al fin. Nos plantamos en la población.

Hace un calor de tres apres de narices y nos detenemos junto a unos pinos.

Patxi, atraca grita a un transunte que va por la otra acera con una bolsa de plástico en la mano:

-«Eso que llevas es fruta, ehhh??????»

El hombre espantado solo acierta a cabecear en sentido negativo y aprieta el paso y la mano con la que agarra la bolsa.

Un par de minutos después montamos en las bicis y unos cientos de metros más adelante volvemos a ver al hombre que esconde la bolsa….jijiji

Salimos de Alfaro en dirección a Castejón por una carreterilla que discurre paralela al Ebro hasta el polígono.  Los brazos de algunos, entre los que me incluyo,

están cambiando de color a modo de camaleón, hacia un rojo teja de esos que por la noche no te dejan dormir con el solo roce de la sábana (lo sé, la protección en este tiempo ya es necesaria y tal…).

En castejón atravesamos el polígono en busca de la pista que, cruzando los dominios de «La Sebastiana», nos acercan a la Ebro Química. Nunca pensé que ver esa fábrica me haría tanta ilusión. Y a «Ojo de Águila» ni te cuento!!!.

Poco más tarde despedimos a Patxi para terminar subiendo a Murchante tras 148 kilometros de ruta «balizadísima y sin problemas».

 

P.D: Demostrado. No hay que ser J.R. Tolkien para rellenar un montón de líneas. Eso sí con mucho menos acierto, claro está.

P.D2: Ni falta de ortografía, ni nada, esto ni lo reviso. Se publica tal y como está que estoy frito de la ruta y de la crónica!!!!

P.D3: Pero aun ahí…. no te da vergüenza perder el tiempo con estas cosas?… No tienes amigos??? sal de casa anda… tira!! fuera!!! anda a echar!! fus fus……

 

Crónica: A Carcastillo por la Bardena

Amanece mientras disfruto un desayuno mirando al cielo, con el ansia de saber si hará buen día…

La previsión es «suficientemente» buena. dicen que no lloverá por la mañana, aunque si anuncian viento de fuerza creciente…

La Javierada se acerca y hay que empezar a probar distancias más largas, así que hoy toca ir a Carcastillo, lo que en teoría suponen unos 120 Kmts.

En el parque estamos «los habituales»: Chelu, Guillermo, Roberto, Jarauta, Carlos (Sierra) y un invitado que ha venido de Buñuel para empezar la ruta con nosotros.

Anselmo, que es como se llama nuestro amigo, conoce a varios de nosotros por lo que, con un poco de suerte, esperamos se sienta como en casa.

Por cierto, había otro que también estaba en el parque y era yo (Iñaki).

Dado el kilometraje de la ruta, sabemos que no va a aparecer nadie más así que a las 8:30 en punto cruzamos el pueblo en dirección a Tudela, y atravesamos sus callejuelas
para llegar al puente del Ebro.

Allí nos espera la sección Tudelana, con Diego, Cesar, El cuñado de Cesar (con flamante bici nueva), Patxi y una sorpresa: Inés, mujer de este último y compañera de Spinning,
de Anselmo y un servidor.

Que bonito es ver una cuadrilla, de cierto número, rodando juntos.

Por nuestra ruta habitual, junto a los sotos del Ebro, avanzamos para llegar y atravesar la recta de Arguedas y entrar en las Bardenas por el Barranco de las Limas.

El camino es descarnado, y Chelu, que no le tiene mucho cariño que digamos va jurando en de bote en bote.

Atravesamos el «labrao»  y continuamos por una zona… … hasta que nos acercamos a Castildetierra (la censura hace que no pueda escribirlo todo todo y todo…).

Allí se producen cambios en el grupo.

Por un lado, Cesar, su cuñado y Diego, nos abandonan, pues tienen que estar pronto en casa y a éstos les sustituyen las campeonísimas del club

Marta… y Mery que se va a acordar de no haber salido en bici por una temporadilla… jejeje.

Salimos por la perimetral del polígono de tiro, a un ritmo asequible para todos (de una forma u otra, todos llevábamos el ritmo 🙂 ).

Entre tonterías varias y la leyenda de «Chelu y la pirámide», pasan los kilómetros y algunos, que tenemos buen olfato, ya empezamos a discernir en el ambiente,
el inconfundible aroma del bocata que «se cuece» en Carcastillo…

Anselmo ya es uno más del grupo y hace las veces de «rotabator» como dice él, dándome relevo en algunas funciones de cabeza tractora… (es difícil de explicar…).

Pasamos junto al monumento del pastor y al poco estamos en la carretera.

Entre mi bocadillo y yo solo hay 5 kilómetros, ya no me para ni un tanque!!.

Empezamos a rodar, con una barra de pan en mente, y compruebo que, no solo yo, tengo hambre, pues Chelu y Patxi van dando relevos a troche y moche
apretando dientes …no sea que se termine el pan y se queden sin nada…

En menos que canta un gallo, estamos en el centro del pueblo y en pocos minutos llega el grupo.

Todos damos cuenta de un bocadillo, excepto uno (tripero…) que acaba robando trozos a las pobres «mueticas» que venían desfallecidas…y muertícas de hambre…

Da pereza volver a salir ahí fuera, sabiendo que el viento va cobrando fuerza, viene  en dirección contraria a nosotros y con el sudor frío nos va a costar volver a entrar en calor
pero no queda otro remedio.

Ya en los primeros kilómetros por la carretera, el viento nos pega bien y hay que poner «watios en los pedales» para avanzar.

Pasamos el monumento del pastor y varios kilómetros más allá, a una, le sale «el gremlim» que lleva dentro y empieza a jurar (mira que le dije a su amiga que no le diera de comer después de media noche!!!).

Fulanita, Tomate una glucosa…»

-«Que no!!, que voy bien y patatín…»

Otro porrón de kilómetros más allá y tras haber jurado lo suyo… se toma la glucosa…

5 minutos después…

-«¡Cojones!… Anda que no se me nota, me la tenía que haber tomado antes… ahora voy canela….»

¿Como?    …jijiji

Por fin llegamos de nuevo a la perimetral del polígono y el viento nos da de espalda, con lo que el ritmo es algo mayor y sin esfuerzo
hasta Castildeterra.

Allí Marta y Mery nos abandonan  y el resto continuamos.

Al poco de salir, empezamos a tirar para ganar tiempo y en poco tiempo estamos junto a «los Aguilares» en pos del camino favorito
de Chelu.

Inés, muy valiente, aguanta tirones y envites del personal… más el viento frontal  y pese a llevar cien kilómetros en las piernas, no se queja ni una sola vez…

Alguno me comenta:

-«la chica los tiene bien puestos!!!» (algo en lo que coincido).

Pasamos la carretera de Arguedas y pese que alguno siente flaquear las fuerzas, tampoco escuchamos una queja. Que buenos fichajes
hemos hecho en este club en los últimos meses oye…

Antes de llegar al puente del Ebro, se produce una pequeña estampida que ayuda a soltar adrenalina al sprint .

Llegados a Tudela y con unos 110 kilómetros a cuestas, nos despedimos de nuestros amigos Patxi e Inés, para continuar,el resto,a Murchante.

Anselmo está en forma y llega como un campeón, mientras Chelu, hasta me disputa la «meta volante» de la cooperativa…jejeje

(Este Chelu está como un toro… no te jode tras robarle el bocadillo a alguna…).

Han sido una bonita ruta, que además nos ha permitido rodar con mucha gente y empezar a poner en forma a «alguien» y reírnos un rato
tras los 118 kilómetros que a final de trayecto marca mi cuenta kilómetros.

Gracias a Anselmo e Inés por acompañarnos así como a Mery que es una valiente).

 

 

 

Crónica: Ruta Bardenera

Aun era de noche, cunado miro a través del crista.

Hoy parece que hará buen día. No se mueve un pelo de aire…

Llego al parque (quien? yo Iñaki), tras Guillermo.

Al poco aparecen Chelu, Marta, Robertoy Jarauta. Parece que por mucho que esperemos, el grupo no crecerá así que nos vamos en dirección Tudela.

Cuando estamos a la atura de la casa de cultura, aparece Samuel, al que se le han pegado las sábanas (pero aquí está el mozo al fin que es lo que importa).

La temperatura es buena (a ver… buena para un día de enero a las 8:30 a.m…. tampoco es el caribe…).

Llegamos al puente del Ebro donde nos espera un acatarrado Cesar, Bauti y Diego.

Junto a ellos, Javier Espada, que al no venir sus compañeros, decide acompañarnos (y nosotros encantados, claro que sí).

Rodamos por la cañada, paralelos a la carretera de Ejea, como tantas veces, primero por camino y después por sendero, hasta cruzar el río. al fondo se ve la primera subidica del día.

Subimos tranquilos, hasta que «JondereMan» la lía y saltan los perros a por la liebre. jejeje

Atravesamos Valdecruz y dejamos el camino del Balcón a nestra izquierda, para proseguir hacia la «Nemesia» (a una balsa/abrebadero que hay más arriba).

Envueltos de niebla (aunque menos fría y cerrada que otros días), nos detenemos para dar cuetna de la barrita de turno mientras Diego, hace de «retratista».

en la Nemesia

Continuamos para bajar una de las cuestas más conocidas de la Bardena, «La Madera», donde Samuel y yo nos damos un buen susto en medio de una curva pensando que el terreno que teníamos delante era barro blando (por suerte solo lo parecía).

Ya abajo, entramos en la perimetral del polígono y ponemos rumbo al cuartel de los militares. La pista es eminentemente llana, en buen estado y no requiere de esfuerzo, por lo que la gente se relaja.

Relajación que duró… hasta pasar frente a la puerta del acuartelamiento, donde unos y otros empezamos a tirar y acabamos cual banda de indios tras caravana en el oeste americano (aunque más que gritar, apretábamos los dientes.

En un «pis pas», estamos en Castildetierra, donde realizamos una breve parada.

Una parte del grupo quiere volver hacia casa mientras otros queremos hacer algo más.

Cinco minutos después, Guillermo, Marta, Bauti, Diego y yo, nos despedimos del resto y encaramos pista para alargar la ruta (y a decir verdad disfrutaríamos de algunas partes muy chulas!!).

Salimos de Castildetierra, por la perimetral en dirección al Rayón, si bien a escasos dos kilómetros, donde hay una caseta, nos desviamos a la izquierda y bajamos al barranco.

Está llenico de agua como pocas veces y damos vueltas y revueltas para ver por donde cruzar, hasta que Guillermo, ni corto ni perezoso, se lanza río a través…. y en nada estuvo que cayera de bruces al agua con las dos ruedas cubiertas de barro y agua.

Pero la providencia, le debe tener aprecio y asombrosamente salió al otro lado, con los pies «frescos».

El resto, viendo la experiencia vivida por el «Vice», decidimos cruzar a pié y bici al hombro por un lugar con vegetación.

Seguimos por una pista bien conocida por el grupo que a los lados, tiene formaciones de tierra de lo más curioso.

A nuestra izquierda, el «cabezo de Malafé» cuyo nombre sabemos gracias al GPS de Diego que parece la Wikipedia.

Es un cabezo (eso ya lo he dicho), afilado pero que en su cúspide tiene una piedra ENORME a modo de boina.

Nos toca cruzar de nuevo el río, pero el lugar es mucho más accesible y con menos agua por lo que cruzamos montados y sin miedo a mojarnos.

Normalmente un par de kilómetros más adelante, en un cruce, elegimos el desvío de la izquierda pero hoy he decidido enseñar a mis compañeros una alternativa, divertida, así que pese a las caras de sorpresa nos metemos a la derecha.

Unos cuentos de metros más adelante, grito a Diego:

-«A la izquierda!!»

-«Por aquí?? Yaa?»

-«Si, dale!!»

– «Pero por aquí?? no hay camino!!!»

-«Dale!!!»

Sin pensarlo más, nos metemos y cincuenta metros campo a través, nos dejan en un sendero ancho que hace que la cara de alguna (no digo quien 🙂 ) se relaje un poco.

Aparecemos en un corral de Ovejas y de allí, sin dejar que opinen (ya sabía lo que iba a opinar alguien del siguiente tramo…), me meto al barranco y por abajo, vamos rodando y saltando, entre paisaje sin igual.

Delante una rampa del «nose cuantos» por ciento, que por suerte es corta, así que «arreón y pa`rriba».

Entramos en un sendero estrecho por el que ya hemos circulado alguna vez. Todos lo conocemos pero aun quedan unos ases en la manga y tomo un desvío que no solemos tomar.

Vamos por el borde del cañón. Las formaciones son magníficas y abajo hay momentos en que habrá 15 metros de profundidad.

Circulamos por un sendero estrecho y sinuoso,  mientras comentamos lo bonito de la zona y disfrutamos dando pedales.

Al fondo, el Castillo de Peñaflor, al que finalmente llegamos y rodeamos.

Rodamos por el «Vedado de Eguaras», en sentido ascendente y Diego va delante mía.

Veo como el camino por el que solemos bajar queda a la derecha y Diego no lo ve, (a decir verdad el camino que llevamos parece el más evidente por lo que es normal)  hasta que algo más adelante aquello se va cerrando y comenta:

-«Este no es el camino, no?»

-«No. Hoy vamos a subir por un sendero muy chulo que no visito desde hace años con Guillermo y mi padre»

A decir verdad, no sabía si me acordaría, pero conforme avanzábamos, los recuerdos se transformaban en imágenes  y la ruta se hacía realidad.

Posiblemente sea una de las zonas más espectaculares de las Bardenas (entendiendo el Vedado como Bardena).

El sendero asciende y se cierra, entre carrascas, y arbustos, y vamos ascendiendo hasta que finalmente llegamos al plano. QUE BONITO HA SIDO!!

En el plano, rodamos para bajar por la «cuesta de las mulas». Al fondo, no se ve, pero sabemos que está el Yugo, allá arriba…

Nos tomamos la cuesta del Yugo con mucha filosofía y tranquilidad. Arriba, son las 12:35, así que vamos muy bien de tiempo.

Descendemos en dirección Arguedas y afrontamos la larrrrrrga recta por la ya tradicional pista paralela a la carretera.

Desde este punto, entramos a los sotos del Ebro, y a Tudela.

Nos despedimos de Diego y Bauti, para proseguir a Murchante tras 91 kilómetros de preciosa y amena ruta.

 

 

Crónica: Bardena, fría Bardena…

Tras una fallida campaña «whatsapera» llamando a filas a muchos Karrikisirs frioleros (es una subespecie muy extendida), en el parque aparece Guillermo, Roberto, Marta (que si, de verdad…creedme…), Dani  yo (Iñaki), a ver sino como te lo estoy contando…

Bajamos hacia Tudela con un pasmo del quince.

Marta dice que al salir de casa marcaba 3 bajo cero, pero tras salir del pueblo, creo que hacía aun algo más de frío porque DOLÍA (y no es ningún tipo de expresión figurada).

Si el fin de semana anterior, con la niebla, el frío era como una torta, esta vez no se si es igual o peor…

Antes de que den las 8:45 estamos en el puente del Ebro, donde Diego, Cesar y Patxi (que ya empieza a ser un fijo en el pelotón), nos esperan.

Empezamos a rodar junto al Ebro y minutos después estamos en la recta de Arguedas, desde donde alcanzamos una pista, paralela a la carretera.

A mitad de pista nos vemos inmersos en la niebla (para no perder costumbre). La falta de referencias,  el frío y la longitud de la recta hacen de este tramo, una zona que queremos pasar cuanto antes, en busca del ansiado sol.

Por fin, llegamos a Arguedas punto donde comienza la ascensión a la ermita de la Virgen del Yugo.

Empezamos a ascender tranquilamente y sin forzar, pero cuando llevamos cosa de un kilómetro ascendido, a Cesar se le calienta la mollera y nos pone  mas firmes que una vela, apretando dientes y resoplando cual Miuras en San Fermín…

Ya en el Yugo, reunimos el grupo y proseguimos, ahora en sentido descendente, hacia el plano.

Poco más de dos kilómetros después de bajar del Yugo, llegamos al cruce donde que marca «hacia el embalse del Ferial».

Por animales racionales que digan que somos (al menos algunos…), los instintos primarios fluyen a sus anchas cuando anuncias que a menos de 7 kilómetros toca bocadillo.

El que no podía, de repente anima el ritmo y encima sonríe. El que podía se pòne en cabeza y compruebo con una sonrisa, cómo el marcador desvela un ritmo superior…

Nada más llegar al restaurante del Ferial, dos niños en la tele, se desgañitan la garganta. Ha salido «el gordo» de la lotería.

Vamos, Otro año de salud…

Al poco, el regente del local, saca unos bocadillos que a primera vista parecían la pértiga de Serguéi Bubka   pero
nos esforzamos y damos buena cuenta del elemento, y de un café… y porque alguien dijo de levantarse de allí…

Atravesamos la presa y entramos en el plano, con la vista puesta en el horizonte, donde una fila de árboles indica donde termina y el terreno cae hacia el Vedado de Eguaras.

No pasa mucho tiempo, cunado estamos bajo el Castillo de Peñaflor, en el fondo del Vedado, haciéndonos fotos.

Arrancamos de nuevo y tras una pequeña senda entramos en una pista que nos conduce hacia Castildetierra.

Casi al llegar, hay que atravesar el barranco (con agua). Normalmente, bordeamos el «río» hasta un punto donde se cruza con cierta facilidad pero observamos que una ladera se ha desplomado cortando el sendero, por lo que nos la jugamos atravesándolo por otro punto.

Con el barranco a nuestras espaldas, continuamos hasta la pista que rodea el polígono de tiro y que lleva a la mítica formación bardenera (Castildetierrra).

Son casi las 12 del medio día y en los charcos, que están al sol,  hay bloques de hielo del tamaño de cajas de zapatos… (menos mal que no nos hemos caído al cruzar el barranco!!!!!!).

Atravesamos la carretera del polígono,  y continuamos hacia «los Aguilares», para tomar un pedregoso camino que… han arreglado (ya era hora, la verdad). 

Desde la recta de Arguedas, volvemos a meternos a la pista que nos lleva, junto al Ebro, a Tudela.

En el puente del Ebro, algunos de nuestros compañeros se despiden, mientras el resto de la manada, atravesamos Tudela por el Muro y la plaza de los fueros (somos unos cotillas, la verdad), mientras Marta sufre de no poder salir en la procesión y tocar las campanas (vamos, salir en bici y estar en una terraza, «cuchufleteando» con la amiga «Poppins»).

Unos minutos después estamos en Murchante, tras 85 kilómetros de bonita y fría ruta.

El fin de semana que viene, toca ruta, nueva y que promete… (QUE GANAS TENGO!!!)

P.D: Feliz Navidad y Gracias a tod@s los que nos seguís semana a semana en este blog Karrikiri

Crónica: Sancho Abarca

La verdad es que aun no tengo clara la razón por la cual, este fin de semana no se reflejaba en el calendario KarrikiriBTT con la correspondiente ruta. Posiblemente cuando lo hicimos pensamos que serían Carnavales en vez del anterior?

El viernes charlando entre unos y otros,a alguien se le ocurre una posible ruta:

-«Y si vamos a Sancho Abarca?»

Casualidad la semana anterior, «alguien», me había dicho que una vez fué y que nunca más!!!

Así que escribo el e-mail avisando del adelanto de la hora de salida a los socios… y se me trabaron los dedos al poner a donde íbamos (sin MUCHA mala intención..jejeje).

Algo debía de olerse la persona en cuestión… que no acudió a la cita.

Los que si acudieron fueron: Enrique, Guillermo, Marta, Cesar Aguado y yo (Iñaki).

Aunque Cesar se empeñaba en decir que no hacía frío… Enrique y yo íbamos hablando de lo pasmados que estábamos mientras bajábamos a Tudela.

En el puente del Ebro nos esperaba Diego y tras saludarnos, proseguimos nuestro camino.

Pasamos tras la papelera y nos metemos en la cañada para posteriormente cambiar el rumbo. Si inicialmente iríamos paralelos a la carretera de Ejea, pensamos en una nueva ruta que nos permitiese ir más «ligeros» en cuanto al ritmo.

Nos metemos durante unos trescientos metros en la carretera de Cabanillas hasta dar con un camino que circunda el pueblo «por encima del mismo» y que posteriormente nos dejará en Fustiñana.

Vamos hacia Portimayor, ascendiendo durante algunos kilómetros por rampas no muy fuertes. Al fondo, se divisa la plana de la negra.

Hoy tenemos una premisa… llegar a la hora de comer «SI o SI», ya que de ello depende que alguien no nos corte partes
apreciadas de nuestra anatomía…

Al grito de «Venga que no llego!!!, Veeeenga que no llego!!!» avanzamos a un ritmo que dudo podamos mantener el resto de la ruta.

Empezamos la ascensión de una cuesta a la que no tengo especial cariño (la Z que sube a la plana de la negra).

Las primeras rampas que a ojo, tendrán un kilómetro son las más duras y el terreno está rizado por el paso de algún tractor…

Como siempre los escaladores Tudelanos, nos sacan unos metros, mientras el resto ascendemos en bloque.

Una vez arriba, las sensaciones no son malas, y eso que pensaba que tras el tute de los kilómetros anteriores lo pagaríamos en ese punto.

No nos da tiempo ni de ver el paisaje.

-«Venga que no llego a comeeeerrrrrr!!!»

Parece el encierro del 7 de Julio, vamos cual mozo ante las astas del morlaco a todo meter.

Por suerte, algunos conocen la ruta por lo que solo tenemos que preocuparnos de dar pedales y agachar la cabeza.

-«Vengaaaaa que a las dos tengo que estar en casaaaaa» (no se callará….)

Enrique me dice:

-«Menuda media llevamos hoy… y eso que vamos subiendo…»

En plato grande y jugando con los piñones más pequeños, atravesamos toda la plana hasta la zona que sale de las Bardenas. Allí, aprovechando las corrientes de aire ascendentes, hay un grupo de Buitres esperando que alguno no pueda mantener el ritmo.

Al fondo y entre la persistente niebla que nos acompaña toda la mañana, se ve el pié de repetidores de telefonía, lo cual advierte que no queda mucho para Sancho Abarca.

Tan apresurados vamos, que para cuando quiero prepararme para la última rampa… han pedido los cafés y estamos dando cuenta de un MINI almuerzo.

Allí están 3 amigos de Buñuel con quienes charlamos, hasta que se van siguiendo su ruta.

Allí se cumple otro tópico: Termino el útimo el bocadillo y casi tengo que beberme el café como si de un machacado se tratase (mano encima, golpe en la mesa y pa´ dentro).

-«Vengaaaaaaa»

Llevamos ya unos 50 kilómetros y el ritmo ha sido muy alto, por lo que la pregunta es: Aguantaremos así hasta casa? Nos pasará factura cuando pesen los kilómetros?

-«Vengaaaaaa» (ni pensar deja…!!!)

Bajamos del hotel de Sancho Abarca y tras escasos dos kilómetros, nos cruzamos con una cuadrilla de BTTeros del club KEA, lo que nos sorprende, ya que están un tanto lejos de su lugar de origen. Nos saludamos y proseguimos.

La cuesta de Santo Domingo, pero llena de Miuras parece el camino, porque aquí… tonto el último…

No miramos ni pulsómetro ni velocidad,  solo pensamos en no perder rueda y dar el relevo en cuanto toca…

..Hasta que encontramos a los chicos de Buñuel. Reducimos un pelín el paso y ya junto a nuestros amigos, nos acercamos a la «Z», esta vez… en sentido contrario (hacia abajo!!).

Antes de bajar, nos detenemos un instante para que alguno descargue, a lo que  se oye:

-«Venga Vengaaaaa que no llego a la comida!!!!»

Salen disparados mientras yo dejo hacer a la gravedad…

Cuando adelanto a Guillermo a toda velocidad dice que él va a 67 km/h… es mejor estar atento al camino.

Estoy a punto de dar alcance a los primeros cuando veo una mano levantada. Coche!!!!

Uffff, pasamos y ha que volver a frenar en la curva cerrada que viene a continuación…

Seguimos disfrutando de la bajada hasta que termina lo bueno y el terreno vuelve a ponerse horizontal.

El grupo se reúne y aunque vamos charlando… el ritmo es bastante majo.

Bajamos hacia Fustiñana y los chicos de Buñuel deciden acompañarnos ya que tienen poco hasta su pueblo.

Vamos algo más relajados pero aun así, Enrique se me pone al lado:

-«A 32 Km/h, jujuju «

Llegados a Fustiñana, nos despedimos de los tres mozos y atravesamos el pueblo por su centro para salir en dirección a Ribaforada.  Los que hoy hacen de guías parece que han echado algo de Cognac a su café y van decidiendo la ruta conforme cambia el aire (jijiji) a lo cual alguien va ronroneando:

-«Ya verás como al final no llego… ya lo verás…»

En Ribaforada tenemos que esperar a que un superrebaño de ovejas cruce el puente, hasta que nos damos euncta de que el camino que queremos tomar está cortado más adelante. Cambio de rumbo.

Salimos en busca del canal de Lodosa para seguirlo, si bien cuando estamos para entrar, los del carajillo, deciden que es mejor ir al pago de Cirsus (al «Chateau» dijeron), y de allí, junto a las vacas de Arriazu (mira que nos conocen…) encarar hacia el Saso para llegar a la hora prevista.

Atravesado el Saso y llegados a la antígua estación de tren de Murchante, los Tudelanos, se despiden para bajar por el Tarazonica mientras nosotros encaramos hacia el pueblo con un hambre que…

-«VENGAAAAAAAA!!!!!!!!!!»

Finalmente sobre la 13:15 estamos en casa tras 100 kilómetros hechos, en modo rally.

Cuenta la leyenda que, quien metía prisa, llegó a la comida e incluso le dio tiempo de lavar la bici antes de ir a la celebración.

Una ruta que seguro que nos vale como entreno para ir a Javier con las piernas un poco más hechas… o deshechas…jejeje

Crónica: Camino del agua soriano

Seis de la mañana.

Abro un ojo y me aseguro de que realmente es la hora de levantarse y no quedan un par de minutos para remolonear…

Y no, no queda más remedio que levantarme si no quiero llegar tarde.

Hoy no habrá vehículo de apoyo y llevamos los bocadillos y todo lo necesario en las «camelback», así que la llevo, «a estallar».

Como la bici se quedó en casa de Juan Carlos (en el carro), tengo que ir andando a la plaza (con las zapatillas con calas, la camelback y la indumentaria andando por el pueblo, me siento como un buceador paseando por la castellana).

Llego a la plaza donde Fermín ya está esperando, y en un par de minutos aparece toda la tropa.

El autobus llega con el carro de las bicis enganchado a él y montamos, rumbo a Soria.

Descargamos las bicicletas a la entrada de Soria y tras despedir a la conductora, buscamos un bar para tomar un café.

Por suerte a doscientos metros, hay uno y prácticamente nos hacemos los dueños del mismo, y arrinconando a los hombrecicos que de par de mañana estaban desayunando.

Un cortado con su croissant y algún churro después, salimos de la ciudad para empezar con la ruta en dirección a casa.

Bajamos por la carretera y bajo un puente tomamos un desvío que nos mete de lleno en el camino del agua soriano y que será nuestra ruta del día.

Empezamos pasando bajo la carretera y seguido, aun con las piernas frías, toca subir cuesta. Se oyen las primeras menciones al perfil de la ruta:

-«Pero esto no era cuesta abajo?» Pues se ve que no del todo…

La verdad es que tampoco era muy larga y una vez arriba, la pista empieza a descender entre la nacional y un pinar paralelo a ésta, hasta llegar al puente sobre el río Duero.

Primer objetivo del día conseguido.

La ruta consiste en unir en un camino el Duero y el Ebro, por lo que el primer punto está conseguido.

Guiados por Fermín y Enrique con sendos GPSs seguimos por carretera un par de kilómetros hasta que al pasar el siguiente pueblo, nos desviamos a la derecha para volver al camino.

La ruta está totalmente indicada y balizada, con carteles de color granate que facilitan seguirla de la forma correcta.

Vamos rodando a buena velocidad pero sin atropellarnos por un paisaje que mezcla los campos de cultivo en secano, con zonas de sotobosque y carrasca, por caminos en buen estado que se aprecia que han cuidado para promocionar la ruta.

Cruzamos la carretera y pasamos junto a estaciones de tren, abandonadas y maltrechas por el tiempo y el descuido en su mantenimineot una vez la vía cerrada.

Pasamos a una zona rompepiernas de sube y baja contínuos donde el grupo se estira más de la cuenta, por lo que decidimos parar para esperar y que la gente se recupere un poco.

Dos minutos después de la llegada del último, continuamos para cruzarnos, con tractor/excavadora (llevaba pala, eso sí) y seguido con un corzo asustadizo que salía corriendo y quedaba vigilñandonos desde una loma cercana, por si las moscas.

Continuamos varios kilómetros hasta que al pasar junto a un torreon medieval, decidimos detenernos y dar cuenta de los bocatas.

Mención a parte merecen las barritas (de chorizo, no de las energéticas) de alguno o la flauta de otro que hubiera dado para alimentar a una familia entera.

Guillermo ve un tractor y se acerca al hombre que le advierte que ahora nos toca una cuesta… de las buenas.

Recogemos y continuamos en busca de esa cuesta, hasta que llegamos a un pueblo donde pasamos por una fuente… madre que fuente… con motobomba incluida…

A la salida del pueblo, no hay duda de por donde va el camino y nos esperan un apr de kilómetros de subida bastante durillos.

Y no solamente por el desnivel a salvar, sino porque, la sangre no está por la labor de socorrer a las piernas ya que la tenemos concentrada en el estómago.

A base de aprentar dientes pasamos el que, para un servidor será el peor momento del día, mientras pedaleo pensando en el mal momento elegido para almorzar.

Arriba esperamos el resto del grupo que va ascendiendo al ritmo de cada cual.

Mientras esperamos, Roberto y Marta se intercambian la cámara de vídeo y empezamos a descender, por una pista llena de grava que no ofrece mucha seguridad, por loque bajamos bastante despacio.

No hemos descendido mucho, cuando tenemos que volver a subir, mientras se produce otro encuentro con 3 corzos de buen tamaño.

La pista vuelve a bajar y pese a la gravilla, aceleramos un poco y vamos saltando los pequeños troncos que hay cruzados cada cierta distancia en el camino.

En un momento, Oscar que va delante de mi da el alto.

-«Quietooooossss»

Delante nuestra hay unos escalones bastante pronunciados que terminan ahí abajo, e una vía abandonada y que hay que bajar muy despacio o a pié.

Seguimos por una pista que poco a poco se torna en llano cuando dan el alto de nuevo.

Feliciano ha pinchado.

Para cuando queremos parar, hay 4 mecánicos en torno a la bicicleta que al parecer ha pinchado las dos ruedas.

Mientras reparan la avería, el resto nos relajamos echados junto al camino.

-«Mira, mira!!!»

Me dice Roberto.

Giro la cabeza y veo a Feli, inflando la rueda a un ritmo que calculo metería del orden de, 9000 litros de aire por segundo, en la rueda y aun no entiendo como la bomba de inflar no reventó ante semejante test de resistencia.

Que campeón!!!

En un instante estabamos de nuevo en marcha y proseguiamos hacia muro de Agreda, donde lo que parecía una cuestilla, sin mucho desnivel, nos hace tensar de enuvo los músculos.

Salimos del pueblo para continuar cuesta abajo, hasta que Enrique, nos dice que hay que tomar un desvío a la izquierda.

Miro y veo un cuestON.

El grupo se detiene porque el otro GPS dice que la ruta es cuesta abajo y por fin Enrique confiesa:

-«Es que allí arriba, hay un mirador y tal…»

-«Yo no quiero mas cuestas, que menudo día llevamos», dicen por atrás.

En cuanto dicen eso, la sentencia está echada:

-«Arriba!!!»

Subimos hasta cerca de la estratosfera a la cima de un monte donde sacamos algunas fotos y disfrutamos de las vistas, aunque comprobamos que no hay salida y por tanto hay que volver atrás para proseguir con la ruta.

Llegamos a Agreda, donde paramos y reponemos bebida comprada en un supermercado y después de un pequeño ló con llos GPS, salimos por un parque (parque de la dehesa, creo que se llama).

La pista va directa hacia Moncayo y la pista se hace más dura, ascendiendo bastantes metros en poca distancia hasta que gira y tras un par de toboganes, empalma con la carretera que lleva a Aldehuela.

Es en este pueblecillo, donde nos desviamos por un sendero que baja hasta el nacimiento del Queiles donde comemos algo y continuamos 500 metros para tomar café en el bar de Vozmediano.

Volvemos a montar para bajar por una pista bien conocida por nosotros y que discurre junto al río Queiles en dirección a Los Fayos.

Ya en este pueblo, salimos por un camino rodeado por choperas y arbolado de otras clases que lo hace muy bonito.

Tan distraidos vamos que en una curva se produce un choque, sin consecuencias, con un grupo que viene en dirección contraria.

La tropa continúa para pasar bajo la carretera y tener que encarar la uñtima subida de la jornada hasta el cementerio de Tarazona y posteriomente atravesar esta población para terminar en el Tarazonica.

Empezamos suave peor como siempre la cosa se va a celerando y poco despues me veo rodando a toda velocidad, pirmero a 40 Km/h…

La velocidad va a umentando y parece que a 45 km/h se estabiliza, hasta que llegando a Tulebras el grupo da otro acelerón provocado por El Espreso del Tarazonica y rodamos entre 48 y 53 Km/hora.

Llegamos a la estaciónd e Murchante en un plis plas y nos despedimos tras mas de 115 Kilçometros

Ha sido un día muy chulo, con una  ruta que recordaremos gratamente.